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lunes, 31 de mayo de 2021

LA NUEVA FARMACIA LA MORERA

 

1926 Ca - Calle Barcas

Están ustedes invitados a la inauguración de una nueva farmacia, la Farmacia Morera. Un nuevo local por ampliación del afamado y antiguo situado en la confluencia entre las calles Don Juan de Austria y Pintor Sorolla. El nuevo establecimiento se encuentra a pocos pasos del anterior, en el número 13 de la calle de Las Barcas, frente al Banco de España y junto al Teatro Principal.

Con el paso de los años, desde que la prestigiosa farmacia abriera sus puertas en 1865, se ha hecho imprescindible una reforma, optando por la adquisición de un nuevo local para la mejor atención de nuestros clientes que cada vez son más numerosos, a la par que las especialidades que en esta se elaboran, por la gran demanda, en nuestros laboratorios.

Y aquí nos encontramos pues, en este año de 1926, después de sesenta y un años con la firma del apellido Loras, al que esta vez hace el honor de regentar D. Luís Loras lópez, joven con grandes cualidades farmaceúticas.

En agradecimiento a la asistencia el día indicado, se les mostrará debidamente tanto el exterior como las dependencias interiores.

Así pues, como adelanto, puedo citar algunas de sus peculiaridades como un establecimiento moderno, en el que ha puesto todo su empeño en decoración el artista José Carles con el buen gusto que le caracteriza .

Al llegar les esperan dos escaparates en la fachada principal, uno con perfumería selecta, y el otro con las especialidades de nuestro laboratorio. Un tercer escaparate, el que da a la calle Virues, les ofrece los productos de las más prestigiosas marcas con los que trabajamos para nuestras elaboraciones, como son los laboratorios Bayer o Pouleunch.

Tras pasar la entrada se encuentra el despacho para el público, con dos bonitas vitrinas para productos de perfumería de las mejores marcas, la de la derecha, la de la izquierda para productos ortopédicos de lo más novedosos.

Un acceso a la izquierda nos lleva al despacho del farmacéutico. Otra puerta a la derecha, al laboratorio de la elaboración de nuestras especialidades.

Ese día, y durante los tres siguientes, se le obsequiará con un detalle de perfumería como agradecimiento a su asistencia.

Texto de Amparo Zalve Polo

sábado, 29 de mayo de 2021

PAISAJES URBANOS CAMBIADOS: DE HUERTA A ESTACIONAMIENTO DE VEHÍCULOS

Vicente Arnau con su aca La Rubia.-1999.- Esteban Gonzalo

Cuando el 24 de julio de 1999 fotografié a Vicente Arnau Zamorano en un breve descanso en la preparación de la tierra de su campo, ubicado junto a la antigua estación Empalme del Trenet, donde se bifurcan las líneas hacia Bétera y Llíria, y con el solitario Palacio de Congresos en lontananza, no me dijo que le quedaba poco tiempo para cultivarlo. Sin embargo, año y medio después fue pavimentado para transformarlo, principalmente, en el estacionamiento de disuasión de la nueva estación, pegada al sur de la antigua, que fue abierta a la explotación ferroviaria el 12 de marzo del año 2001.


Desde el mismo lugar que en 1999.- 2021.- Esteban Gonzalo

Su construcción, en zona con dos vías, fue adjudicada en septiembre de 1999 para sustituir a la antigua de estructura triangular entre las cuatro vías y cuya utilización para transbordar era muy incómoda para los viajeros desde que elevaron los andenes para que ambas líneas formaran parte del primer enlace metropolitano, inaugurado el 8 de octubre de 1988.

Como el precio que le ofrecieron por la expropiación lo consideró Vicente inadecuado, reclamó, y cuando mejoraron la oferta, y la aceptó, entraron con tal celeridad las máquinas de obras públicas en el campo, ya que le urgía a la empresa constructora terminar el estacionamiento de la nueva estación, que no les dio tiempo a recoger la cosecha de patatas. Propietario al que también le expropiaron, anteriormente y consecutivamente, franjas de su parcela para: el desplazamiento hacia el este de las vías del trenet para acceder al tramo soterrado en 1988, las vías del tranvía inaugurado en 1994, y la Ronda Norte, para la sección abierta a la circulación de vehículos en el año 2007.


Superviviente en la zona.- 2020.- Esteban Gonzalo

Campo ubicado entre Burjassot y València, cuyo linde entre ambos municipios era una   zigzagueante línea en los mapas.

Vicente, quien falleció a los 85 años en octubre del año 2018, y su esposa, Ana María Balaguer Andrés, que ha cumplido 84, tuvieron dos hijas gemelas, Vicenta y Ana, y un hijo, Vicente, quien continua la tradición del cultivo huertano de esa familia de Godella, municipio del área metropolitana de València.

Foto del año 2007 de torrescamara.- 1 - lugar tomas  1999 y 2021; 2 - nueva estación Empalme; 3 - Palacio de Congresos.

Paisaje muy cambiado en el año 2007 según la foto de Torrescámara, ya que además del estacionamiento y sus viales, la restante huerta de la fotografía de 1999 y las de parcelas aledañas está ocupada por la Ronda Norte, el Parque de l’Horta Nord, hoteles junto al Palacio de Congresos (inaugurado en julio de 1998) y edificios al norte de él. Como recuerdo histórico ha quedado una reconstruida casa de recreo donde actualmente tiene su sede una ONG.

Gracias a Vicenta, quien me ha facilitado los interesantes datos familiares para documentar este artículo.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel

jueves, 27 de mayo de 2021

PLAZA DEL AYUNTAMIENTO. CORREOS Y TELÉGRAFOS

 MIRANDO HACIA ARRIBA

 Vista del edificio de Correos recién terminado, ca. 1925. Foto autor desconocido, Remember-València, pg. 1362.

Estamos en la pl. Ayuntamiento ante un edificio de servicio público, Correos y Telégrafos, que se comenzó a construir en 1915 y se acabó en 1922.

Supongo que los jóvenes de hoy quizá considerarán absurdo hacer un edificio para que aloje el servicio de Correos, ¿enviar y repartir cartas, paquetes, giros postales? para qué tenemos los teléfonos móviles, amazón, alíexpress, internet. Por cierto qué es un giro, nos dirán, pero aún sería más complejo que entendiesen lo de Telégrafos, por ese servicio viajaba la comunicación urgente, que gracias a lo rápido que era el servicio, mi padre viajante, cuando le tocaba volver a casa nos enviaba un telegrama indicando la hora de llegada de su tren, normalmente a su recepción teníamos un par de horas o más, según de donde viniera, para ir a esperarle a la Estación del Norte, lo de ir en coche fue años más tarde, como las casi ya desaparecidas cabinas telefónicas. Recuerdo que lo de los “stop” que servían en el texto para separar frases en la tira impresa del telegrama, nos sonaba rarito.

¿Así que no había WatsApps ni tampoco e-mails? No. ¿Y podíamos vivir? Sí, y además estábamos tan contentos con los servicios de Correos y Telégrafos.

 Vista frontal del edificio de Correos. Foto E. Goñi, enero 2019.

La parte superior queda entre dos cúpulas extremas, con una original torre metálica al centro. Sobre la puerta principal de entrada hay cinco figuras femeninas alegóricas bajo un arco. Sobre el arco aparece el escudo real de Alfonso XIII monarca gobernante en aquellos años. No dudéis entrar por las escaleras, una vez dentro del edificio no os olvidéis tras subir unos escalones, esta vez de mármol blanco, pasar a la amplia sala elíptica y volver a mirar hacia arriba, vale la pena ver la amplia vidriera coloreada que nos muestra los escudos de las capitales de provincia españolas. 

Figuras sobre la puerta. Foto E. Goñi, enero 2019.

En esta vista lateral se distinguen además de las cúpulas diversas figuras femeninas aladas, que representan la marina, el ferrocarril, la velocidad, el servicio telegráfico, etc. 

Vista lateral. Foto E. Goñi, febrero 2019.

Esta última vista la dedicamos a la torre, que formaba parte del sistema telegráfico sin hilos, de la que podemos apreciar su escalera de caracol y su terraza, podríamos decir que se asemeja a un templete. Con ella sucede que fue eliminada, hace unos 30 o 40 años, cuando desapareció el sistema telegráfico clásico, ya que formaba parte como antena receptora de su servicio, aunque hace aproximadamente unos diez o quince años aprovechando una remodelación del edificio fue colocada de nuevo, aunque ya no presta ningún servicio, es un magnífico y potente elemento decorativo, que representa el pasado de sí mismo. 

Torre de Correos. Foto E. Goñi, noviembre 2019.

 Texto de  Enrique Goñi Igual.

martes, 25 de mayo de 2021

LA PLAZA CASTELAR, SU NUEVO DISEÑO

 

Archivo Municipal

Cualquier detalle nos es de utilidad para datar una foto, una foto que por cierto nos informa de la situación urbana en el momento en que fue tomada.

El Edificio Barrachina fue inaugurado en el año 1930 y por lo que se observa en la fotografía en cuanto a su estado, bien pudiera ser tomada un año antes, en 1929, cuando igualmente se observan unos quioscos japoneses que serían derribados para la puesta en marcha de la tortada de Goerlich, en unas obras que se iniciarían en 1931.

Vemos también la calle Juan Lorenzo entonces, ya ensanchada, cuyo trazado aún no se había abierto a la calle San Vicente, con su final en la del Arzobispo Mayoral.

El estilo ecléctico del edificio tendría su continuidad en toda la plaza, con alguna pequeña diferencia que no desencajaba del conjunto, hasta que mediados los sesenta, tras el derribo de la Fonda España, se levantaron dos horrorosos edificios para cuya construcción, sin duda alguna, sus arquitectos no tuvieron en cuenta el nuevo aspecto que había imperado en la plaza, sin levantar apenas la mirada al resto de las edificaciones de tres décadas atrás.

Quizá si se hubiesen subido a lo alto de la Equitativa del numeró 26, para contemplar toda la plaza, se hubieran dado cuenta que su propuesta "no tocaba". 

domingo, 23 de mayo de 2021

DESDE LA TORRE CAMPANARIO DE SAN MARTÍN

 

Corría el año 1921, una mañana cualquiera de un día entresemana. Había salido soleada,  y como era verano, el viento de poniente arrastraba su aroma al centro de la ciudad. Acusaba una fuerte luz solar que provenía del mar a temprana hora de la mañana. Era su día libre, y como tantos otros gustaba de visitar puntos de su ciudad, que a pesar de los años siempre descubre algo nuevo.

Esta vez optó por acudir a la Plaza de Santa Catalina, y desde su esquina dar comienzo a su recorrido. La calle San Vicente era muy larga, tanto como que recorría casi los cuatro kilómetros de punta a punta de la ciudad, reconociendo sobre sus pasos la Vía Augusta romana.

Ahora ya no se amontonaba la gente en las puertas de “La Isla de Cuba” como hacía cinco años antes en busca de las últimas novedades. Ese chaflán con la calle de La Paz había cerrado sus puertas. Tan solo hizo falta recorrer un tramo para darse cuenta que si hubiera podido subir a lo más alto de la iglesia del caballito, la de San Martín, quizás pudiera ver muchas mas cosas de las que ya conocía, las que habitualmente conocían los demás.

En cuatro casas estaba allí, frente a las puertas de la iglesia. Al atravesar la recayente a la calle San Vicente tuvo la extraña sensación de retroceder mucho tiempo atrás, y es porque como muchos dicen, la tierra habla. Su imaginación lo llevó a una antigua mezquita donde hacían culto los musulmanes, aunque de pronto su escena se esfumó y tan solo veía una humareda de polvo que también se desvaneció rápido, y se encontró donde ahora estaba.

La puerta a los pies de la iglesia estaba entornada y no se atrevió a buscar a alguien para preguntar si podía subir, por si no podía. Prefirió aventurarse, porque total, quién le iba a ver. Esas escaleras seguro subirían a la parte más alta y se encontraría con alguna campana.

Una costumbre suya con las escaleras era ir contando peldaño a peldaño hasta llegar al último, aunque siempre llegaba exhausto y se descontaba. Había llegado a lo más alto, y pareció por un momento que se encontraba acorralado por cuatro campanas. Buscó el hueco por el que por entremedio de una de ellas pudiera observar la calle San Vicente, y cumplir su cometido.

Hasta donde su vista llegaba, divisaba a la derecha desde los pies de la iglesia esa línea recta que marcaba la calle San Vicente, distinguiéndose por los tejados las casas edificadas por señalados arquitectos. A la izquierda y más adelante se veía la pequeña Plaza de Cajeros que a esa hora ya estaba muy concurrida. Por un momento, y recordando historia de Valencia, la gente caminaba sobre un suelo recubierto de madera para evitar pisar la sangre que fue derramada del cuerpo de San Vicente, al ser arrastrado desde la Plaza de la Reina hasta el muladar que había trescientos metros hacia delante. Sólo quiso recordar historia.

Pasando la Plaza de Cajeros, y cruzando enfrente, en una gran manzana entre las calles San Vicente, Torno de San Gregorio, Gracia, y Garrigues ocupaba uno de los edificios desde hacía seis años, el Teatro Olympia. Todavía recordaba el estreno con la ópera cómica Il Barbieri di Siviglia. Más sombrío era el recuerdo de lo producido ese mismo año en enero, en el que al Gobernador Civil Salvador Muñoz le quisieron matar a la salida del teatro, llegando a recibir su carruaje más de treinta disparos. La suerte que tuvieron él y su esposa de salir ilesos. Dimitió de su cargo.

Mirando a su izquierda una gran cantidad de tejados terminaban dejando ver la Plaza de Emilio Castelar con una gran arboleda, que junto al Ayuntamiento, el que aún estaba sin acabar, la estación del Norte y la gran Plaza de Toros completaban el conjunto.

Satisfecho por lo que ese día había recorrido “a vista de pájaro”, descendió los peldaños, para bajar nunca los contaba, saliendo al exterior. Pero una duda le asaltó repentinamente. ¿Siempre habrían visto lo mismo que él los demás que habían subido a ese campanario? Giró por la siguiente calle, la de La Abadía de San Martín, y esta vez entró por la puerta lateral de la iglesia. En el atrio que forma la entrada había una incipiente escalera de caracol.  Preguntó, y obtuvo respuesta: La escalera de caracol, ahora cegada, que estaba viendo, era el acceso a la anterior torre campanario .

Ya no podría ver lo que desde allí verían otros.

Texto de Amparo Zalve Polo

viernes, 21 de mayo de 2021

JOYAS RUBÍ DESDE 1886


 Fachada en 1953.- Foto Jaime Esparza.- Archivo familiar.

Mario Barrera Fernández gestiona Joyas Rubí, en el número 6 de la calle Músico Peydró, en el barrio del Mercado, en el centro de València.

Empresa familiar para vender joyería y bisutería que inició José Alarcón Zapaté en 1886 en un pequeño bajo del número 7 de la calle Virgen de Gracia, desde 1931 dedicada al Músico Peydró.

Al fundador le sucedió su hijo Manuel Alarcón Cuevas casado con Carmen Brull García, quien se hizo cargo de la tienda al fallecer su marido. Como no tuvieron hijos, en el año 2003 cedió la continuidad comercial a su sobrino Emilio Barrera Brull, quien desde jovencito estuvo trabajando con sus tíos, que también tenían talleres de joyería en las calles Los Leones y Lladró y Mallí. Se jubiló en el año 2018 y le pasó el testigo a su hijo Mario Barrera, quien ya tenía muchos años de especialización en el negocio.

2020 - Carmen Brull, Emilio Barrera y Mario Barrera. Foto Esteban Gonzalo

Larga historia comercial, con taller para composturas y adaptaciones, y dos traslados: el primero a la plaza de la Merced, y el segundo y definitivo, en los años cincuenta, a donde están ahora, en uno de los bajos de un edificio, que dicen perteneció a la Inquisición, y consta en el catastro como regenerado y remodelado en 1870.

2021 - Escaparate - Foto de  Esteban Gonzalo

Los escaparates y catálogos de este establecimiento muestran gran variación de pendientes, colgantes, cadenas, collares, broches, alianzas, sortijas, gargantillas, gemelos, medallas,... realizados artesanalmente con metales nobles, utilizando ahora más plata que oro, con incrustaciones de pedrería.

Más de siglo y cuarto adaptándose, con evidente éxito, a las modas de cada época. Para ello, en el 2018 reformaron su local en la calle Músico Peydró número 6, dándole mucha luminosidad, pero con el acierto de continuar con el antiguo mostrador que está embellecido con pinturas centenarias en la parte recayente a los compradores, quienes entre dos resplandecientes vitrinas llegan hasta allí, donde Mario y su empleada Amparo se encargan de cumplimentar sus ilusiones. Acertada oferta de comercialización.

Fachada desde el 2018.- Foto de  Esteban Gonzalo

Me dice doña Carmen que su marido fue un empresario inquieto, no sólo por sus negocios, sino porque quería que no se perdiera el oficio artesano, para lo cual creó la Escuela de Joyeros de València, de la que fue director hasta su fallecimiento.

2020 - Pinturas centenarias en el mostrador.-  Esteban Gonzalo

Tienen el Premio-Homenaje que la Cámara de Comercio de València entregó a los comercios que tenían cien o más años cuando la entidad llegó a centenaria en 1987.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel

miércoles, 19 de mayo de 2021

EL PERELLONET. SAN PASCUAL

 ERMITAS DE VALÈNCIA

Vista de la ermita de san Pascual. Foto E. Goñi, diciembre 2019.

Ya hemos conocido una ermita, la de la virgen del Carmen, situada en el viejo poblado de El Perellonet, junto a la gola de El Perellonet, pero hay otra ermita en el litoral, más al sur, situada en la calle los Delfines, muy cerca del conocido edificio La Rampa, un poco antes de la gola de El Perelló, donde acaba por el lado del sur el término municipal de València.

A lo largo de la playa del Recatí se ha creado una línea continua de edificios de viviendas para veraneantes que llenan desde una gola a la otra. En la parte más al sur sus habitantes consideraban lejana tanto la ermita del Carmen como la iglesia de El Perelló para acudir a los servicios religiosos. En resumen con la aportación de los veraneantes se compró el terreno y se edificó una ermita, hoy dedicada a san Pascual, en la que su reducido tamaño se ve compensado por la presencia de bancadas al aire libre, dado que el terreno de la ermita es una parcela relativamente amplia. La ermita se inauguró en el verano de 1985, con lo que resulta posiblemente la ermita más reciente de la ciudad. 

Otra vista de la ermita de san Pascual. Foto E. Goñi, diciembre 2019.

Eclesiásticamente la ermita depende de la parroquia de san Pascual Bailón de la vecina localidad de El Perelló.

Además del coche y la bici la opción del autobús línea nº 25 de la EMT es la adecuada para que disfrutemos de un kilométrico paseo por el borde de la Albufera hasta llegar a ella. 

Texto de Enrique Goñi Igual.

lunes, 17 de mayo de 2021

LA CALLE ZARAGOZA HACIA SU DESAPARICIÓN

 

Archivo Municipal

Finalizaba la década de los cuarenta y en su avanzar por los cincuenta, la calle Zaragoza se despellejaba entera. La piqueta, inasequible a la ordenanza municipal, aunque a paso lento, cumplía con su misión demoledora.

La plaza de la Reina, dispuesta a convertirse en la gran antesala ante el Micalet, hambrienta de superficie, iba a dar el estoque final a una de las calles más singulares de la ciudad. Calle que en su orientación curvilínea ante la Seo, bien pudiera haber condicionado a Konrad Rudolf hasta el punto de que su puerta barroca, de cóncavo frontal y en su eje vertical, quedara éste orientado hacia el central de la calle.

La foto nos habla de la ciudad en los primeros años de los cincuenta, con Almacenes las Columnas en orgulloso rótulo, que nos indica la amplitud de su establecimiento, situado en los número 3 y 5, que contrasta con el anterior donde vemos el anuncio de "HIGOS".
  
La gente, de lujosa vestimenta, va y viene en su caminar a la Catedral.

La amplia y nueva plaza de la Reina esperaba su "momento inaugural" que llegaría tras los últimos derribos de 1963, al tiempo que la calle Zaragoza quedaba escondida en el baúl de los recuerdos urbanos del cap i casal.

sábado, 15 de mayo de 2021

CONOCIDO POR SUS SEUDÓNIMOS MÁS QUE POR SU NOMBRE: ENRIQUE PERTEGÁS FERRER

Años 30 - Pertegas en su estudio

Triste es que la mayoría no lo conozcan, cuando fue una de las grandes figuras del segundo tercio del siglo XX. Sí, Enrique Pertegás Ferrer, anónimo para el que miraba sus ilustraciones, pero no para el mundillo artístico cultural con el que se relacionaba, con los que gustaba frecuentar ciertos cafés de la época, como el café Munich.

Como los tantos genios que han existido, habría que decir que con sólo trece años ya fue propuesto como el mejor alumno de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Un niño que fue creciendo con el influjo más que nada de su madre, maestra en la Institución para la Enseñanza de la Mujer, llegando a ser profesora de la escuela de magisterio, con especialidad didáctica en dibujo, embebiendo así la personalidad del hijo.

1932 - Viñetas para el almanaque Fifi

El verdadero enfoque y desarrollo durante su vida fué a partir de los veintiuno. Un joven que formaba parte de la primera asociación impulsora del valencianismo político, “Valencia Nova”, más tarde lo haría también de “Patria Nova” y “Joventut Valencianista”, hasta los años veinte. Hacía casi todas las portadas de las revistas de estas asociaciones.

En poco tiempo ya adquirió la fama suficiente como ilustrador y recibía encargos de carteles taurinos. Al poco, lo fichó la revista El Clarín de los años  veinte. 

Más y más iba dándose a conocer y un rasgo muy característico de él se le hacía notar, el de su inclinación por la figura femenina. Prueba de ello, la decoración del café Suizo. 

Hay que hacerse a la idea: Diez figuras de mujer en sus paredes, una simbolizaba el café, el té, la cerveza, el vermut, el jerez, el chocolate, el cognac, la absenta, el whisky, y el champagne. ¡Cómo para no saber que tomar!

Otro dato curioso fue la ilustración de la portada de la primera edición de la novela Mare Nostrum, de Vicente Blasco Ibáñez (la diosa Anfitrite saliendo de las aguas del mar). A la admiración de las mujeres se le iba mezclando ese toque pillín, provocador, y ciertamente erótico la mayoría de las veces. 

En la primitiva revista El Fallero, las portadas eran relacionadas con mujeres en traje de valenciana, siempre con algún gesto insinuante.

Pero no creamos que abandonó su faceta inicial de pintor. Exponía también óleos ganándose el apodo del “Artista de la desnudez femenina”.

Editores del momento se lo rifaban para hacer sus viñetas y portadas, creando para ellos todo el erotismo que les gustaba, el que gustaba a ciertos sectores, y porqué no, también a la masa popular, aunque no querían ser reconocidos como lectores de ese tipo de revista, no fuera que su esposa le esperara con el rodillo detrás de la puerta; por cierto escena muy repetida en las ilustraciones satíricas. 

El momento de máximo esplendor fue el conocer al editor de la revista La Traca, Vicente Miguel Carceller. Utilizaba el seudónimo “Tramús” para la viñeta más socarrona, y “Sade” para la más refinada y moderna, la de mayor calidad gráfica. Más tarde saldrían las revistas “La Chela” y “La Sombra”. 

Justamente, por ser heraldo del sexo, era el mayor ilustrador de revistas y almanaques de la erótica castellana, como Fifí, Rojo y Verde, El Piropo, o Bésame. En fin, porno de la época.

Llegó el día en el que el editor de La Traca fue torturado para que revelara el nombre verdadero de sus dibujantes; como si nada: le hicieron comerse ejemplares de La Traca, pero nunca los desveló. 

En 1940, Carceller fue fusilado en el campo de tiro de Paterna, junto a uno de sus ilustradores, del que sí que averiguaron el seudónimo. Los ejemplares de la Traca desaparecieron, la gente se fue deshaciendo de ellos por miedo a ser pillados  y correr la misma suerte que el editor.

A partir de la desaparición de Carceller, Pertegás volvió a dibujar para la prensa popular, pero ilustrando tebeos y en este caso firmando como “Henry”

Texto de Amparo Zalve Polo

jueves, 13 de mayo de 2021

EL CENTENARI FORN I PASTISSERIA SANT VICENT FERRER

 1955 - Concha Marqués Zaragozá en la calle Hierba 4 - Archivo familiar 

Los hermanos Ramón, Reme y David Granell Alcayde, gestionan el Forn i Pastissería Sant Vicent Ferrer en la calle Navarro Cabanes nº 35, en el barrio Nou Moles.

1959 - Familiares y amigas con Remedios Alcayde Bosque y Ramón Granell Marqués en calle Hierba 4.- Archivo familiar.

Son la tercera generación de la empresa familiar que crearon en 1919 sus abuelos Ramón Granell Sancho y Concha Marqués Zaragozá, hijos de horneros, en la calle Hierba nº 4, en el barrio de La Seu, y continuaron sus padres, Ramón Granell Marqués y Remedios Alcayde Bosque, con la ayuda de su tía Amparo Granell, que se vieron forzados a tomar la decisión de trasladarse a un lugar que posibilitara mejores ventas por el despoblamiento del centro histórico hacia zonas nuevas de la ciudad. Y lo encontraron en la calle Navarro Cabanes, en el bajo de un edificio construido en 1960 en zona de expansión urbana de València.

1975 - Familiares y Remedio Alcayde Bosque en la puerta de Navarro Cabanes 35 - Archivo familiar

Son muy falleros, tanto, que su padre fue fundador en 1970 de la comisión Luis Lamarca-Velázquez que plantaron sus primeras fallas el año siguiente. Cincuentenario que tanto el año pasado como este no han podido festejar como tenían proyectado a causa de la pandemia del coronavirus.

2021 - Reme Granell Alcayde en Navarro Cabanes 35 - Esteban Gonzalo

Me informa Reme, que cuando reformaron el horno de la calle Hierba, en los años veinte del siglo pasado, encontraron bajo el pavimento cuatro cuadros realizados con azulejos y representando a San Vicente Ferrer, San Cristóbal, San Antonio y San José. Les dijeron que eran de la época de la Inquisición.

En un lateral de la parte del horno donde atienden a los clientes destacan: el citado cuadro de San Vicente, una copia de la obra La Fiesta del Pan de Joaquín Sorolla, y fotos familiares y de las fallas de su demarcación que en el año 2011 consiguieron doblete de primer premio, la grande en 3ªB y la infantil en la sección 6ª.

2021 - Fachada de la calle Navarro Cabanes 35. - Esteban Gonzalo

Horno-Pastelería famoso por la calidad de sus panes, empanadillas, pastissets de boniato, y coca de la abuela.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel

martes, 11 de mayo de 2021

PARTIDA DE VERA. INMACULADA CONCEPCIÓN

 ERMITAS DE VALÈNCIA

Aspecto del conjunto de la ermita de Vera ca. 1950. Foto autor desconocido, Remember-València, pg 1978

Dicen que en el siglo XV comenzó en el Clot de Vera la construcción de la ermita al haberse encontrado en él una imagen, que los Dominicos, entonces señores de esas huertas, dedicaron a la Virgen del Rosario, pero a partir de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, aquella imagen fue denominada de la Inmaculada Concepción de Vera, y oficialmente ese es su nombre, aunque todos la llamemos Ermita de Vera. Dado el número de pobladores de las alquerías y casas de campo de la Partida la ermita llegó a ser parroquia propia hasta que en 1942 pasó a depender de la nueva parroquia de la Inmaculada de Vera de la Malvarrosa y de nuevo fue y es ermita.

El importante volumen de agua que llevaba la acequia de Vera, brazo de la de Mestalla, motivó la creación de un molino, lo que mejoró el camino, que desde Benimaclet llegaba al mar junto a la acequia, pasando por la ermita. Pero todo ese bucólico territorio de huertas y alquerías fue derrotado por la cesión a la Universidad Politécnica de terrenos que formaban gran parte de la Partida de Vera, con lo que hoy apenas queda territorio huertano alrededor de la ermita, ya que las huertas del norte, al otro lado del camino, son del término de Alboraya. 

Vista actual de la ermita. Foto E. Goñi, noviembre 2019.

Para su visita recomendamos la bicicleta tomando el camino de Vera que ahora nace en la rotonda del cruce de la avenida Cataluña y avenida de los Naranjos. El conjunto que forma la aglomeración de alquería, molino, ermita y horno en una unidad aparece como una sucesión de tejados, cúpulas y espadaña poco corriente. El lugar ahora se denomina oficialmente Plaza de la Ermita y Molino de Vera, como nos indica una placa cerámica bajo un bonito reloj de sol, también cerámico.  

Rótulo y reloj de sol. Foto E. Goñi, Noviembre 2019.

El molino fue reparado hace unos veinte años por el Ministerio de Agricultura para convertirlo en Museo de la Agricultura Valenciana. Recomiendo un rato de descanso en uno de los bancos situados en la plaza ante la ermita, y también darle una vuelta al conjunto, vale la pena.


Vista de la espadaña de una campana. Foto E. Goñi, noviembre 2019. 

Vista trasera, 1977. Foto autor desconocido. Remember-València, pg 1262.

 Texto de Enrique Goñi Igual.

domingo, 9 de mayo de 2021

PLAZA DE LA REINA, PEQUEÑA Y TRIANGULAR

 

Archivo Municipal

Años 30 - En la actualidad la plaza de la Reina está sometida a una importante remodelación, que, por cierto, viene con gran retardo.

Su actual perspectiva nada tiene que ver con la que mostraba en los años treinta, muy pequeña entonces, bajo la mirada atenta de la torre de Santa Catalina, que mostraba la hora del día a los paseantes de la calle de la Paz.

Quienes cruzaban la plaza triangular también levantaban su mirada hacia los muchos comercios y tiendas allí instalados en su caminar al mercado.

La foto nos informa de tiendas muy populares, como La Perla del Turia, con sus frutos de la huerta; de Bovi peluquería, de suaves afeitados; de la sombrerería de M. Roca, adonde también acudían los fieles a las gorras y con el siempre popular 0,95 como Precio Único.

Sin embargo, en ocasión de la foto la plaza no está muy concurrida. Se completaba en la acera de enfrente con el sastre Rafael Viana, la siempre famosa de máquinas de coser Singer y el Café El Siglo, esquina a la calle de la Paz.

Y en la calzada, un urbano como y un automóvil como símbolos del progreso, que alternaran su paso con el carro y el tranvía.

La mañana era espléndida.