
Colección Díaz Prósper
1885 - Durante el siglo XIX la provincia de Valencia sufrió hasta seis epidemias de cólera, siendo una de las más importantes la sucedida en 1885. Se atestigua que durante este año y la del anterior, cuyos primeros brotes se dieron en Alicante, unos 30.000 valencianos perdieron la vida.
Fue en la ciudad de Valencia donde el cólera mostró su mayor virulencia, manifestada por la cantidad de muertes que a diario se producían cuya magnitud sobrepasaba la de ciento cincuenta en alguno de ellos. Se cree que la epidemia entró en la ciudad a través de un ferroviario procedente de Játiva, ciudad que sufría la lacra, al igual que otros pueblos de la provincia.
Las autoridades dispusieron de todos los medios para combatir la epidemia recurriendo los servicios del Dr. Ferrán, quien había descubierto la vacuna contra la enfermedad aunque no exenta de cierta polémica, tanto en cuanto había quienes no creían en su eficacia, siendo incluso el Gobierno de la época quien impidió su utilización.
La ciudad fue sitiada por el ejército para impedir la entrada y salida de la población, paralizándose la actividad exportadora. Finalmente la vacuna del Dr. Ferrán fue autorizada y a partir de Septiembre de 1885 la mortandad fue decreciendo hasta extinguirse dando fin a una epidemia que durante dos largos años había hecho acto de presencia en un buen número de poblaciones valencianas.
Tuvieron que pasar muchos años para que al Dr. Ferrán se le reconociera sus méritos, cuando en 1907 la Academia de Ciencias de Paris le otorgó el premio Bréant.
Fue en la ciudad de Valencia donde el cólera mostró su mayor virulencia, manifestada por la cantidad de muertes que a diario se producían cuya magnitud sobrepasaba la de ciento cincuenta en alguno de ellos. Se cree que la epidemia entró en la ciudad a través de un ferroviario procedente de Játiva, ciudad que sufría la lacra, al igual que otros pueblos de la provincia.
Las autoridades dispusieron de todos los medios para combatir la epidemia recurriendo los servicios del Dr. Ferrán, quien había descubierto la vacuna contra la enfermedad aunque no exenta de cierta polémica, tanto en cuanto había quienes no creían en su eficacia, siendo incluso el Gobierno de la época quien impidió su utilización.
La ciudad fue sitiada por el ejército para impedir la entrada y salida de la población, paralizándose la actividad exportadora. Finalmente la vacuna del Dr. Ferrán fue autorizada y a partir de Septiembre de 1885 la mortandad fue decreciendo hasta extinguirse dando fin a una epidemia que durante dos largos años había hecho acto de presencia en un buen número de poblaciones valencianas.
Tuvieron que pasar muchos años para que al Dr. Ferrán se le reconociera sus méritos, cuando en 1907 la Academia de Ciencias de Paris le otorgó el premio Bréant.