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lunes, 29 de febrero de 2016

EL VELOCÍPEDO



Archivo Rafael Solaz (1935)

Los valencianos, ajenos al periodo liberal que se avecinaba, un 6 de junio de 1819 supieron con cierto asombro por la portada del Diario de la Ciudad de Valencia de la presencia del “velocipedo”. Un artefacto, decía el cronista, “que en camino llano aun después de haber llovido, se caminará de 6 a 7 millas por hora, que es la prisa del caballo”.

Así inició su camino un medio de locomoción que con sus transformaciones tecnológicas, primero muy rudimentarias y con los años cada vez más sofisticadas, mutó de forzar su avance sobre el terreno por la acción de los pies de su conductor,  “arañando” el suelo, sentado sobre un artefacto de dos ruedas, al de una bicicleta de muy ligera aleación, “motorizada” por el efecto de un piñón capaz de imprimir gran velocidad, merced a una cadena impulsada por los pedales.

Archivo de F. Pérez Puche

Pero a paso muy lento, ya en la década de los ochenta de aquel siglo, en el Skating Garten “situado en el jardín del Santísimo, entrada junto a la Alameda”, se alquilaban velocípedos por cuatro reales la hora, mientras que en la Exposición Regional de 1883 promovida por la Real Sociedad Económica de Amigos del País se abrían “las vías de nuevos adelantos” con la presencia de “los últimos modelos de vehículos de dos ruedas”.

Según la prensa de la época,  fue en la festividad de la Virgen de los Desamparados cuando un 7 de mayo de 1886 tuvo lugar en Valencia la primera carrera de velocípedos en el paseo central de la Alameda, cuando ya empezaban a ser conocidos como bicicletas, nombre que venía por la patente en 1885 de John Kemp Starley de su modelo conocido como Safety Bicycle que había revolucionado el sector, “dejando atrás todos los modelos conocidos”.

Tuvo que pasar medio siglo para que en 1935 se celebrara la I Vuelta a España. La Alameda, siempre tan unida a la bicicleta, fue final de una etapa de 188 km que se había iniciado en Tortosa. La afición a su deporte alcanzaba ya "velocidad de vértigo", aunque se fuera vestido con pantalón largo, alpargatas de careta y camisa de manga larga como nos muestra el joven satisfecho asido al manillar: eso sí, arremangada.

Bibliografía: F. Pérez Puche "Valencia en bicicleta"

sábado, 27 de febrero de 2016

JOAQUIN SOROLLA I BASTIDA (1863-1923)

Mosaico en su recuerdo en la calle las Mantas

El 27 de febrero de 1863 nace en Valencia, en la calle Nueva —hoy denominada Mantas—, nuestro pintor más universal, Joaquín Sorolla i Bastida. Hijo de Joaquín Sorolla Gascón, natural de un pueblo de Teruel, y de Concepción Bastida Prat, una joven valenciana de 22 años. Su padre, uno más de los numeroso aragoneses que emigró a Valencia en el siglo XIX, tenía una tienda de tejidos en el barrio del Mercat, llamada “Tendeta del sis dits”; una situación familiar muy parecida a la de otro valenciano de gran éxito, D. Vicente Blasco Ibáñez, también hijo de comerciantes aragoneses, quien nació en el mismo barrio cuatro años después.

Un año más tarde nació su hermana Concepción, la familia ya estaba completa. Pero la terrible epidemia de cólera que sufrió Valencia, hizo que Ximet y Concepción quedarán huérfanos a muy corta edad. En 1865, su madre y, tres días después, su padre fallecieron de cólera. Isabel Bastida y su marido, el cerrajero Juan Piqueres Guillén, se hicieron cargo de los pequeños sobrinos, acogiéndolos como sus propios hijos.

Juan Piqueres tenía una forja en el Grao, donde fabricaba herrajes para las embarcaciones y Ximet, desde muy pequeño, acompañaba a su tío para aprender el oficio. Pero el destino hizo que cambiase el futuro del pintor: su entrada en la Escuela Normal de Valencia, marco su vida. Su director, Juan Baltasar Perales, al observar la habilidad del pequeño con el dibujo, recomendó a sus tíos que encauzasen a Ximet hacia las bellas artes, siendo matriculado en las clases nocturnas del reconocido escultor Cayetano Capuz. En pocos años, Joaquín Sorolla i Bastida comenzó a ganar sus primeros premios.

Texto de Mauro Guillén

Fuente: Joaquín Sorolla, viajero de la luz, de Abelardo Muñoz (Ed. Institució Alfons el Magnànim, 1998)

jueves, 25 de febrero de 2016

EN TORNO AL BENICALAP DE 1950-1975 - LOS OFICIOS - I

Archivo de Bernardo Bernardo Cano (1965)

LOS OFICIOS - I 

En 1954 se colocó la cruz sobre la nueva torre campanario de la Iglesia de San Roque cuya plaza ante su fachada principal servía como centro de la vida social y recreativa de la barriada, en especial con motivo de sus populares fiestas a las que asistían las familias, o en ocasión de algún acto dominical que aglutinaba al vecindario. 

Con la lucidez del que sabe que las cosas y hechos que pasaron desaparecen con la memoria, cabe exponer aquello que fue y formó parte en las vidas de quienes con más de 60 años vivieron en este barrio.

“Los oficios” estaban para cubrir las necesidades de una sociedad fundamentalmente agrícola. Carros, animales, aperos, arreglos de casas, necesidades de artículos de hierro… Un largo etc que el olvido ha arrinconado en el baúl del tiempo. Adjunto recuerdos, más bien  añoranzas, que servirán para contemplar cómo fue nuestra vida en la niñez y adolescencia, la mayor de las veces ya tan lejana de nuestra actual vida.

EL CADIRER I El GRANERER

Era gente que venía de fuera del barrio. Generalmente del Horta Sur sobre todo de Torrent. Se les oía con fuerza vocear ¡El cadirer!..., y volvían a repetir ¡El cadirer!… Traía en un gran fajo hojas de enea recogidas y secas que servían para reparar asientos de las sillas de madera. Con un cortador curvado, el remojo de las cintas y la habilidad del artesano, en poco tiempo remataba el trabajo. Cuando se querían hacer los asientos de cordel, el mismo cadirer comenzaba formando la base y creando diferentes dibujos que completaba artísticamente.

Igualmente el "granerer" voceaba ofreciendo sustituir la palma gastada por una nueva que en pocos minutos tendría disponible. Disponía la caña para formar la escoba, repletaba la palma y con un cordel la circunvalaba. Una escoba firme y consistente para usar por un buen tiempo, eficaz y muy barata.


Los colchones en aquel tiempo estaban rellenos de lana. A través del tiempo había que orearlos y estirar sus mechones para que recobraran su textura. Era frecuente, sobre todo en el verano, ver en la entrada de las plantas bajas al Sr. Paco que las vareaba con un artilugio especial que en sus manos obraba maravillas. Después volvía a meter la lana en la tela del colchón, cosía y ribeteaba, y según cuentan y ya con el como nuevo “matalaf”, se dormía “de allí al cel”. Recuerdo que con este trabajo complementaba al de bombero. Era frecuente que cuando el turno lo permitía se hacía un segundo trabajo: el tan recurrido pluriempleo de aquellos años.

EL PERSIANER

El taller estuvo en la calle Plátanos. Juán, el propietario, había evolucionado de vender carbón y petróleo a confeccionar y arreglar persianas. Era un punto de referencia de todo el barrio.

EL LLANTERNER

Regentada por los Hermanos Pastor además de atender la demanda de fontanería, abastecía a los cazadores de cartuchos, perdigones y armas para la caza.

EL BARQUILLER

Un oficio cuyos productos redondos en forma de tubo o de plancha doble, abastecían las paraetas y se ofrecían en pequeñas cestas al público en los cines. En el Boston y Rosaleda, el  chico del bar pasaba en los momentos de descanso de la película entre el público vendiendo barquillos, caramelos, cervezas, Fanta naranja, Fanta limón… Se fabricaban en la Avenida de Burjasot, al lado de la pellería de los Donderis.



Carretera "Barracas de LLuna" - Foto de Eduardo Donderis

En la foto de 1965 vemos con una vista tomada desde la antigua carretera de las "Barracas de Lluna" (actual calle Verbena) el paredón del huerto de "la Retora" (actual calle del Periodista Gil Sumbiela) con el fondo de la Iglesia de San Roque como recuerdo de una foto familiar.

Texto y foto de Eduardo Donderis Folgado

martes, 23 de febrero de 2016

LOS INFANTES DE ESPAÑA, UN DÍA EN LA EXPOSICIÓN

Foto de Barberá Masip - ABC

En junio de 1909 y en especial por la gran atracción de la Exposición Regional, los Infantes de España estuvieron tres días en nuestra ciudad con una agenda plena de actos. Habían llegado a la Estación del Norte el sábado 6 y en su primera jornada centraron su atención los establecimientos benéficos con la asistencia a otros lugares.

Su presentación en el evento que aglutinaba la industria valenciana estaba dispuesta para el domingo y tras la visita a la Catedral con la celebración de la Santa Misa y la contemplación de sus reliquias y capillas y sentir un gran fervor por el Santo Cáliz, SS.AA.RR subieron al Miguelete; después de un pequeño descanso contemplando las campanas, ascendieron a la terraza para disfrutar de sus vistas, en especial de la amplia huerta que desde lo alto se divisaba en aumento de su admiración.

Acto seguido y a las 10 horas, doña María Teresa y Don Fernando atravesaban sobre un landó el arco de entrada de la Exposición, seguidos por los vehículos de las primeras autoridades. Se dirigieron en primera instancia a la futura Fábrica de Tabacos, donde el Sr. Trenor esperaba la comitiva en unas instalaciones que cumplían con la función de "Palacio de la Industria", con numerosos stands situados en las múltiples salas que ocupaban cada uno de sus pisos, su planta baja y la principal.

Fueron cuantiosos los stands que captaron la curiosidad de los infantes de España en los que se reunían acreditados fabricantes de toda la región. Industriales de la cerámica, pasamanería, papel, orfebrería, vestido, sombreros, coches, alfombras, juguetes, electrónica, todo el estamento productivo valenciano, hacía en su conjunto bullir al Palacio. Desde la Institución Internacional Electrotécnica, un "teléfono de alta voz" que saludó respetuosamente a los infantes, repitió la atención a ruegos de doña María Teresa. , 

La Fabril Valenciana hizo una demostración en su manufactura de medias. Sonó la Marcha Real cuando se detuvieron ante un fonógrafo de la casa Arnau y Roig, y fueron obsequiados por el industrial M. Duch, fabricante de objetos de cuero. Cuatro salas las ocupaban los industriales del mueble, destacando las de Albacar,  Vilella, Ferrer y Mir, y Lleó. En la del Sr.  Feliu, estaba un despacho regalado a Alfonso XIII en su reciente visita.

Y entre los diversos pisos y salas con los expositores de saquerías, alfombras, dorados, papel de fumar, sombreros, juguetería, muñecas, orfebrería religiosa y un extenso repertorio de nuestra industria fabril, vieron el aeroplano del Sr. Oliver quien explicó "los fundamentos científicos y funcionamiento del aparato". Y el punto final a la visita lo fue en la planta baja con las magníficas instalaciones de las fábricas de jabones, de licores y harinas, "con lo que se dio por terminada la visita".

Sus Altezas Reales inauguraron un Concurso de Claveles "que de entre todas las flores es la más genuinamente española". Por la tarde, tras presenciar una corrida de toros, a mitad de la prueba, los infantes se presentaron en la Gran Pista, donde se venía celebrando un Concurso Hípico Internacional, con masiva afluencia de público, en esta ocasión debido a que se había acordado felizmente la entrada gratuita. Bastaba con la de la Exposición.

La estancia de los Infantes en Valencia tendría una tercera jornada, la del lunes, en la que volverían a la Exposición Regional para visitar, una vez haber almorzado en el Restaurant Miramar, el Pabellón del Real Patrimonio, el de la Diputación Provincial y el Palacio de Agricultura. Y ya con prisas, pues se aproximaba la hora de la salida del tren para su regreso a la Corte, recorrieron el pabellón de los Trenor, el Palacio de Fomento, la miniatura del Puerto, la Compañía Trasatlántica y el pabellón de la Industria Abaniquera.

Finalmente estuvieron en el Asilo de la Lactancia, al que dedicaron grandes elogios.

domingo, 21 de febrero de 2016

LA FALLA DEL SEMÁFORO DE EUROPA



1990 - Fue parte importante de los festejos para celebrar la eliminación el 26 de junio de 1990 del Semáforo de Europa, denominación dada al paso obligado de la circulación rodada por las avenidas Cardenal Benlloch, Eduardo Boscá y Peris y Valero de Valencia para enlazar los tramos al norte y al sur de la autopista AP-7. Era el único entorpecimiento urbano que encontraba un vehículo procedente de Dinamarca, tras cruzar Alemania y Francia y adentrarse medio millar de kilómetros en España. 

Dicho día por la mañana autoridades y representantes vecinales recorrieron a bordo de autobuses el tramo del by-pass que seguidamente entró en servicio entre el área de peaje de Puçol y el enlace de la penetración oeste, que los vehículos utilizaron para enlazar con la AP-7 hasta que en 1992 concluyeron el tramo hasta los enlaces de Silla.


Presidió la inauguración el Vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, a quien acompañaban el Ministro de Obras Públicas, Javier Sáez Cosculluela, la Alcaldesa de Valencia, Clementina Ródenas, y otras autoridades. La plantaron donde terminó el itinerario de la citada procesión, en la zona de Continuación Paseo de la Alameda cruce con Eduardo Boscá. Supongo que a Caballer le encargaron la cremá.

A partir de las seis de la tarde hubo fiesta infantil en el Jardín del Turia a cargo del Gran Fele y a las 23:15 comenzó un pasacalle, con once bandas de música, desde el cruce de la avda. Blasco Ibáñez con la de Cardenal Benlloch que siguió por Eduardo Boscá hasta el enlace con la prolongación de la Alameda. 


Seguidamente Pirotecnia Vicente Caballer disparó un castillo de fuegos artificiales que dio paso a la crema de la falla, con sátira alusiva a la liberalización de tráfico urbano, que por encargo del Instituto Turístico Valenciano (ITVA) construyó el artista Manuel Martín en veinte días. El monumento efímero constaba básicamente de una grúa arrancando un semáforo de brazo, una escena recordando las protestas de los turistas por el lento paso por Valencia, y otra de un vendedor ambulantes ofreciendo como recuerdo reproducciones a escala reducida  de los semáforos que ya no tendría que sufrir la circulación en tránsito. 

Festejos que culminaron con una verbena hasta altas horas de la madrugada.

Texto y fotos de Esteban Gonzalo Rogel

viernes, 19 de febrero de 2016

LA PASARELA DE CAMPANAR


1922 - La foto corresponde a este año, pero la pasarela había recibido el placet para su entrada en funcionamiento el 17 de febrero de 1911. 

Con su puesta en servicio se acortaba el paso al poblado de Campanar, para quienes se veían obligados a desviarse hacia el puente de San José, desde el Paseo de la Pechina.

Mejora que se debió a la iniciativa del ex concejal D. José Suay para atender a las necesidades de los vecinos de una y otra parte del río, siendo el lugar elegido el de San Pedro Pascual, que así se denominaba por la proximidad de la estatua en homenaje al Santo sobre el pretil del río. Con los años, la pasarela pasó a ser conocida como la "del Patronato" por estar situada justo enfrente a las instalaciones del mismo, asociado a la Juventud Obrera.

Para la recepción de la obra acudió el concejal del distrito de Museo Sr. Marín y los técnicos municipales que dirigieron la prueba de resistencia. Una vez superada quedó abierta al paso público.

Considerada por la prensa como una "obra excelente", su armazón se sostenía por unos recios soportes de hierro sobre el que tablones de madera configuraban el suelo. Un toldo hábilmente construido a  base de cañas aliviaba de los rayos solares a los transeúntes por la pasarela cuyo coste fue 68.375,12 pesetas. De su ejecucion se encargó el constructor D. Ramón Ferrer Galiana quien recibió felicitaciones tanto por parte del público asistente como de la prensa.

miércoles, 17 de febrero de 2016

BLASCO IBAÑEZ LLEGA A VALENCIA


Fuente: Fundación Blasco Ibáñez

1911 - En 1908 Vicente Blasco Ibáñez abandonó la política para iniciar su andadura sudamericana. Volvería a Valencia en 1911 y el 17 de febrero de aquel año fue recibido en la vieja Estación del Norte a donde había llegado a bordo del rápido de Madrid.

Ya a las 20 horas un gran gentío se concentraba en torno a la plaza Castelar que semejaba ser un día festivo. Los andenes, entrevías y demás dependencias de la estación se inundaban de sus más fervientes seguidores. Entre vivas y aplausos, a las 20,37 la locomotora hacía su aparición en la playa de vías, al tiempo que su insistente silbido se mezclaba entre los millares de sombreros, pañuelos y gorras que lo esperaban. El convoy aminoraba su marcha.

Blasco Ibáñez pisó tierra y entre aquel mar de gente que le estrujaba, tras más de 15 minutos de abrazos, consiguió llegar al landó situado ante la puerta de la estación en la plaza del Sagrario de San Francisco, donde le esperaba el alcalde accidental Sr. Valentin, al que también se unió el diputado Felix Azzati, iniciando su trayecto en dirección a la Bajada de San Francisco. Los jardines de la plaza Emilio Castelar, abarrotados de gente,  esperaban su paso, mientras las farolas y el arbolado eran utilizados por los más audaces para contemplar con mejor visión el paso del maestro.

El carruaje continuó hacia la plaza Cajeros y a través de la calle de San Fernando, entre un espectáculo grandioso, alcanzó la plaza del Mercado para continuar por la calle de la Bolsería. En el Tros Alt se reavivaron los vítores y el landó dobló hacia la calle Cuarte para dirigirse a la cercana de Palomar, donde se hallaba el domicilio del editor Sempere, que inundada de gente hasta la calle Murillo hacía imposible el paso del vehículo. Por fin pudieron abrirse paso y ya ante la residencia, Blasco Ibáñez y sus acompañantes, entraron en el domicilio. Finalmente, desde un balcón, el insigne escritor tuvo ocasión de dirigirse al público, agradeciendo la multitudinaria acogida que había disfrutado a lo largo del trayecto.

La foto de Barberá nos muestra el instante de su bajada del ferrocarril.

lunes, 15 de febrero de 2016

ESCUELAS DEL AVE MARÍA EN MARCHALENES


El 7 noviembre de 1912, fue un día de feliz recuerdo, inusitada alegría y satisfacción en el popularísimo barrio de Marchalenes. En tan  señalada fecha tuvo lugar el feliz acto de la inauguración de la Escuelas del Ave María, grupo docente modelo en la época creado a semejanza de los que con tanto acierto fundara el padre Manjón en la ciudad de Granada.

Aquel día la calle principal de Marchalenes  amaneció  engalanada con colgaduras, guirnaldas y gallardetes; frente al nuevo edificio escolar se levantó un monumental arco de bienvenida artísticamente confeccionado con ramas verdes y diversidad de  flores.

Los actos organizados con motivo de la inauguración de la mencionada colonia escolar, estuvieron presididos por monseñor Victoriano Guisasola y Menéndez, arzobispo de Valencia, quien procedió a la bendición de la Colonia Escolar, al que acompañaban  entre otros don Luís Bermejo Vida, alcalde de Valencia, representación del Capitán General, Señora e hija del Gobernador Civil, Concejales del Ayuntamiento de Valencia, canónigos, autoridades civiles y del magisterio, curas de diferentes parroquias circundantes, el barón de Terrateig, la marquesa de San Joaquín y otras personalidades de la vida valenciana de aquellos momentos.

En vista de la densidad de este popular arrabal de "vora riu", el arzobispo de Valencia encargó al sacerdote don Miguel Fenollera la dirección de la construcción de este nuevo centro escolar, levantado sobre un extenso solar donado por la señora Condesa viuda de Rótoba; los terrenos alcanzaban desde la casa abadía de la iglesia parroquial de la Verge del Rosari hasta la misma orilla de la acequia de Algirós (braç de Mestalla), al fondo, la frondosa arboleda y muros del huerto del Real Monasterio de la Zaydia, donde se encontraban enterrados los cuerpos de doña Teresa Gil de Vidaure, tercera mujer de Jaime I, su hijo, y su esposa la princesa Adelfa.

Según la crónica aparecida en el Diario de Valencia, de aquella época, el nuevo Centro Escolar merecía los calificativos siguientes:

“La Escuelas del Ave-María, son la última palabra de esta clase de establecimientos eminentemente populares y prácticos, fundados por el sacerdote don Andrés Manjón. El inaugurado ayer es modelo de ellos. En su patio amplísimo y pintoresco, se encuentra establecida la Colonia Escolar de Nuestra señora del Rosario de Marchalenes. En él se levanta el edificio compuesto por tres partes: dos, a las dos escuelas de la clase de San Victoriano, y un pabellón sostenido por sencillas columnas y dándose de este modo clases al aire libre”. El mencionado rotativo, terminaba su crónica con este más que expresivo párrafo. “La concurrencia salió muy satisfecha de la fiesta, que resultó solemnísima y complacida por haber visto funcionar las escuelas”.



El periódico Las Provincias, insertaba en portada la crónica que comenzaba de la manera siguiente:

“Con inusitada solemnidad se verificó ayer tarde la inauguración de la Colonia escolar de (…) Marchalenes y conocida por la Escuelas del Ave Maria. Muy conocidas son las agrupaciones escolares que fundara en Granada el Padre Manjón, obra eminentemente cristiana y pedagógica, que tuvo resonancia en todas partes, y muy especialmente en Valencia, donde por iniciativa del señor Arzobispo se ve hoy ultimada de modo tan brillante”.

En la actualidad, los terrenos de las Escuelas del Ave Maria, ocuparían las tres cuartas partes del actual complejo parroquial de Santiago Apóstol y colegio del mismo nombre, construidos en la calle Doctor Olóriz después de la trágica riada de octubre de 1957.

Es de justicia el destacar aquellas abnegadas profesoras del Ave María, que finalizada la guerra civil, de manera altruista, después de cumplida su jornada laboral emprendían otra importante labor el dar clase a mujeres adultas, no solo de enseñanza, sino también de costura, además de las "labores propias de las mujeres" como se decía en aquellos ya lejanos tiempos.

No podemos olvidar que durante la mitad de la década de los años cincuenta, en el amplio patio del referido colegio, la parroquia instaló un popular cine de verano con el nombre de “Terraza Olóriz”.

Esto es en síntesis la historia de las escuelas del Ave María (1912-1966), que incluso en plena vorágine y represalias durante la guerra civil, el vecindario siempre mantuvo el nombre de Colegio del Ave María.


(1960)

El actual colegio Santiago Apóstol y la parroquia del mismo nombre se levantaron en el mismo lugar donde anteriormente se encontraba la pequeña iglesia separada por un muro del espacioso recinto donde se encontraba el colegio objeto de este relato. 

El nuevo complejo de Santiago Apóstol con gran boato y solemnidad fue inaugurado el día 5 de marzo de 1966. Tan solemne acto se vio concurridísimo, al cual asistieron las máximas autoridades valencianas. Apadrinó el acto el Regimiento de Caballería Lusitania número ocho, quien marcialmente rindió los honores de ordenanza una compañía de gastadores, uniformados de gala pertenecientes al mismo. 

Texto de Juan B. Viñals Cebríá

Fotos del Archivo de Juan B. Viñals Cebría

sábado, 13 de febrero de 2016

EL ANTIGUO ESTUDI GENERAL


Fuente: Biblioteca Valenciana

Jaime I otorgó al viejo reino el fuero necesario para la “libre enseñanza de todas la ciencias”; sin embargo tuvieron que pasar algunos siglos para la implantación del centro deseado.

No obstante, ejercieron sus funciones las conocidas como Casas de Estudios al amparo del fuero jaimino, instaladas en diversos lugares de la ciudad, siendo motivo de rivalidades entre los maestros, así como enfrentamientos entre los poderes civiles y religiosos.

Fue Vicente Ferrer quien solicitó a los Jurados se pusieran de acuerdo con el Cabildo de la Seu para la redacción de unos estatutos que regularan la enseñanza, al igual que los salarios y el régimen a implantar en el futuro centro docente.

Estatutos que vieron la luz un 5 de enero de 1412 ante el Consejo, siendo aprobados por todas las partes con la crucial participación del dominico. Es así como nace el Estudi General con doce cátedras de Gramática y Arte, quedando suprimidos desde entonces los estudios  particulares.

La llegada al papado del setabense Rodrigo de Borja, como Alejandro VI y a petición del Racional, Síndico y Jurados de la ciudad, de acuerdo con el Cabildo, hizo posible que el Estudi General se erigiera como Universidad, merecimiento que alcanzó con su inauguración oficial un 13 de octubre de 1502 "en la més populosa que ciutat de toda Espanya" una vez ajustados los "capitols u ordinacións pel a fer o crear doctors e bachillers". 

En la postal cursada en 1907 vemos el aspecto de su claustro con amigable tertulia ante el jardincillo a pie de la estatua de Luis Vives.

jueves, 11 de febrero de 2016

FOTÓGRAFOS DE VALENCIA EN BLANCO Y NEGRO. VICENTE PEYDRÓ MARZAL (1888-1955)


1925 Ca - Para todos los valencianos es muy querida la figura del músico Peydró, reconocido compositor de zarzuelas (su éxito más conocido fue Les Barraques, basado en un texto de Eduardo Escalante), al que el Ayuntamiento le rindió homenaje —en el año 1931—, otorgando su nombre a la calle en donde vivía el músico, en aquel momento ya anciano. Pues su hijo Vicente Peydró Marzal, siguiendo la estela artística de su padre, fue un importante fotógrafo que nos ha regalado miles de imágenes de nuestra tierra (la colección fotográfica de Vicente Peydró incluye 5000 negativos, la mayoría de ellos en vidrio, y 2000 fotografías en papel).

Peydró, quien estudio Bellas Artes, es uno de los fotógrafos denominados artísticos o pictoriales (fotógrafos/artistas que añadían a la técnica fotográfica un valor artístico o pictórico, un paso más allá de la simple fotografía). Sus imágenes recogen escenas populares, personajes típicos y paisajes valencianos de su época. 




Vicente Peydró fue un fotógrafo amateur, ya que profesionalmente se dedicaba al comercio. Sus primeras fotos las realizó a los 10 años y fue evolucionando hasta convertirse en un reconocido fotógrafo artístico, alguna de sus fotografías las podemos encontrar en el Museo Reina Sofía de Madrid.


Recibió numerosos premios nacionales durante su trayectoria y fue el fundador, en 1928, de la primera sociedad fotográfica amateur de Valencia: Foto-Club Valencia. Entidad que sigue existiendo en la actualidad —en la calle Mare Petra, 3— donde se celebran exposiciones y se imparten cursos de formación, tal y como así lo quiso el fotógrafo Peydró en el momento de su fundación.

Texto de Mauro Guillén Grech

Fuente: Fotógrafo Peydró. Una mirada personal, de José Ramón Cancer U(Ed. Ayuntamiento de Valencia, 2004).


Fotos: Archivo José Huguet (1920 Subiendo a las torres de Serranos  y 1925 Peixca del Bou)

martes, 9 de febrero de 2016

VALENCIA TUVO SU FERIA DE MUESTRAS


El 10 de mayo de 1917 tuvo lugar la inauguración de la Feria de Muestras, la primera de España y con carácter internacional, ocupando las instalaciones de la Estación del Norte, unos meses antes de que el edificio de Demetrio Ribes entrara en servicio tras el traslado de su antigua ubicación ferroviaria junto a la plaza Castelar.

De la mano de la Unión Gremial se instaló en el vestíbulo de la estación y en el patio del Imperial Colegio de Niños de San Vicente, con un total de 148 expositores en los que estaban presentes las fábricas más representativas de Valencia.

El inaugural tuvo lugar a las 11 de la mañana con la asistencia del prelado, Dr. Salvador y Barrera, el gobernador Sr.  Cortinas, el alcalde Sr. Gurrea, el rector de la Universidad Dr. Pastor, junto a diputados y senadores y presidentes de las sociedades de mayor relieve en la ciudad, así como un gran número de personalidades. Como no podía ser de otra manera, no faltaron ni el Capitán General ni el Gobernador Militar.

Tras la visita a las instalaciones de la Estación del Norte, los invitados se trasladaron al Colegio San Vicente Ferrer, cuyo patio estaba artísticamente decorado, mostrando las banderas gremiales. A su llegada, la banda de música del Regimiento Otumba interpretó la Marcha de Infantes cuando eran recibidos por el director del centro D. Vicente Valero. Las autoridades elogiaron a todos los expositores, con especial relevancia a la labor llevada a cabo por la Unión Gremial, alma de la feria, que con su esfuerzo había alcanzado el éxito deseado.

Vemos la portada de un folleto editado por la Unión Gremial para tan importante ocasión.

domingo, 7 de febrero de 2016

CASA PLANCHADELL, BILLETES CON ANUNCIO




Archivo de Rafael Solaz

1936 - En la foto con un grupo de niños, ellas con lacito, vemos al fondo la tienda de Casa Planchadell de la Avenida de Pablo Iglesias, actual de María Cristina, especializada en artículos de loza y cristal, que también tenía establecimiento en la vecina calle San Fernando, caracterizada entonces por lo económico de sus productos, en unos años que la expresión "barato" era muy utilizada por tiendas y comercios de gran popularidad.

Y entre sus muchas campañas nos llama la atención la realizada en conjunto con la Compañía de Tranvías en un sorteo mensual que se realizaba ante un notario del Ilustre Colegio de Valencia.

Bastaba con conservar un "billete con anuncio", o cuantos más mejor, de los utilizados en el trayecto urbano para poder optar a los muchos premios que ofrecían las diversas tiendas inmersas en la campaña publicitaria:

Muebles Bargues entregaba un recibidor (perchero y dos banquetas tapizadas) al número premiado; Almacenes El Piso un corte de abrigo de seda, mientras que Almacenes Los Gatos, del mismo dueño, ofrecía una mantelería. Ferretería Ruzafa no era menos y su juego de cacerolas de aluminio estaba destinado a la cocina afortunada, junto al complemento ofrecido por Casa Planchadell que consistía en seis vasos de agua, seis de vino, seis de licor y una jarra, en un supuesto lote de cristal, pues no se citaba en el anuncio. Dulces Herrero endulzaba el sorteo con una caja de bombones, y para pasar la tarde el Gran Teatro premiaba con sesenta vales de dos butacas a los, lógicamente, sesenta números que cerraban el sorteo.

Con un "GUARDE LOS BILLETES DEL TRANVÍA CON ANUNCIOS y podrá obtener importantes PREMIOS" terminaba el sorteo, recordando la cita para los meses siguientes.

En aquellos años subir al tranvía tenía su premio.

viernes, 5 de febrero de 2016

LA COMPAÑÍA TRASMEDITERRANEA


Foto: Jesús M. González Lanáquera (1963)


1916.- El puerto de Valencia en su proyección hacia uno de los mejores del Mediterráneo iba encontrando su sitio. En este año habia entrado en servicio el Edificio del Reloj como estación portuaria, al tiempo que quedaba constituida la Compañía Trasmediterránea que, igualmente, lo haría al año siguiente.

De gran importancia para la ciudad, la respuesta de la sociedad valenciana fue inmediata haciendo públicas sus pretensiones tras una reunión que tuvo lugar en el Centro Obrero. 

Fueron convocadas, con la asistencia de sus delegados, las siguientes sociedades y entidades económicas-obreras: Sociedad Económica del Pais, Ateneo Mercantil, Cámara de Comercio, Casas del Pueblo de Valencia y El Grao, Unión Gremial, Dependencia y Unión Mercantil, Lo Rat Penat, Juventud Valencianista, Mutua de Empleados, Agrupación de Comerciantes de la Lonja, Federación Valenciana de Sindicatos Agrícolas, Unión Terrestre, Agentes de Aduanas, Trabajadores El Turno, Dependencia Valentina, Patronos Carreteros y la Sociedad de Braceros de Almacén y Carreteros.

Entre sus reivindicaciones exigían se alcanzara un prestigio al nivel de la Compañía Trasatlántica de Cádiz. También,  que conocidas las pretensiones de la empresa en la construcción de unos astilleros, fuera nuestra ciudad la elegida, así como que se le encomendara las operaciones de reparación, conservación y aprovisionamiento de los buques de la propia entidad. Finalmente acortaron los reunidos iniciar una intensa campaña en favor de los intereses de Valencia y su puerto.

Valencia tuvo sus astilleros pocos años después, en 1924 la Unión Naval de Levante que desarrollaría una gran actividad, en especial, para la propia compañía de tráfico marítimo. Vemos una de sus embarcaciones, el Ciudad de Granada, que al igual que a otros buques, surcó las aguas desde las instalaciones del Grao.

miércoles, 3 de febrero de 2016

EN TORNO AL BENICALAP DE 195O-1975


D. EMILIO NADAL, MAESTRO DE ESCUELA.

Ca. 1955 - La escuela de D. Emilio Nadal estaba ubicada en la calle de la Florista, en el primer piso del almacén de trapos, “Casa el Quinto”, que daba a la misma calle, si bien, la trapería ocupaba un espacio que iba desde la avenida de Burjasot, en la actual Bankia, a la calle de la Florista.

En realidad llegabas al rellano de la planta y habían dos pisos: el de la izquierda era la zona donde se impartían las clases y en el piso de la derecha residía la familia Nadal. 

Recuerdo que el piso carecía de habitaciones. Era un espacio amplio donde habían pupitres y mesas con bancos para los críos de todas las edades. Una mesa colocada en lugar estratégico, en el centro, la buena voz del maestro y una paleta cuyo golpe sonaba a estruendo, junto con la supervisión de la Sra Emilieta, su mujer, imponían el silencio y por descontado, el orden.

Si bien, alguno de los alumnos, más rebelde, si alteraba el orden y el silencio, allí estaba la paleta de D. Emilio para señalarle el camino. La Sra. Emilieta se encargaba de cuidar a los más pequeños, y cuidar la clase cuando D. Emilio por cualquier circunstancia tenía que ausentarse.

La terraza del piso era amplia y aprovechaba como recreo de los alumnos. Los pupitres eran de madera, si bien no era extraño que sobresaliera algún clavo que "esgarrara" algún pantalón que otro. Era el colegio privado ideal para aprender las cuatro reglas, después de que a los niños no se les aceptara en el colegio de las monjas por sobrepasar la edad, evitando una educación mixta. Recuerdo que D. Emilio seguía formándose en la Facultad de Filosofía, cursando al mismo tiempo estudios de piano.

En aquel entonces, los únicos lugares donde se impartía enseñanza eran las Escuelas Públicas, las monjas (Colegio del Carmen) y para cualquier formación en cursos de Bachillerato había que matricularse en  academias de Valencia.

En la foto, acompañando a D. Emilio, aparecen Rafa Mira, Pepe Valls, Antonio Orón, Emiliet: el hijo del maestro, Vicente Benedito, Oscar Jurado, Octavio Molina y Enrique Mañez. 

 Texto de Eduardo Donderis 

lunes, 1 de febrero de 2016

EL RESTAURANT MIRAMAR

Archivo Rafael Solaz

Sobre los manteles del Restaurant Miramar de la playa de Levante en las primeras décadas del siglo XX se reunía lo más selecto de la sociedad valenciana. Lugar predilecto que había ido ganando prestigio en los años finales de la anterior centuria.

Su dueño, D. Juan Clemente, tenía también a su cargo, por arriendo, el servicio de restaurante de Las Arenas, pero era tal su éxito empresarial, que en 1905 renunció a los fogones del Balneario, dedicando todo su esfuerzo y el personal para su acreditado Restaurant Miramar, en el que se celebraban de continuo agasajos y banquetes, a su vez, lugar a todas horas muy concurrido y de asistencia obligada para quienes llegaban de nuestra ciudad, tanto desde el territorio nacional como del extranjero, tal era su fama.

A finales de 1910 llevó a cabo una muy importante "reforma" en el restaurant. Nada menos que poner a disposición de su clientela un servicio de automóvil y a su comodidad, un Fiat. Dice la crónica, "que reúne excepcionales condiciones de comodidad, es capaz para diez asientos y su movimiento se verifica sin trepidación ni molestia alguna". 

Un servicio que se ofrecía gratuito de una a cuatro de la tarde desde la calle Mayor del Grao a la puerta del Restaurant. Fuera de este horario y a un precio convencional, también se podía solicitar el servicio a domicilio. Para el acto inaugural y entrada en servicio del lujoso carruaje-automóvil, Don Juan Clemente obsequió con un almuerzo a la prensa local, cuyos reporteros disfrutaron con las excelencias del jefe de cocina, Saturnino Alepuz, mientras que el comerciante del Grao, Sr. Ayora,  tuvo el detalle de satisfacer a la concurrencia con champaña y dulces.  

Por la imagen de 1911, vemos sus amplias terrazas donde se podía disfrutar de un excelente servicio, en especial en época estival. Pese al lujo del novedoso coche que se había ofrecido,  la tartana cumplía con su misión de siempre:

-¡Al Miramar!