viernes, 31 de enero de 2020

CIRIOS FELIPO

Fachada a la calle Samaniego.- 14-11-2019.- Esteban Gonzalo

Cinco generaciones fabricando velas.

Cirios Felipo es un pequeño comercio ubicado en la calle Navellos nº 14, aunque actualmente se entra por la calle Samaniego, cuyos escaparates permiten ver parte de un interior donde además de cirios hay cálices, patenas, formas, imágenes, rosarios y otros objetos religiosos, incluso agua del río Jordán.

De su extenso catálogo destacan los adornados cirios que suelen llevar, principalmente, falleras mayores, reinas de fiestas y clavariesas.

También velas cortas y gruesas donde ponen dedicatorias para bodas, comuniones, variados eventos y actos familiares.

Saga familiar que comenzó Juan José Felipo Espronceda cuando desde su Teruel natal bajó a Tavernes Blanques, municipio muy cercano a la ciudad de València, y montó en 1912 la Cerería San José, posteriormente Cirios Felipo S.L., y en 1922 inauguró el establecimiento comercial en la capital valenciana al que le faltan dos años para llegar a centenario.

Mari Carmen y Encarnita.- 14-11-2019.- Esteban Gonzalo.

Al fundador le sucedió su hijo Juan José Felipo Soler y a éste el nieto Juan José Felipo Andreu. Después el biznieto Juan José Felipo Martí, quien cedió el testigo a sus hijos Juan José, Mari Carmen y Encarnita Felipo Delgado, siendo las hermanas quienes atienden a los compradores que acuden al establecimiento, aunque son muchos los que por dificultades de estacionamiento hacen los pedidos por otros medios y un repartidor los lleva.


El visitante puede quedar extrañado al ver que el interior del local comercial está más bajo que el nivel de las calzadas de las calles Navellos y Samaniego, pero ello es debido a los sucesivos recrecimientos de la pavimentación.

Comercio emblemático en el barrio de La Seu, en pleno centro histórico del cap i casal.

Texto y fotos de Esteban Gonzalo Rogel

miércoles, 29 de enero de 2020

EL GRAN CONVENTO DE LA ORDEN FRANCISCANA - I PARTE


Mi debilidad por este tema me hace contarlo en varias partes. De todos es sabido que hay ciertos lugares, o incluso costumbres, que producen interés; cierto es, que en mi caso me dejo llevar por la falta de información sacada a la luz sobre el Convento de San francisco, eso parece que favorece mi intriga y busque más sobre ello. Hay algo también que llama a mi interés, la grandiosa arquitectura, la ubicación y el enorme poder mediático urbanístico y militar.

Vayamos al inicio: la leyenda, aunque no lo era, asi lo parece.

Dos frailes misioneros franciscanos, Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato,  inician su viaje a Valencia con el fin de la evangelización. Eso ocurre en 1228. Ya tenían la intuición, más bien decir la seguridad, de que el rey almohade Zey-Abu-Zeyt caería preso del cristianismo, y no pudo llegar más rápido a sus oídos, por lo que antes de vencido, vencedor. Y asi lo hizo. Los capturó, los martirizó y les dió muerte.

Esto ya es inseguro: Lo que cuentan es que fueron ejecutados en un lugar cercano a la antigua plaza de la Figuera.

Como lo queramos llamar, maleficio, profecía, pero cierto que el rey fue destronado y se coronó como último rey de la valencia musulmana al rey Zayyan. No le quedó más remedio al rey destronado que pactar con el conquistador, apoyándole en la conquista de Valencia, cediéndole distintas propiedades y lo que menos le gustó, convertirse al cristianismo. Tuvo que cambiarse incluso el nombre por el de Vicente Belvis. Por cierto, bien valenciano.

El rey Jaime I, reconquistó Valencia, y después de 527 años con dominio musulmán, el Reino volvió a tener un monarca cristiano.

Se encontró con el problema de la cristianización y encontró apoyo con la orden franciscana, que había perdido hacía ya diez años a los frailes citados al principio. Deposita en ellos su confianza y como agradecimiento les regala una parcela de tierra de realengo. Estaba fuera de las murallas y alli edificarían un convento. También unas casas, pero estas ya dentro de la ciudad, muy cerca de la plaza de la Figuera, donde pudieran alojarse hasta que el convento estuviera terminado.

Seguiré contando en la segunda parte.

Texto de Amparo Zalve Polo

lunes, 27 de enero de 2020

FUE CUESTIÓN DE TIEMPO

Archivo Municipal

Hablamos primero de cinco largos años, los que transcurrieron desde aquel 24 de octubre de 1910 cuando el monarca Alfonso XIII, simbólicamente, dio el inicio a los derribos en la zona para el futuro Mercado Central, hasta el 30 de diciembre de 1915, que se corresponde con la colocación de la primera piedra para construir en estilo modernista el más bello mercado en cuya fábrica no se iba a escatimar medios.

Una cuestión fue la lentitud en el día a día tras aquellas dos históricas fechas, y otra el tiempo empleado, con su problemática, para abrir sus puertas a los valencianos, que desde fecha inmemorial iban al mercado, abierto al sol y a las lluvias en la plaza de su nombre, para comprar los productos de la huerta en su proximidad al templo de los Santos Juanes, en una costumbre que venía de antiguo, desde cuando en época musulmana era una mezquita.

Mercado al descubierto, salvaguardado del sol mediante unas lonas individuales que dejaban su encanto, salvo la zona del Mercado Nuevo de 1839 a cuya entrada y a dos aguas, de madera, allí estaba el conocido como "de las flores", mercadillo que vería sus últimos días en la placita de San Sebastián, a donde había sido trasladado para su utilidad.

Archivo Municipal

Trece años desde la primera piedra  fueron los necesarios para su inauguración en 1928 en una fiesta gastronómica a la que asistieron 1400 pobres, para quienes se habían dispuesto 32 paellas y otras viandas.

Ya en 1884 se aceptó para su construcción el proyecto del arquitecto Adolfo Morales, que pasó al olvido.

Cuarenta y tres larguísimos años tuvieron que pasar para que Valencia tuviera su Mercado Central que ya camina hacia su primer centenario como una de las primeras atracciones turísticas de Valencia.

sábado, 25 de enero de 2020

EL RECONDITORIO MOSTRÓ SU SECRETO EL AÑO 2010

Antes de su restauración.- 2008. Susi Mocholi.

El 13 de julio del año 2010 la minicapilla denominada Reconditorio de la Catedral de València mostró, después de larga y paciente limpieza y restauración iniciada en abril del 2008, las pinturas murales de estilo gótico más antiguas de la Comunidad Valenciana y la única muestra de la decoración primitiva (siglos XIII/XIV) que hubo en capillas y bóvedas de la Seo Metropolitana.

Es una pequeña estancia, cuadrada y cubierta con techo de crucería, que construyeron exprofeso para guardar una espina de la corona de Cristo que San Luis, Rey de Francia, le envió en el año 1256 a su consuegro Jaime I por la boda del primogénito francés con Isabel de Aragón.

13-07-2010.- Fresco del Reconditorio - Foto de Esteban Gonzalo.

Pinturas sobre la flagelación y coronación de espinas de Jesús, según el Evangelio de San Mateo, en un hueco sin acceso directo, ya que necesitaban una escalera portátil, y a cinco metros de altura en la antigua sacristía, que quedó oculto cuando rebajaron la altura del techo con una bóveda barroca, y nuevamente accesible cuando ésta se hundió en 1936 tras el incendio de esa parte de la catedral, aunque tuvieron que pasar varios decenios para que le prestaron atención a su importancia pictórica e histórica.

Cámara secreta donde guardaban las joyas y reliquias en tiempos de revueltas y guerras, en la que hubo reuniones de clérigos, y desde la que podían accionar la porta caladissa o levadiza que cerraba la entrada a la sacristía.

Aunque una liviana escalera metálica facilita la llegada a la capilla, seguramente por la estrechez del lugar y que un flujo constante de visitantes deteriorara los frescos, colocaron una pantalla táctil a la entrada de la vieja sacristía para que pudieran conocer el estado de las pinturas antes y después de su restauración, los estudios científicos realizados para ello y el trabajo efectuado por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVACOR).

El Reconditorio y su escalera.- 2010.- Elvira Mocholi. Wordpress.com

Un atractivo más a los muchos que atesora la Catedral Valentina, uno de los monumentos más visitados por los turistas, pero actualmente inaccesible con la sacristía vieja como lugar privado y ni siquiera la pantalla táctil junto a su puerta. 

Como rectificar, si no de sabios si es de consecuentes, espero no tarden en reabrir la mencionada sacristía o por lo menos coloquen junto a la parte exterior de su puerta de entrada la pantalla táctil, ya que es ilógico que después del coste para su restauración, el Reconditorio quede nuevamente como cámara oculta. 

Texto de Esteban Gonzalo Rogel 

jueves, 23 de enero de 2020

LA CRUZ CUBIERTA HACE 100 AÑOS


Cruz Cubierta en calle San Vicente. Postal de época

A partir de una colección de postales, que a la vez eran papeletas del sorteo de un automóvil para el 1 de septiembre de 1921, podemos ver aspectos del entonces ya barrio de Ruzafa, algunos insospechados, como por ejemplo la foto de la Cruz Cubierta situada en la calle de San Vicente Mártir, entonces extramuros. Según los ruzafeños de hace cien años aquello era Ruzafa.

La foto tomada mirando a la ciudad deja ver a la derecha la vía del tranvía eléctrico a Catarroja y Silla bordeando el edículo protector de la Cruz, en la izquierda y aparentemente circulando por su propia izquierda un carro.

La foto actual en este caso está tomada desde la ciudad, mira al exterior y nos permite ver un tráfico más intenso que hace cien años, eso sí regulado por multitud de semáforos. El tranvía ya hace casi sesenta años que no pasa por allí y todo el conjunto monumental fue reparado de los destrozos sufridos tras la guerra civil.


Calle San Vicente, Cruz Cubierta. Foto E. Goñi, 11.02.2019

Texto de Enrique Goñi Igual

martes, 21 de enero de 2020

EL MARTIRIO DEL DIACONO VICENTE


Joven, apuesto y  aristócrata, que ni podía imaginar que en su juventud y siendo diácono de la iglesia católica, iba a ser martirizado de brutal manera; por cierto, el más elevado en grado de la época. Cursaba el año 303 cuando se publicó en Roma el primer edicto imperial en el que se proclamaba al César como único genio divino de Roma. De facto, los cristianos fueron inmediatamente perseguidos. Dos de ellos -el obispo Valero y el diácono Vicente- fueron conducidos desde Zaragoza a Valencia por orden del prefecto Daciano, enviado para dos años a España, quien tenía que “amedrentar a todo el rebaño arremetiendo contra los pastores”.

Marchaban por la Vía Augusta, y ya de noche, antes de atravesar la puerta de la ciudad, se pararon necesitados de descanso en una taberna, el Mesón de Aragón, para pasar la noche. En su patio había una columna y amarraron a los dos presos en ella; actualmente se conserva en la iglesia de Santa Mónica. Ya al amanecer entran en la ciudad y son conducidos a una prisión oscura y sin comida. El diácono bien pronto sabe lo que son las cuerdas, las aspas a modo de cruz que al abrirlas le descoyuntan los huesos, los arañazos con uñas de garfio hasta el punto de desgarrarle las carnes.

La ira de Daciano iba en aumento al ver el aguante de Vicente y la sonrisa con la que lo miraba. Simplemente era fe Divina.

-“Te engañas, hombre cruel, si crees afligirme al destrozar mi cuerpo!. Hay dentro de mi un ser libre y sereno que nadie puede violar. Tú intentas destruir un vaso de arcilla destinado a romperse, pero en vano te esforzarás por tocar lo que está dentro que solo está sujeto a Dios”


Al siguiente día supo lo que eran las quemaduras de un lecho de hierro incandescente, no había martirio mayor, después de haber pisado piedras puntiagudas y pedazos de cerámica punzante. Pero era humano, y como humano tenía que morir aún con la sonrisa en los labios. Enero de 304.

Repentínamente un aroma agradable cubre la estancia, las cadenas que se maniataban rompen, y el lugar se cubre de preciosas flores. 

Al ver esto Daciano ¿estaría conmovido o despechado?. Ordena curar las heridas de Vicente, pero ya es tarde y fallece. Recoge su cuerpo y se arroja a un estercolero donde llega un cuervo que lo defiende de las alimañas -lugar que se instauró la parroquia de San Vicente Mártir, en la actual calle de la Ermita-.

Debía de desaparecer su cuerpo lejos donde se impidiera su veneración y mandó introducirlo en un pellejo para tirarlo al mar atado a una rueda de molino: "la Roda”, pero no se hundió. Apareció el cuerpo en la playa de Cullera. Una mujer cristiana lo vio (Jónica). Y recogido de las aguas del mar lo enterraron en un humilde sepulcro junto a la Vía Augusta. Al tiempo fue trasladado a lo que hoy en día es la parroquia de Cristo Rey, junto al conocido como monasterio de San Vicente de la Roqueta.


Archivo Municipal - Años 40

A partir de entonces se le representa con la imagen de un joven diácono, la palma del triunfo en la mano, la rueda de molino, las aspas a modo de cruz, un cuervo y una parrilla como simulación del lecho incandescente.

La Valencia cristiana entra en la historia con este hecho: el martirio del joven diácono Vicente, que como patrón de la ciudad, su festividad se celebra mañana.

Texto de Amparo Zalve Polo

domingo, 19 de enero de 2020

GENTE DE BENICALAP

  • 1929 - Cinco pero muy jóvenes veinteañeros de Benicalap que para recordar el día ante cualquir celebración acuden entusiastas a la plaza Castelar para posar ante la cámara de Julio Derrey, uno de los más acreditados fotógrafos de Valencia.

Eligieron bien, y las rayas bien marcadas de sus perneras indican que habían cuidado el porte.

Sin embargo, antes de llegar al número 7 de la plaza Castelar debieron pasar por lo que quedaba de la Bajada de San Francisco con sus últimos derribos, más polvorienta que nunca; sin embargo, las punteras de sus zapatos brillan. Julio Derrey sabía su oficio.

Julio, Vicente, Carmelo, Lorenzo y José se encontraban bien, de ceños alegres, eran elegantes.

Chaquetas cruzadas y peinados impecables al calor de una alfombra que perpetúa un instante ambientado con la cortinas que visten el interior de un palaciego salón.

Las pajaritas alatean distinción. La coreografía de los grandes momentos, de exquisito cuidado.

¡Marca de la casa!

viernes, 17 de enero de 2020

ENCUADERNACIONES LLORENS


Cinco generaciones destinadas a vestir libros.

En la calle Caballeros nº 7 está Encuadernaciones Llorens aportándole categoría y prestancia al barrio de la Seu del Centro Histórico de València.

Cinco generaciones en una actividad artesana dedicada a la encuadernación y restauración de libros, decoraciones de cuero en relieve y bajo relieve, libros de oro y lujo, objetos de escritorio, estuches, artículos de regalo…

Saga familiar que inició Bartolomé Llorens Tarrasa en 1882 en la calle Bordadores y posteriormente, por falta de espacio, trasladó la empresa a la definitiva sede de la calle Caballeros.

José Ricardo Llorens ante la cosedora

Le sucedió su hijo Ricardo Llorens Ferrer, quien tuvo inicialmente como continuadores a sus hijos José y Vicente Llorens Cifre. José compró la parte de su hermano y en 1974 comenzó a ayudarle su hijo José Ricardo Llorens Martí, quien dirige desde 1989 la empresa de encuadernaciones. Su padre y él ejercieron como Profesores de Arte y Superior de Diseño hasta que eliminaron los talleres de artesanos.

Tras la sencilla fachada se aprecia un llamativo interior con nutrida librería y la ayuda de máquinas, las antiguas que continúan siendo válidas y las modernas, para sus trabajos artesanos, donde a José Ricardo Llorens le ayuda su empleado José Luis. Actividad, me dicen, que ha disminuido desde que la Administración ha obligado a todas las entidades a presentar los documentos mediante soportes informáticos.

 José Ricardo Llorens rodeado de libros con selecta encuadernación.

Es uno de los artesanos por cuya supervivencia, dándoles facilidades, deberían estar muy implicadas nuestras autoridades para evitar que el centro histórico pierda su prestancia, con variedad artesana y comercial, y se convierta en un conjunto de locales para venta de recuerdos y restauración.

Texto y fotos de Esteban Gonzalo Rogel 

miércoles, 15 de enero de 2020

ESTAMPAS RURALES DE RUZAFA HACE 100 AÑOS


Barraca. Postal de época.

A partir de una colección de postales, que a la vez eran papeletas del sorteo de un automóvil para el 1 de septiembre de 1921, podemos ver aspectos del entonces ya barrio de Ruzafa.

Aquí reproducimos tres postales en las que se puede apreciar como hace un siglo ya eran aspectos típicos huertanos: la barraca, la plantación de arroz y los paseos en barca por la Albufera. Posiblemente hoy no tenemos nada que envidiar a nuestros antepasados de hace 100 años, casi tenemos las mismas ideas sobre lo que era típico de Ruzafa y por tanto de València, aunque ahora existan nuevas opciones de tipismo.

Tenemos una par de barracas con sus plantas de tomates, sus cañas, su paja por si la techumbre la necesitaba, sus paisanos sentados y los niños ¿Qué más falta? La paella.

 Paseo en barca por la Albufera. Postal de época.

Dos barcas en la Albufera, tres hombres en una y dos mujeres en la otra y tanto percha la mujer como el hombre, más actual no puede ser.

Imagen autosuficiente, hace cien años todavía se plantaba arroz en zona ruzafeña de la Albufera. Imagen creo que totalmente perdida, pero sugerente.

Plantando arroz. Postal de época.

Texto de Enrique Goñi Igual

lunes, 13 de enero de 2020

LOS JARDINES DEL MARQUÉS DE SAN JUAN


Por 80.000 reales el Barón de Llaurí (Don José Vich ) vendió sus terrenos al Marqués de San Juan, Don Juan Bautista Romero. Era en 1847.

Compra una casa  con huerto vallado y acequia, lindante a los Jardines del Real y rodeada de otras de las mismas características.

Quería que fuera su casa de recreo, y para tal fin transformó el huerto en jardín y la edificación en palacete.

Pero no se conocía con el nombre actual. ¿De dónde viene esta denominación?

A la muerte del marqués, en 1872, lo lega a su esposa; cuando ésta fallece y sin descendencia, pasa a su sobrina casada con Don Joaquín Monforte Parrés.

La casa de dos pisos y terraza era de paso obligado al jardín. Al entrar, nos recibe una escalinata a la izquierda, muy ornamentada con cantidad de medallones y guirnaldas, embellecida con nueve figuras femeninas pintadas, para subir por una escalinata al encuentro con el piso principal en el que un rellano porticado distribuye las estancias y que al mirar hacia arriba se encuentra una bóveda octogonal con bellas pinturas, completando su interior.

Archivo Municipal

Pero al marqués lo que más le gustaba era pasear por el jardín, al que cada mañana, tras salir los primeros rayos de sol, atravesaba la puerta posterior y se adentraba a través de setos de boj que hacían de marco para distintas plantas con flor. Al iniciar su paseo lo primero que le acompañaba, tras pasar un pequeño estanque con nenúfares, eran dos leones que adquirió porque salieron pequeños para colocarlos en la escalinata del Congreso de los Diputados. Tras subir la sencilla escalera, le acompañan después treinta y tres estatuas de mármol blanco.

Archivo Municipal

Gustaba de revisar la huerta que seguía a continuación, para después adentrarse en la zona de bosque donde abundaban las magnolias y los cipreses. Disfrutaba con una pequeña montaña de la que salía una cascada y frente a ella un banco de madera donde se sentaba para descansar con el sonido del agua, y de tantos y tantos pájaros que anidaban en sus árboles; tras él, el gran estanque con forma de flor de nenúfar. El retorno lo hacía por un pasillo con una larga pérgola en la que enraizaban rosales trepadores

Una historia verdadera para un jardín de cuento.

Texto de Amparo Zalve Polo

sábado, 11 de enero de 2020

LAS NEVADAS DE 1946 Y 1960. LA HELADA DE 1956

1960 - Foto Estudio Sanchis 1901.

Aunque haya algunos días de los meses invernales que hace frío en València, inusualmente bajando de cero grados, lo raro es que nieve y cuaje al caer sobre zonas verdes y el pavimento. Pero ocurrió por última vez el 11 de enero de 1960, y la anterior vez el 16 de enero de 1946. Se cumplen sesenta años de la última.

Mientras que la nevada de 1946 sólo la puedo conocer por fotografías y consultando en hemerotecas e internet lo que publicaron los diarios Levante, Las Provincias, Jornada y Hoja del Lunes, de la última tengo la vivencia de la sorpresa casi festiva de los habitantes junto con grandes dificultades para los servicios de tranvías y los pocos de autobuses urbanos, así como para los escasos vehículos a motor que se aventuraban a circular y cuyos limpiaparabrisas no daban abasto para retirar los copos que caían. Y en ambas nevadas la falta de costumbre motivó numerosas visitas a las casas de socorro por caídas y resbalones.

1946 - Foto Estudio Sanchis 1901

Las imágenes de la plaza de la Virgen que acompañan este comentario fueron tomadas por Francisco Sanchis Muñoz desde los balcones del actual Palacio de la Generalidad.

En la más antigua está el edificio del número 4 de la plaza y en la otra como solar para construir el actual inmueble que fue terminado en 1966.

En 1956 no nevó pero hubo tres semanas de sucesivas olas de aire polar y ártico siberiano que convirtieron al mes de febrero en el más gélido del siglo veinte en el cap i casal, donde el termómetro bajó hasta los -7,2º el día 11 de ese mes. 

Vistabella del Maestrazgo con -19º y Castellfort con -17, ambos municipios en la provincia de Castellón, registraron las mínimas de la entonces Región Valenciana.

El frío y su persistencia fueron catastróficas para la agricultura valenciana. De tal manera que la helada del monocultivo de naranjos en la Plana de Castellón incentivó grandemente la expansión de la industria azulejera.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel                              

jueves, 9 de enero de 2020

CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES HACE 100 AÑOS



A partir de una colección de postales, que a la vez eran papeletas del sorteo de un automóvil para el 1 de septiembre de 1921, podemos ver aspectos del entonces ya barrio de Ruzafa.

El único convento de antigua tradición en Ruzafa es el de nuestra Señora de los Ángeles, situado en la calle General Prim, camino que antiguamente llevaba directamente desde Ruzafa hacia Monteolivete por Pedro Aleixandre, del cual apenas queda un resto (calle Canals) embutido en diagonal en la manzana que hay entre Matías Perelló y Luis Santángel.

Con el paso del tiempo el femenino convento ha pasado a ser masculino y ahora lo pueblan los Hermanos Franciscanos si no me engañan los últimos datos consultados. Aunque la iglesia siga bajo la misma advocación de Nª Sra. de los Ángeles.


Vista actual del Convento. Foto E. Goñi, 05.03.2019

Texto de Enrique Goñi Igual

martes, 7 de enero de 2020

LOS ESTILOS DE LA CATEDRAL

Archivo Municipal 

"Este templo fue dedicado en tiempo de la gentilidad a Diana; en el de los godos al Salvador; en el de los moros a su profeta; en el del Cid a San Pedro, y por el invicto conquistador Don Jaime I de Aragón, a María Santísima el 1238".

Tras la Reconquista la Mezquita Mayor fue rapidamente consagrada y dispuesta para la liturgia cristiana; y en menos de treinta años tras la adquisición de solares anexos, en 1262, por decisión del obispo Andrés de Albalat se colocó la primera piedra para su fábrica catedralicia que fue terminada a principios del siglo XIV, con su continuidad en esta centuria ganando en superficie mediante la construcción del aula capitular y la torre exenta del Micalet, al igual que su cimborrio que sería culminado en el siguiente siglo, con la sucesión de nuevos estilos arquitectónicos, de acuerdo con su época, que con el paso del tiempo se han ido impregnando en sus piedras. 

Vemos en su inicio el románico en puerta de la Almoina, luego el gótico en la de los Apóstoles y finalmente el barroco en la de "Los Hierros".

Un incendio en el interior de la Catedral, en 1469,  causó daños en su bóveda y presbiterio. El Cardenal Rodrigo de Borja, obispo de Valencia y más tarde Papa, encargó al lombardo Paolo da San Leocadio y al napolitano Francesco Pagano la restauración de las partes dañadas. De esta forma los prestigiosos maestros trajeron  el esplendor del Renacimiento italiano. Tras nueve años de trabajos, terminaron sus frescos en 1481, con los llamados "ángeles músicos", que más tarde serían ocultados con la implantación del barroco. Mientras que en 1492 fue elevada la Catedral a la categoría de Metropolitana por el papa Inocencio VIII, a petición del cardenal Rodrigo de Borja.

La "obra nova" en la segunda mitad del XVI, daba mayor realce al templo.

Un nuevo estilo hizo su aparición en el siglo XVII cuando debido al humo de las lámparas de aceite todo su esplendor quedó ennegrecido y se procedió a una nueva restauración. En 1674 se encargó este menester a Juan Pérez Castiel, quien trabajando bajo la bóveda y sobre el presbiterio, utilizando la técnica del estuco y usando el oro para su embellecimiento, dio paso a un barroco que ocultó los frescos, que tendrá su mayor representacion con una nueva puerta de suntuosa fachada cuya obra tuvo su inicio en 1703, completándose una catedral con su actual aspecto.

En el año 2004 se inició la restauración del ábside y en la labor de eliminación de una capa de pintura y la  prospección a través de un pequeño orificio del estado en que se encontraba el yeso, se detecta el zureo de palomas alojadas en el interior. Con nuevas técnicas de exploración, como si del interior de un cuerpo humano se tratara, se introduce una cámara que recorre todo el interior y se llega al hallazgo de los ocultos frescos renacentistas, que en el año 2007 volverian a ser restablecidos para su visionado y con gran belleza.  Y ahí siguen.

domingo, 5 de enero de 2020

YA VIENEN LOS REYES. Sueño de un niño de los sesenta y más


El sueño de los niños y no tan niños, porque lo han sido y ¡Quedan tantos recuerdos!

Es como un cuento del “Érase una vez...”

Érase una vez un niño que creía en la magia. Escribió con ayuda su carta y la metió en una boca de león de la calle Correos. Hizo falta que su padre le aupara.

Tenía miedo de que el león cerrara su boca y la mano quedara allí atrapada, pero le podía más el imaginar que los Reyes Magos recibirían la carta con los juguetes que tanto le gustaban, y aunque el año anterior no le habían dejado el coche teledirigido, igual este año se había portado mejor y se lo traían.

Al día siguiente, cinco de enero, acompañado por sus abuelos, acudieron al puerto, pues en Valencia los reyes magos vienen en barco, para eso tenemos mar.

Una barca llena de banderitas de colores y  otras barcas que acompañaban a sus Majestades.

Había un pasillo por el que pasaban los Reyes y toda la comitiva, y veía muchos camiones y furgonetas cerradas, que nunca pudo a llegar a entender como cabían allí tantos juguetes como niños habían.

Debían de darse prisa para llegar a la plaza del Caudillo, porque ellos tenían que llegar hasta allí, para subir en una grúa que los dejaba en el balcón del Ayuntamiento.


Desde allí nos decían a todos los niños que fuéramos buenos y que esta noche llegarían a nuestras casas para dejarnos los juguetes que les habíamos pedido, o ... lo que sus Majestades quieran.

Un poquito de turrón con una copita de mistela de Turís y un puñadito de algarrobas para los camellos y a dormir.

Texto de Amparo Zalve Polo