sábado, 30 de abril de 2022
viernes, 29 de abril de 2022
DE EL REY DE LAS TELAS A COSY ROOMS
Quienes acuden a hospedarse en Cosy Rooms, calle Tapineríanº 13, se encuentran con la sorpresa que la fachada hacia la recepción del establecimiento es de color rojo y con el rótulo “El Rey de las Telas”.
Viajeros que después son acomodados en las habitaciones de las rehabilitadas y reestructuradas viviendas de los dos pisos de un edificio ecléctico, que data de 1890 (según Avance de Catálogo del Centro Histórico de 1981), fue rehabilitado integralmente en el 2013 según el Catastro, y tiene grado de protección 2 en Ciutat Vella. Inmueble con un lateral sin puerta de entrada en el callejón Cobertizo de Santo Tomás.
Fachada donde el blanco de los marcos de las puertas de los balcones, de un espacio intermedio entre ellos, y de los lindes del edificio, contrastan con el resto de las dos plantas, cubierto con azulejos verdes biselados. Asimismo, aportan belleza: la rejería de la parte superior del marco de las puertas de los balcones y sus barandas de hierro, una cenefa con flores estilizadas bajo ellos, y una cabeza de león insertada en el frontón que culmina la edificación.
El Rey de las Telas fue un establecimiento textil que, por lo escuchado, cerró por la paulatina disminución de los atuendos hechos a medida debido al constante aumento de las ventas de los confeccionados, el prêt-à-porter. Tenían otra tienda en el número 10 de la plaza del Mercado Central con el rótulo “El Barato del Mercat”, local actualmente utilizado por una inmobiliaria.
Su dueño en 1959, Gabriel Pérez de la Forge, se publicitaba ofreciendo duros a peseta en las tarjetas de sus establecimientos textiles, dando a entender que sus precios eran muy competitivos.
Entre 1983 y 1990 la Ferretería Gabriel utilizó el bajo como almacén de su establecimiento, que hasta el año 1990 estuvo en el número 10 de la plaza de la Reina (anterior calle Zaragoza nº 9). Tuvieron que marcharse por derribo del edificio para su sustitución por nueva obra conservando la fachada, y se trasladaron a su sucursal en el número 40 de la calle Jesús hasta la liquidación del comercio en marzo del 2010. Me informa José Manuel Gómez, familiar de los dueños que trabajó en la empresa, que la sucursal de la calle Jesús fue continuadora desde los años ochenta de otra anterior en la calle Alzira.
Fachada antiguo comercio - 2021 - Esteban Gonzalo
En el 2013 comenzó Cosy Rooms su actividad hotelera después de la rehabilitación del edificio, de 621 metros cuadrados construidos sumando las tres plantas, en el que han tenido el buen gusto de reponer el rótulo El Rey de las Telas.
Donde hubo escaparate con tejidos hay ahora grandes tiestos con plantas y flores, y detrás un acogedor saloncito y paneles con copias de cartas y documentos.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
jueves, 28 de abril de 2022
miércoles, 27 de abril de 2022
EL PALACIO DE PARCENT
Sin duda el que fue uno de los palacios de mayor entidad en la ciudad. Y el de mayor envergadura con su dos claustros neoclásicos que daban luz a sus numerosas estancias.
Construido por los Condes de Parcent en el primer tercio del XVII, tras diferentes remodelaciones alcanzó su mayor plenitud arquitectónica de la mano del arquitecto Vicente Marzo cuando finalizaba el XVIII, quien fijó su mirada en el Palacio de Jura Real de la plaza San Francisco del que tomó referencias para sus fachadas, salvo las pilastras, que, sin embargo, fueron situadas en el interior del palacio. Su desaparición tuvo lugar mediados los sesenta del pasado siglo. Concretamente en 1965.
Una familia italiana vio en el Reino de Valencia el lugar idóneo para desarrollar su actividad comercial, los Cernesio, que emparentados con la nobleza valenciana del XVII, tras la adquisición de un monasterio cartujano en la Baronía de Parcent, consiguieron su mayor grado como Condes de Parcent. Constantino Cernesio fue el primero.
Al mismo tiempo, en 1635, compraron un caserón próximo a la Iglesia de los Santos Juanes del cap i casal y con la adquisición de casas anexas fueron dando mayor amplitud y enjundia a las instalaciones palaciegas, que, con el tiempo y por la abundancia en su interior de aposentos destinados para una frenética vida social con la aristocracia valenciana, lucía en su interior una abundante pinacoteca a base de retratos de reyes, con cuadros de caracteres religiosos y mitológicos, e ilustres literatos como Lope de Vega, llevando a los Parcent al estrellato de la nobleza en el cap i casal por su entronque, por nupcias, con los Marqueses de Dos Aguas.
La amplitud del Palacio nos la indican sus tres fachadas: las recayentes a la calle Santa Teresa, a la de Villarrasa y a la del Cementerio de San Juan que después sería denominada de Belluga.
Propuesto para sede del Museo de Bellas Artes en los años cuarenta, debido al mal estado de sus instalaciones por el abandono de los últimos años, se decidió que el museo del antiguo Convento del Carmen se trasladara al de San Pío V. Con esta decisión los últimos días del Palacio de Parcent estaban contados.
Propiedad del Ayuntamiento desde noviembre de 1954, cuando era habitado por diversos inquilinos, contemplaba la posibilidad de tres destinos: su derribo para la posterior construcción de casas baratas, para la creación de un nuevo palacio para las artes o para la ubicación de un aparcamiento subterráneo con zona verde en superficie.
Aceleró su derribo el hecho luctuoso de la muerte de una mujer en abril de 1965 por un derrumbe en su zona interior de las cocinas. El temor a su repetición fue el pistoletazo para que el Palacio de Parcent llegara a su final, mientras que un jardín con su nombre iba a perpetuar su historia.
A finales del XIX sus propietarios habían decidido arrendar el Palacio y su amplitud permitía la estancias de diversas entidades. De esta guisa, en 1897 el Orfeón Valenciano el Micalet buscó su cobijo, con su sustitución en 1905 por la Sociedad Coral el Micalet dirigida por Salvador Giner donde permaneció hasta 1954 con su traslado a la calle Guillen de Castro.
Otros arrendatarios culturales fueron L'Antigor, la Sociedad Recreativa los XX, la Academia Científico Literaria de la Juventud Católica, la Sociedad Iris y la Sociedad Instructiva Juvenalia.
También tuvo el palacio otros inquilinos, siendo sede de diversos gremios como el de los barberos y de los panaderos. Instituciones culturales que en el interior de sus fachadas alternaban sus días con otros arrendados, como lo fueron de tipo industrial o de almacenajes varios, con una fábrica de abanicos, con el economato de la Policía Nacional o con una academia de baile. Y en su diversidad, allí se establecen una empresa de publicidad, varias tiendas y ultramarinos en su exterior y hasta la oficina del Cupón Prociegos en uno de sus claustros. Y hasta viviendas de condición modesta en su planta baja.
De sus sillares surgió la escalera exterior como ascenso a las Torres de Quart construida en 1982.
Fuente: Mercedes Gómez-Ferrer. Universidad de Valencia.
martes, 26 de abril de 2022
lunes, 25 de abril de 2022
MURAL. CALLE PARQUE DE NAZARET
MIRANDO HACIA ARRIBA
En el barrio de Nazaret se inauguró el día 28 de noviembre de 2021 el mural, obra de Paco Roca y Martín Forés, homenaje al barrio, patrocinado por el Ayuntamiento de València como se nos indica en el lateral inferior derecho del propio mural.
Detalle del mural, foto E. Goñi, diciembre 2021.
En el mural diseñado por el dibujante de cómics Paco Roca y ejecutado por Martín Forés se nos muestra un Nazaret de hace más de setenta años, cuando los tranvías tipo 200, como el del mural, junto con los largos 400 eran los encargados de llevarnos a la desaparecida playa de Nazaret, con el balneario de Benimar, inspirado por el arzobispado, junto al Mar Azul y más merenderos que surgían todos los veranos. En la siguiente foto una vista aérea de la playa de Nazaret en los años cincuenta del pasado siglo, desafortunadamente desaparecida con motivo de la ampliación del puerto comercial de València.
Fotografía aérea de la playa de Nazaret, autor desconocido, ca. 1950.
Remember-València, pg 1261.
Si mirando hacia arriba nos fijamos en el mural podremos apreciar una gran cantidad de tipos curiosos que nos ha regalado Paco Roca, empezando por el fotógrafo, la chacha con nenes, el cucurucho de cacahuetes o pipas de la jovencita, la señora con cesta, niños con pantalón corto, todas las mujeres y niñas con falda, el carro, hombres y jóvenes enchaquetados y encorbatados, la puerta de entrada a Benimar, etc.
Mural. En los laterales que enmarcan la imagen aprecio un acercamiento
al interior del hall de la Estación del Norte. Foto E. Goñi, diciembre 2021.
La foto siguiente corresponde a Benimar tomada a mitad del pasado siglo.
Benimar, foto autor desconocido, ca 1950. Remember-València, pg. 226.
Imagen del mural tomada desde la calle Parque de Nazaret en la que podemos comprobar la magnitud del mural si tenemos en cuenta que el lateral del edificio que la contiene, una escuela, tiene algo más de cuatro alturas más la planta baja. La pena es que se permita aparcar al mismo pie del mural. Ya sabemos lo difícil que es aparcar en nuestra ciudad, pero ese mural merece para siempre unos metros de visibilidad a sus pies, no solo el día de su inauguración.
Vista general del mural de Nazaret, foto E. Goñi, diciembre 2021.
Para llegar hasta allí lo mejor la bici, pero también podemos llegar con las líneas 4, 30 y 93 de la EMT.
Texto de Enrique Goñi Igual
domingo, 24 de abril de 2022
sábado, 23 de abril de 2022
EL TORREFIEL. CINES DE VALENCIA
Año inauguración: En 1931
Emplazamiento: Av. Onésimo Redondo, 6; hoy Av. Dr. Peset Aleixandre
Año de su final: Julio de 1972
Aforo: 510 localidades en una sola planta.
Precios de 1964 según ubicación: Laborables 7/4 pts. Festivos 11/6 pts.
Su clientela disfrutó de una extraordinaria remodelación en 1955 a cargo de D. Francisco Sebastián Rodríguez
Cine muy apreciado por los vecinos.
Ficha técnica de Miguel Tejedor
*LOS CINES DE VALENCIA
viernes, 22 de abril de 2022
jueves, 21 de abril de 2022
LA MUJER VALENCIANA EN LA HUERTA DE 1900
Sabía de ellos, aunque no había llegado todavía a conocerlos, llegados de París para llenar los escaparates de las tiendas mas elegantes de la calle Zaragoza. Sombreros de ala ancha con plumas de garza real, de aves del paraíso, de avestruz, de marabú, o de gallo, aunque la realidad es que sólo conocía las de sus gallinas, a las que tenía que mantener sanas porque de ellas dependía parte del sustento de su familia.
El trabajo doméstico y el de la huerta se entrelazaban en la continuidad, trabajando dentro y fuera del hogar.
Desde el jabón hasta el pan le proporcionaban cierta dificultad en la humilde condición de su casa.
Pero sabía que en la época de la siembra y de la recolección era fundamental su papel como mujer y bendecía su suerte de no estar sin el marido, como su vecina, que la pobre se había quedado con dos hanegadas de tierra para ella sola porque había emigrado su esposo a Francia al no darles suficiente la tierra, tomando la decisión de irse él, antes que irse ella del hogar para trabajar en la confección o en el servicio doméstico, como muchas solían hacer cuando no daba para más.
Desde pequeña aprendió que la meta de su vida era cumplir con los deberes de esposa y madre, eso en el hogar, además de los trabajos que da la huerta.
La piel de su rostro le iba cambiando de manera que cada año que pasaba era como tres más de aquellas que en la capital lucían sus sombreros. Su casa necesitaba de un excedente para cumplir las necesidades familiares, y además del propio consumo que ellos tenían, lo que le quedaba lo vendía en la pequeña entrada y dos veces por semana en el mercado, cosa complicada a la hora de adaptar la dedicación a la huerta a los horarios del marido y los hijos, sobretodo para tener preparada la comida a las horas que tocaba comer.
Bien cierto que desde que la suegra se hizo mayor y fue a vivir con ellos habían dos manos más para recoger y espolsar la tierra, a la par que las de su hija, la mayor, que con sus once años arreglaba los animales cuando terminaba de darle la lección un maestro que reunía a tres o cuatro más en la propia casa.
Por cierto: ¡Qué mano tenía la suegra con la mermelada de tomate!
Al despunte
del día, cuando despedía al marido que iba a trabajar para otro amo, se
enfundaba de sayo negro, pañuelo en el pelo, y un mantón negro, con el que
llevaba un extremo a cubrir el hombro, dejando un hueco en su pecho para portar
su bebé y las manos libres.
Salía al sol abrasador de la huerta y de lejos y con la espalda encorvada se diría que se trataba de un espantapájaros, si no fuera porque las manos permanentemente ocupadas la delataban como un ser vivo, agotado y con el rostro sudoroso, que sólo encuentra su único reposo en la tarea que le impone la casa para cuidar al marido y a los hijos.
Aún le queda
la tarde del domingo para remendar y planchar.
Texto de Amparo Zalve Polo
miércoles, 20 de abril de 2022
martes, 19 de abril de 2022
EL CENTENARIO HORNO BORRUL
1977.- Llibret Falla Borrull-Turia.- Hemeroteca Municipal.
En el número 9 de la calle Borrull, hay un Horno Bollería Pastelería continuador del inaugurado al principio del siglo veinte en un edificio terminado de construir en el año 1900.
Patricia tras variada oferta.- 2021.- Esteban Gonzalo
En tan largo periodo de tiempo se han sucedido en él varios profesionales de la panificación y bollería. En 1977 lo regentaba Pedro Collado, y en 1990 Pedro José Richart, quien el año siguiente lo traspasó al matrimonio Julio Campos Ibáñez y Mari Luz Martínez Gimeno, quienes actualmente atienden el obrador y la venta con la ayuda de sus hijas Patricia y Mari Luz. Además, los nuevos gestionadores aumentaron la oferta con pastelería.
Oferta y azulejos.- 2021.- Esteban Gonzalo
Aunque actualizado, conservan como señas de identidad históricas: el bello panel de azulejos con el que están revestidas la mitad inferior de las paredes de la zona de atención a los clientes, y el espejo en la mitad superior para dar sensación de mayor amplitud del local, así como la antigua rotulación con letras negras sobre grandes azulejos blancos en la parte superior de la puerta de entrada.
El centenario rótulo.- 2022.- Esteban Gonzalo
Venden variados tipos de panes, y amplia oferta en bollería y pastelería, con acrisolada fama en rosquilletas, magdalenas y empanadillas.
Fachada actual.- 2021.- Esteban Gonzalo
Establecimiento en la calle que la ciudad dedicó al jurista, escritor y político valenciano Francisco Xavier Borrull (1745-1837), quien mantuvo la jerarquía del Tribunal de la Aguas en las Cortes de Cádiz en su defensa, que da prestancia al barrio Botànic del distrito Extramurs y es muy valorado en las redes sociales.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
lunes, 18 de abril de 2022
domingo, 17 de abril de 2022
BLASCO IBÁÑEZ SE ENGANCHA A LA PLUMA
Blasco dio sus primeros pasos infantiles al rebufo de "la Gloriosa", años aquellos entre 1869 y 1873 en constantes "estado de sitio", cuyas jornadas revolucionarias, entre tiros y bombas, que, seguramente, ya desde muy niño, al estar dotado de una gran imaginación, iban a influir en su persona cual forja de un rebelde.
La proximidad al mercado, con sus vecinas tiendas de coloniales y ultramarinos, iba a acercarle aún más al pueblo en la lucha por sus ideales.
Sin embargo, fue en la plaza de San Gil, en el entresuelo de sus padres, cuando surgió su vena literaria, durante sus años de bachillerato, donde auxiliado por la luz de una vela fijada al cuello de una botella, y con la mirada puesta en el negro sobre blanco, pluma en ristre, construyó su primera novela "El poder de una voz", con un único ejemplar: su manuscrito. Una narrativa que tuvo su continuidad en sus imaginarios cuentos, tanto en valenciano como en castellano.
Con dieciséis años se lanzó a la aventura de su fuga al Madrid ilustrado con la firme decisión de contactar con las mejores plumas, con su vuelta al cobijo familiar una vez su madre dio con su paradero.
Años de juventud que por su afán por la escritura, cuyas cuartillas pluma en ristre devoraba en incansable dedicación, no fueron más que el vehículo con el que alcanzaría fama universal.
sábado, 16 de abril de 2022
viernes, 15 de abril de 2022
BARRIADA ARTES GRÁFICA (AV. BLASCO IBÁÑEZ)
MIRANDO HACIA ARRIBA
Nos situamos ante lo que llamábamos Paseo al Mar, hoy Blasco Ibáñez, una amplia avenida diseñada a finales del siglo XIX, que comenzó su ejecución real en los años 30 del siglo pasado y hace pocos años finalizada. En la siguiente foto aérea de 1944 nos muestra que excepto las Facultades de Medicina y de Ciencias ya acabadas y los dos conjuntos, ambos de dos manzanas, de cooperativas de casas baratas para trabajadores de dos ramos muy cercanos, los unos formando la Barriada de Artes Gráficas, en la parte sur de la avenida frente a la facultad y los otros la Cooperativa de Casas Baratas de la Asociación de la Prensa al norte junto a Viveros no había más edificios que algunas alquerías a lo largo y ancho de lo que sería la avenida.
Vista aérea en 1944 del conjunto Viveros, Facultades y Cooperativas de
Chalets. Collage fotoplano Remember-València, pg 1467.
En su momento el único transporte público para la zona eran los tranvías que desde el centro pasaban por la Alameda, el resto del camino hasta casa andando. Con respecto a las Casas Baratas de la Asociación de la Prensa entre las dos manzanas constan de 21 viviendas independientes con jardín entre las calles de Jaime Roig, Botánico Cavanilles, Juan Martorell y Blasco Ibáñez. En la actualidad afortunadamente permanecen más o menos tal cual se construyeron, aunque sospechamos que habrá habido algún intento de demolición y sustitución de chalets por finca alta, sin resultados.
Casas Baratas Asociación de la Prensa. Foto E. Goñi, mayo 2021.
Con respecto al conjunto de dos manzanas del barrio de Artes Gráficas podemos disfrutar de una vista aérea de los años setenta, que nos enseña la entonces nueva zona universitaria y para nuestro disfrute nos muestra a la derecha el Colegio Mayor Luis Vives (cerrado), la Facultad de Psicología, el solar de la exfacultad agrícola cuyas naves bajas se acaban de derribar para ampliación del Clínico, aquí antes de su acabado, el conjunto del Hospital Clínico y por la izquierda tenemos el solar de la Facultad de Filología, Facultad de Geografía e Historia, las dos manzanas que fueron de los chalets de Artes Gráficas, a continuación la clínica Nuestra Señora de la Esperanza, hoy Centro Médico Quirón y detrás de él la desaparecida vieja Feria de Muestras y el Jardín de Monforte.
Vista aérea de la avenida Blasco Ibáñez ca. 1970. Foto autor
desconocido, Remember-Valencia, pg 241 (III).
Sobre las casas de Artes Gráficas situadas entre Dr. Moliner y Profesor Severo Ochoa, y separadas entre ellas por la corta calle Periodista Badía sabemos que la manzana que da a Blasco Ibáñez se componía de catorce viviendas independientes en dos líneas de siete viviendas con jardín, de planta baja piso y terraza superior, semejantes a las del grupo Asociación de la Prensa. En cuanto a las viviendas de la segunda manzana eran veintiocho, pero en este caso más pequeñas estaban agrupadas en catorce viviendas adosadas con un pequeño jardín y a sus espaldas las otras catorce.
Único chalet que queda. Foto E. Goñi, mayo 2021.
De todo ese conjunto actualmente solo queda una vivienda, la que forma la esquina de Blasco Ibáñez con Profesor Severo Ochoa, desde la que si miramos hacia arriba nos permite ver las altas paredes de las fincas que la rodean.
Vista desde Blasco Ibáñez de las dos manzanas que sustituyen a los
chaletitos, foto E. Goñi, mayo 2021.
Quisiera saber qué beneficios hubo al edificar todos los solares en las dos manzanas, menos el que correspondía al chalet, que creo que es el de Asterix, el heroico resistente.
Para su visita nos vale cualquier línea de EMT que pase por el principio de Blasco Ibáñez, como las nº 12, 30, 70, 71, 79, 80, 81. O también sirve la bici.
Texto de Enrique Goñi Igual
jueves, 14 de abril de 2022
miércoles, 13 de abril de 2022
SEMANA SANTA. TRADICIONES
Entre las muchas tradiciones de la Semana Santa, hay algunas curiosas ya desaparecidas hace muchos años, y que son sabidas de ellas, por el boca a boca de personas muy mayores.
Una de ellas se centra en el Miércoles Santo, y se refiere a que el cura de la iglesia o párroco, acompañado por su monaguillo, visitaba a sus feligreses, llevaba su hisopo, el recipiente de agua bendita y su salero; llamaba a la puerta de su feligrés, éste le abría, y con su hisopo el cura le echaba el agua bendita y algo de sal; por ésta bendición y a cambio, el feligrés, le daba algún huevo o los que deseara, entonces el monaguillo, medio chapurreando y canturreando decía, “OUS, OUS, QUE DEMÁ ES DIJOUS”. Ya de antemano cura y monaguillo llevaban una cesta preparada para transportar los huevos, huevos que luego vendían en alguna tienda a su tendero.
Otra de las tradiciones perdidas era la rotura de las “escuraetas”; el Sábado de Gloria, a modo de celebración, desde sus casas tiraban a la calle los platos y todos los utensilios de barro ya deteriorados por su uso, y que se rompían en mil pedazos en su caída a la calle.
Y qué decir tiene, durante le Semana Santa, en lugar de sonar las campanas, que se situaban en posición de reposo (horizontales), se hacían sonar unos elementos de madera, muy sonoros, llamados “barsoles”, ésto durante el Jueves y Viernes Santo produciendo un estrepitoso y desagradable sonido.
Texto de Germán Gómez
martes, 12 de abril de 2022
lunes, 11 de abril de 2022
EL RIBALTA. CINES DE VALENCIA
Arquitecto: Luis Albert Ballesteros
Año inauguración: En 1930 como Terraza Rosales
Emplazamiento: Avda. Gaspar Aguilar, 17
En 1933 pasó a llamarse Fontana Rosa y en 1940/41 ya como Cine Ribalta
Año de su final: 1983
Aforo: 400 localidades en Butaca y 200 en General
Programación de 2ª categoría
En la actualidad Discoteca Bongos - Bora Bora
Ficha técnica de Miguel Tejedor
*LOS CINES DE VALENCIA
domingo, 10 de abril de 2022
sábado, 9 de abril de 2022
EL NOSTRE "CACAU DEL COLLARET"
Fruto de la
tierra valenciana, que con tan solo
unos 2´5 cm de longitud y dos granos por vaina, parece que se hace necesario
en la mesa de cualquier “esmorzaret “ valenciano. Al pequeño tamaño, unido al
collar entre los granos que los comprime para no dejar apenas hueco entre la
vaina, le convierte en una variedad única confiándole un sabroso sabor, debido
al mayor porcentaje de aceite con respecto a las demás variedades.
Más del 80% de la cosecha de este fruto se producía en estas tierras, y hay que decir que fue el primer lugar donde se cultivó de toda Europa, cuando el arzobispo de Valencia, Fabián del Duero, lo trajo de América. Lástima que en los años 60 del siglo pasado fue cayendo la producción debido al aumento de las importaciones.
Pero ahora vamos al cultivo antiguo, a la tierra de la Valencia que sembraba aprovechando la luna menguante y de mayo a junio. Incluso se utilizó una herramienta especial para arreglar la tierra en la siembra, con la denominación de Barqueta, de unos 80 cm de tamaño, de forma semicircular, que se introducía por debajo del caballón, llevando cortantes en todos los extremos para ir segando las hierbas y deshaciendo los terrones de tierra.
Allá llegaba
la cuadrilla de labradores, mujeres y hombres, generalmente todos miembros de
la misma familia cuando ya era el momento de recogerlos, dispuestos a tirar
fuerte de las matas para arrancarlas enteras. Matas que se colocarían a
continuación en los márgenes del campo hasta que se secaran, un día o dos. Luego a casa del labrador donde se habían dispuesto sillas, a distancia que les permitiera el tablón,
que se colocaba de una a otra y que se
mantenía sobre ellas gracias a unas calabazas o unos troncos en los extremos de
los citados tablones.
En un lado del tablero las matas hacinadas, y las mujeres cogiendo un puñado las golpeaban sobre él, haciendo que a un lado cayera el fruto y al otro iban tirando las matas vacías. Pero como todo vale, estas servirían para alimento de los burros.
El fruto
todavía húmedo se trasladaba al lugar para su completo secado, que servía el
mismo que para el arroz o para el trigo.
El último
proceso era la vuelta a casa del labrador. Se colocaba en capazos para
arrojarlo desde arriba de la cabeza hasta el suelo y que desprendiera el barro
que cubría el fruto.
Poco quedaba ya para su venta, que portando los capazos de cacahuete en artilugios con ruedas llegaban al mercado o a las calles de Valencia.
Muchos de esos cacahuetes se molían, y con la harina resultante mezclada con la del trigo se hacían ricas galletas y pan.
¿Saben ustedes
que el cacahuete tiene que “cantar” para saber si está preparado para su uso?
Solo tienen que agitarlo.
Texto de Amparo Zalve Polo