Archivo Rafael Solaz
1934 Ca- Desde 1916 la Papelera Levantina de "Monllor, Crespo y
Compañía, fue santo y seña de un trozo de la actual Avenida Burjasot, durante
un tiempo conocida como de Adolfo Beltrán. Entre las muchas existentes en el
entorno urbano de la ciudad, fue una de las que más y mejor resistió los
diversos cambios producidos en el sector, una vez avanzada la segunda mitad del
siglo XX. Amenazas de toda índole llevaron a la desaparición de las tres últimas
compañías: la que nos ocupa, la Papelera Valenciana y la de Patuel S.A. del
Camino de Algirós.
Recuerdo la Papelera Levantina caminando a lo largo de su
enorme paredón durante casi dos décadas de mi juventud con su enorme chimenea.
Dice la crónica que en 1934 una fuerte tormenta acompañada de un formidable vendaval y durante un cuarto de hora puso en jaque a los vecinos de gran parte de la ciudad, especialmente a los de Marchalenes.
Dice la crónica que en 1934 una fuerte tormenta acompañada de un formidable vendaval y durante un cuarto de hora puso en jaque a los vecinos de gran parte de la ciudad, especialmente a los de Marchalenes.
El viento derribó la chimenea de la Levantina en horario de
trabajo con gran confusión para los empleados. El tejado de la nave de calderas
se vino abajo, con un enorme destrozo en tuberías y válvulas, afectando también
a la de trituración de trapos, donde milagrosamente dos operarios salvaron sus
vidas. El vendaval se llevó quince metros de techumbre del almacén lanzados a
gran distancia. Don Francisco Monllor, el dueño de la fábrica, recibió tal
impresión que el pobre hombre enfermó, metiéndose en la cama. Ni que decir tiene que muchos otros edificios de la
zona se vieron afectados; sin embargo y por fortuna, no hubo que lamentar
ninguna desgracia personal.
Pero la anécdota, si como tal puede tratarse, que me obliga
a prestar especial atención al caso, fue lo sucedido en el mismo Camino de
Burjasot, en su número 96, razón del establecimiento de D. Juan Bautista
Viñals, donde el viento arrancó una estantería que hizo saltar por el
mostrador con daños de gran importancia. Un hijo del Sr. Viñals, de tres
años de edad, resultó con ligeras heridas tras recibir un golpe en la cabeza ante el espanto de su hermano mayor.
El cartel publicitario de Papelera Levantina nos invita a
estos recuerdos relatados en las crónicas de un papel que con seguridad tomó
su forma en el interior de tan largo paredón.