Desde finales del XVIII era el
aceite y a su cargo el que alumbraba hasta la medianoche las calles de las
familias pudientes, pero como seña de modernidad fue el gas de hulla el que
desde 1844 iluminara la ciudad, aún amuralladas, de la mano del alcalde que años más tarde sería ennoblecido como Marqués de Campo. Avanzó el siglo y fue en 1882
cuando el alumbrado eléctrico, de la mano de la Sociedad Española de
Electricidad, empezó a dar vida en la noche valenciana que pasaba a ser de esta
forma la tercera ciudad española con el servicio, después de Madrid y Barcelona
que había sido la primera. En aquel año, el público supo del nuevo avance
tecnológico desde los escaparates de la popular Casa Conejos de la calle San
Vicente.
Muy poco tiempo después y en
enero de 1883 se crea la Sociedad Valenciana de Electricidad con el primer
punto de luz en la plaza de la Constitución, siendo la fundición Vulcano,
situada en el Llano de la Zaidia, una de las primeras fabricas en disfrutar del
nuevo servicio. Con el comienzo del nuevo siglo, se crearon varias empresas
eléctricas encargadas de un alumbrado que se iba a extender por la ciudad, en
competencia con el del gas que se mantuvo por unos años. En 1906 el alumbrado
público llegó a la Alameda, extendiéndose al mismo tiempo hasta el Grao. Y
con la Exposición Regional de 1909, este
servicio se generalizó por la ciudad.
El 27 de marzo de 1906, el diario
El Pueblo se hacía eco de que "hace ya dos noches que funcionan las
lámparas de arco voltaico instaladas a ambos lados del antiguo jardinillo de la
plaza Emilio Castelar, y además en el nuevo parque de lo que fueron solares de
San Francisco y en la calle Pi y Margall (antes Ruzafa)".
El redactor entraba en detalles
al informar de la provisional disposición de los postes, toda vez dentro de
poco tiempo serían sustituidos por farolas de hierro de nueve metros de altura
que "sostendrán arriba la lámpara eléctrica y más abajo brazos con farolas
de gas que quedarán encendidas cuando se apaguen las otras". Columnas que,
como otros candelabros de cinco brazos, se instalarían en diversos puntos de la
ciudad, tanto en cuanto fuesen entregadas por la fundición contratada.
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