Archivo Municipal
1925 - Como
todas las tardes al anochecer, don Pablo, dueño de un pequeño almacén de
paquetería, en la calle de La Linterna,
se dirigía con su hijo Pablito, a Correos, para depositar su diaria y
escasa correspondencia en los buzones exteriores de la calle, del gran edificio
del Palacio de Comunicaciones, llamado vulgarmente Edificio de Correos,
inaugurado cinco años antes, en 1922, y situados en la anexa calle de Correos.
Siguiendo
ya un ritual diario, Pablito su hijo, era el encargado de echar las cartas al
interior de los buzones, suscitándose, entre padre e hijo, el cómo repartir las
cartas entre los tres buzones existentes, PENINSULA-EXTRANJERO-IMPRESOS.
Las
cartas que don Pablo enviaba a Canarias, Baleares o a las mismas Ceuta o
Melilla, ¿donde se introducían?, puesto que no eran la Península ni el
Extranjero ni eran Impresos; era un pequeño juego que padre e hijo, repetían
todos los días, y que mira por donde, se convirtió en un pequeño repaso de
Geografía.
Efectivamente se puede observar en la
fotografía de cabecera, cómo los buzones, en su estado original, daban fe, de
lo que en éste pequeño relato se menciona.
En años
posteriores se instalaron los hermosos buzones de bronce que actualmente
perduran, modificando su situación y altura, y colocando unos escalones a sus
pies, para poder acceder a ellos; continuó éste error durante unos años, pero
sólo con dos buzones, donde un buzón era para la PENÍNSULA y el otro era para
el EXTRANJERO; hasta que fue subsanado, y ya figurando correctamente, como se
puede comprobar en su actual foto.
Texto: Germán Gómez.
! Que interesante!. Desconocía la historia de los buzones de correos y eso que he pasado muchas veces por delante de ellos. Todo lo que nos resulta habitual deja de impresionarnos y de excitar nuestra curiosidad, afortunadamente hay gente como tú, que indaga y que además comparte sus conocimientos. Gracias por la aportación.
ResponderEliminarSaludos