1990 - Fue parte importante de
los festejos para celebrar la eliminación el 26 de junio de 1990 del Semáforo
de Europa, denominación dada al paso obligado de la circulación rodada por las
avenidas Cardenal Benlloch, Eduardo Boscá y Peris y Valero de Valencia para
enlazar los tramos al norte y al sur de la autopista AP-7. Era el único
entorpecimiento urbano que encontraba un vehículo procedente de Dinamarca, tras
cruzar Alemania y Francia y adentrarse medio millar de kilómetros en
España.
Dicho día por la mañana
autoridades y representantes vecinales recorrieron a bordo de autobuses el
tramo del by-pass que seguidamente entró en servicio entre el área de peaje de
Puçol y el enlace de la penetración oeste, que los vehículos utilizaron para enlazar
con la AP-7 hasta que en 1992 concluyeron el tramo hasta los enlaces de Silla.
Presidió la inauguración el Vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, a quien acompañaban el Ministro de Obras Públicas, Javier Sáez Cosculluela, la Alcaldesa de Valencia, Clementina Ródenas, y otras autoridades. La plantaron donde terminó el itinerario de la citada procesión, en la zona de Continuación Paseo de la Alameda cruce con Eduardo Boscá. Supongo que a Caballer le encargaron la cremá.
A partir de las seis de la tarde hubo fiesta infantil en el Jardín del Turia a cargo del Gran Fele y a las 23:15
comenzó un pasacalle, con once bandas de música, desde el cruce de la avda.
Blasco Ibáñez con la de Cardenal Benlloch que siguió por Eduardo Boscá hasta el
enlace con la prolongación de la Alameda.
Seguidamente Pirotecnia Vicente
Caballer disparó un castillo de fuegos artificiales que dio paso a la crema de la
falla, con sátira alusiva a la liberalización de tráfico urbano, que por
encargo del Instituto Turístico Valenciano (ITVA) construyó el artista Manuel
Martín en veinte días. El monumento efímero constaba básicamente de una grúa
arrancando un semáforo de brazo, una escena recordando las protestas de los
turistas por el lento paso por Valencia, y otra de un vendedor ambulantes
ofreciendo como recuerdo reproducciones a escala reducida de los
semáforos que ya no tendría que sufrir la circulación en tránsito.
Festejos que culminaron con una
verbena hasta altas horas de la madrugada.
Texto y fotos de Esteban Gonzalo
Rogel
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