El 27 de febrero de 1863 nace en
Valencia, en la calle Nueva —hoy denominada Mantas—, nuestro pintor más
universal, Joaquín Sorolla i Bastida. Hijo de Joaquín Sorolla Gascón, natural
de un pueblo de Teruel, y de Concepción Bastida Prat, una joven valenciana de
22 años. Su padre, uno más de los numeroso aragoneses que emigró a Valencia en
el siglo XIX, tenía una tienda de tejidos en el barrio del Mercat, llamada “Tendeta
del sis dits”; una situación familiar muy parecida a la de otro valenciano de
gran éxito, D. Vicente Blasco Ibáñez, también hijo de comerciantes aragoneses, quien
nació en el mismo barrio cuatro años después.
Un año más tarde nació su hermana
Concepción, la familia ya estaba completa. Pero la terrible epidemia de cólera
que sufrió Valencia, hizo que Ximet y
Concepción quedarán huérfanos a muy corta edad. En 1865, su madre y, tres días
después, su padre fallecieron de cólera. Isabel Bastida y su marido, el
cerrajero Juan Piqueres Guillén, se hicieron cargo de los pequeños sobrinos,
acogiéndolos como sus propios hijos.
Juan Piqueres tenía una forja en el Grao,
donde fabricaba herrajes para las embarcaciones y Ximet, desde muy pequeño, acompañaba a su tío para aprender el
oficio. Pero el destino hizo que cambiase el futuro del pintor: su entrada en
la Escuela Normal de Valencia, marco su vida. Su director, Juan Baltasar
Perales, al observar la habilidad del pequeño con el dibujo, recomendó a sus
tíos que encauzasen a Ximet hacia las
bellas artes, siendo matriculado en las clases nocturnas del reconocido
escultor Cayetano Capuz. En pocos años, Joaquín Sorolla i Bastida comenzó a
ganar sus primeros premios.
Texto de Mauro Guillén
Fuente: Joaquín Sorolla, viajero de la luz, de Abelardo Muñoz (Ed.
Institució Alfons el Magnànim, 1998)
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