miércoles, 1 de octubre de 2025

URBANIZANDO TRAMO DE LA GRAN VÍA FERNANDO EL CATÓLICO



La Gran vía Fernando el Católico llega como resultado de la urbanización del antiguo cauce del río Turia tras el derribo de las murallas en el siglo XIX, en lo que fue el segundo ensanche de la ciudad de Valencia. Al abrirse paso la gran vía, a ella confluyeron muchas calles en su total recorrido, que finalizó por el año 1945.

Este es el caso de la fotografía, que ocupa el tramo de su convergencia con la calle Ángel Guimerá.

En una gran vía que estaba en sus comienzos, ocupaba ya el chaflán entre ella y la calle Ángel Guimerá, el garaje con su mismo nombre. Una calle que anteriormente recibía el nombre de Arrancapinos y que a partir de 1920 se cambió la denominación. Junto al garaje estaba la fábrica de maderas, chapas y tableros de Fernando Cortés, ésta ya en la misma gran vía, que si no me equivoco ocupando el número 16. Atraen los recuerdos de las viejas chimeneas que hacían saber lo que dentro “se cocía” y si nos fijamos podríamos oler a madera serrada, el ruido de maquinaria e incluso las voces de los trabajadores.

Como nota curiosa y respecto a la construcción de garajes en esa época existían unas normas que adoptaría el Garaje Guimerá.

En el garaje solo podía habitar el guarda y su familia. La vivienda lo más cerca posible de la puerta de entrada y lo más alejada también de los depósitos de combustibles.

El pavimento sería impermeable, liso e incombustible, y con algún dispositivo que en caso de derrame de combustible no fuera a parar a la alcantarilla.

Los locales debían ser amplios, con luz natural y ventilación.

Sobre el local no podían haber viviendas para los garajes de primera categoría y los techos con claraboyas para ventilación.

Si habían cabinas para coches, entre el tabique y el coche de la siguiente con 50 cm sería suficiente.

Texto de Amparo Zalve