1888-2013 Corren el abuelo y el nieto por el antiguo Pont de Fusta crujiendo a su rápido caminar los tablones de su piso. Quedan pocos minutos para que salga el viejo tren de Liria. A las horas menos veinte minutos es su horario. Hacen un respiro en la fresca estancia de taquillas de billetes, donde dos largos bancos de roja madera franquean la estancia. Con el billete en la mano ven el tren formado para salir. Dos coches y un vagón de carga, un empalmat de descubiertos balconcillos y un zaragozano serán arrastrados por una Devis que en su lateral lleva la 54 como número de serie. El nieto elije la máquina para efectuar el viaje, porque puede ver desde su adelantada y elíptica ventana el frente de la vía. Largo pitido con señal de bandera recogida autoriza al tren su partida, el Jefe de la Estación. Con una fuerte tracción de inercia mueve el tren su caminar. Vallas del Asilo, paso a nivel de la calle San Juan de la Cruz, curva de talleres, Marchalenes está cerca, la primera de las estaciones con su playa de vías de su antiguo pasado. Calles de Benicalap, paso a nivel, el nieto pregunta al abuelo, ¿Y ese olor a madera?, estarán cociendo cerámica en la Ceramo, le responde. Gran entrada morisca. Sigue el tren su andadura, casas y calles, empieza la huerta, ya se respira de otra manera. Benimamet, empiezan a verse viejos chalets, abuelo ¿Chalets aquí?, si era lugar de veraneo, y Las Carolinas y sus cuevas, el nieto no entendía muy bien, ¿Aquí vive gente, bajo tierra? pregunta el niño. Disminuye el tren su marcha, el colegio de La Salle, que nombre tan raro abuelo, yo solo sé de Escuelas Pías y Jesuitas. Campamento de Paterna: bajan soldados del tren y otros esperan en la estación, todos con su borlado gorro. ¿Abuelo qué plantas con hojas tan grandes? Es tabaco para hacer cigarros; a lo lejos el pintado poste a franjas negras y blancas del aeropuerto de Manises, ¿Abuelo aquello? para que lo vean los aviones y sepan donde aterrizar.
Y Paterna donde el tren hace cruce con el baja. Sonido de campana, ¡tan!... tan !tan! el tren mueve. Le espera el fuerte repechón hasta la Cañada, aquí el perfil del trazado cambia. Una suave brisa mezclada con el olor de las maduras algarrobas, de cientos de esos árboles, jalonan un buen trozo del viaje. La velocidad baja, los motores al máximo, el nieto expectante, una mujer comenta, ¿Podrá el tren?, no lo dice sin razón, las restricciones eléctricas todavía perduran. Abuelo, ¿Cuándo llegamos? Lo primero que se ve es El Paraíso, ¿El Paraiso abuelo? el niño está confundido, -es un chalet- y también un depósito de agua; se encajona el tren en el terreno, Villa Carmen, Mis Hijos, Mis Nietos, Villa… fachadas de trencadis, suelos de trozos de mármol, chalets con tejados a cuatro aguas…
Empieza a frenar el tren, La Cañada. Gente en la estación, la vía muerta de vías con vagones cargados de material de construcción. Ruido del transformador de la estación, Casa Pascual, la cantina. Bajan el abuelo y el nieto. El tren parte hacia su destino, su último balconcillo se pierde en lontananza entre pinos. El nieto no comprende a donde se va el tren, hay un más allá. ¿Dónde se va, abuelo? va a Liria, responde el abuelo cruzando ya las vías por las viejas traviesas de madera. Perdurará nuestras vivencias de aquel tren, que era ¡otra cosa!
¡Hasta El Paraíso se veía! ¡Feliz cumpleaños!
Texto: Germán Gómez.
¡Precioso todo, la foto y el relato. Lo he revivido todo, con esa magnifica descripción, casi metro a metro. Recuerdos preciosos de mi niñez, con toda mi familia, a "comer la mona" en Pascua y también en otras ocasiones festivas.
ResponderEliminarNostalgia, si, pero nostalgia yo diría que de la buena, de la que quizá acuda alguna lágrima a los ojos pero con gran cantidad de felicidad.
Gracias German y gracias Julio
Amparo, pues me alegra un montón que hayas disfrutado con el texto de Germán. La verdad es que nos ha hecho a todos volver a subir en ese tren y en ese trayecto. En 3D.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Amparo. Cuando las cosas se viven profundamente, las palabras afloran sin esfuerzo. Muchas Gracias. Germán.
ResponderEliminarGermàn es una autoridad en la materia y además vive el ayer como si de hoy se tratase.
ResponderEliminarEstudie el bachiller en el Colegio La Salle, en Paterna, este trenet lo usaba con frecuencia,estaba interno y cuando salia con permiso los domingos al volver lo hacia en el y bajaba en Campamento,
ResponderEliminarGracias por evocarme tan buenos recuerdos
Pepe
Pepe, pues me alegro de ello.
ResponderEliminarUn saludo.
Me encantó el relato. Me trasladaste a la estacioneta de Puente Madera. Y su recorrido por aquellas estaciones y trenes
ResponderEliminarEstupendo Carlos el viajero: Démosle las gracias a Germán.
ResponderEliminarSaludos.