Fuente – Rafael Solaz
1875 - En la actualidad la tarjeta de visita suele utilizarse básicamente en la vida profesional. Consiste en un pequeño trozo de cartulina en el que figura el nombre y la dirección de quien la entrega, así como su actividad y puesto que ocupa en la empresa, que bien puede ser la propia o en referencia a la que presta su servicio. Fuera del ámbito laboral cada vez está más en desuso, aunque hay personas que les gusta poseer una tarjeta identificadora con su datos para ofrecérsela a sus amistades cuando la ocasión lo merece.
Pero no siempre han ofrecido estas características. En el siglo XIX, limitado su uso a las personas de mayor relevancia social, a las clases más adineradas, se ofrecían mostrando una foto vistiendo sus mejores galas que habían sido realizadas en los estudios fotográficos siempre relevantes en aquellos decimonónicos años.
Mientras que para la nueva burguesía necesitada de su presentación y por su elevado coste, la tarjeta de visita se limitaba a la constatación de su identidad sin acompañar foto alguna.
Vemos la que ofrecía un rico hacendado valenciano del siglo XIX, realizada en el gabinete del fotógrafo Valentín Pla con su “bastón de mando” y chistera, mientras descansa su otra mano sobre un pedestal con la pretensión de mostrar en su conjunto la señal de su alto porte y de su elevada distinción.
Pero no siempre han ofrecido estas características. En el siglo XIX, limitado su uso a las personas de mayor relevancia social, a las clases más adineradas, se ofrecían mostrando una foto vistiendo sus mejores galas que habían sido realizadas en los estudios fotográficos siempre relevantes en aquellos decimonónicos años.
Mientras que para la nueva burguesía necesitada de su presentación y por su elevado coste, la tarjeta de visita se limitaba a la constatación de su identidad sin acompañar foto alguna.
Vemos la que ofrecía un rico hacendado valenciano del siglo XIX, realizada en el gabinete del fotógrafo Valentín Pla con su “bastón de mando” y chistera, mientras descansa su otra mano sobre un pedestal con la pretensión de mostrar en su conjunto la señal de su alto porte y de su elevada distinción.
Quizás algo que falta en nuestra sociedad actual, son las buenas costumbres , no voy a decir que haya que hacerse este tipo de tarjeta de presentación , pero si que si desde pequeños y en todos los estamentos, se practicase un poquito más de buenas formas en todos los aspectos. Quizás la vivida se viera de otra forma. Muy interesante, gracias Julio y a Rafael, un abrazo y buen día. Gregorio
ResponderEliminarEfectivamente Gregorio, salvo en el ejercicio profesional, practicamente están en desuso.
ResponderEliminarY los pequeños detalles que nos hacen ser más amigables, tambien van desapareciendo. Lamentablememente.
Un abrazo