Fuente - Rafael Solaz
1957 - Fue en este año cuando las aguas de un rio Turia embravecido desbordaron sus pretiles penetrando por la ciudad, siendo y con mucho, una de las más fuertes avenidas que padeció la capital valenciana. El mal que produjo fue como consecuencia de dos fuertes subidas de su caudal: la primera, en la medianoche del catorce de Octubre y apenas doce horas después, en la mediodía de un lunes, la inmediata, cuando el nivel de sus aguas fue elevándose deteriorando los puentes a su paso (causó un gran impacto ver que sólo los cinco puentes más antiguos construidos entre los siglos XV y XVII resistieron su empuje) e ir causando desolación y muerte en las zonas de nivel más bajo, inundando fábricas, comercios y viviendas, hasta la del primer piso, llegando a saber de su virulencia el centro de la ciudad cuyos sótanos se vieron inundados en perjuicio de lo que ellos se albergaba. Los barrios del Carmen y la zona del Marítimo fueron muy castigados y tuvieron que pasar muchos años para recuperar su ritmo normal en el devenir urbano. Durante unos días la ciudad de Valencia quedó desconectada del resto de España y en cuanto fue posible recibió el auxilio necesario para atender las primeras necesidades de la población. Ochenta y una personas perecieron en aquella riada que con seguridad hubieran sido muchas más si en la primera de las avenidas, la de la medianoche, se hubiese presentado con la misma furia embravecida de las de unas horas después. No fue a menos la fuerza de las aguas en esta ocasión, sino todo lo contrario; aunque afortunadamente a la luz del mediodía y con el aviso previo de la anterior, cuando pocas horas después en aquella tarde del 14 de Octubre de 1957 un cielo cerrado y oscuro se convirtió de inmediato en una noche de llanto y desolación. La foto nos muestra un aspecto del tranvia sumergido en las aguas ante la calle de Padre Huerfanos en la de Blanquerías.
Un recuerdo para tantas personas que fallecieron o que se vieron afectados por aquella tragedia , en ese día en el que el Turia, cambio por unas horas, sus aguas benefactoras y enriquecedoras de las tierras huertanas , por aguas violentas y sin control . Cincuenta y seis años después la tragedia sigue sobrecogiendo y es que creemos que dominamos la naturaleza con nuestra prepotencia y a veces es ella la que dice que ella es la que controla al hombre. Gregorio .
ResponderEliminarMagnifica e impresionante la foto. Yo fui testigo de esta riada. Vivía en Gran Vía Marques del Turia nº 65, planta baja, junto a la plaza Canovas del Castillo, tenia 16 años. Lo recuerdo todo minuto a minuto.
ResponderEliminarQuiero destacar el apoyo que recibimos de todos,conocidos y desconocidos, y como dato simplemente curioso comento que muchos creíamos que Valencia era llana, y no. Solo a lo largo de la Gran Vía ya hay un gran desnivel que no apreciamos. En mi casa el agua alcanzó mas de metro y medio, la manzana de al lado menos de un metro, y así fue bajando el nivel hasta que a 4 o 5 manzanas mas, solo llego a mojar las las aceras
Una vez mas, gracias
Efectivamente, la fuerza de la naturaleza es arrolladora y desde hace miles y miles de años se ha hecho de ver con consecuencias desvastadoras para el ser humano. Pero bueno, gracias a ella aquí estamos y ojala sea así por muchos años.
ResponderEliminarUn abrazo
Amparo, es que nada es como parece. Así son las cosas. Y como digo en mi libro, la riada que ahora cumple años, fue un gran "rincón de solidaridad" de toda España. Qué gran ejemplo en la actualidad tan en desuso. Aunque estoy seguro que ante cualquier desgracia la reacción ciudadana sería la misma.
ResponderEliminarSaludos.