El Arzobispo de Valencia D. Andres Mayoral, que rigió la diócesis de Valencia en la segunda mitad del siglo XVIII, anticipándose a las exigencias de la cultura y de la vida moderna, comprendió toda la importancia del problema de la educación cristiana de la niñez, y consagró a su solución la eficacia de sus poderosa iniciativa y los recursos de su cuantiosa fortuna.
A este fin, dispuso la fundación de dos establecimientos similares por su organización e idénticos para su fin: uno para la educación de niños, con la debida separación de los que, perteneciendo a clases acomodadas, podían sufragar los gastos de su asistencia y alimentos en el Colegio y los que, perteneciendo a clases humildes, eran objeto preferente de su caritativa solicitud; para este Establecimiento levantó un amplio edificio con su iglesia; destinó los pisos altos al Colegio que llamón “Andresiano”, dándole su propio nombre, y el piso bajo a escuelas públicas de niños, confiando la dirección y la enseñanza en ambas secciones a los Padres Escolapios; el otro Establecimiento lo destinó a la enseñanza de niñas, construyendo al efecto un espacioso edificio con su iglesia, dedicada a Santa Rosa de Lima, recayente él a las calles de la Sangre, de Renglones y de Ponet o Llonganisa; destinó su piso segundo a “Colegio para educación y recogimiento de doncellas de distinguido nacimiento”, a los pisos principal y bajo para la enseñanza gratuita de niñas pobres; llamó a éste establecimiento “Casa Enseñanza” y dió para su régimen una minuciosa reglamentación, confiando la dirección del mismo a una superiora y la enseñanza a varias maestras que recibián la módica retribución de una o dos libras mensuales y había de hacer una vida casi monástica, pronunciando los votos de castidad y de obediencia, si bien no solemnes ni perpetuos.
Fuente: La Casa Enseñanza de D. Vicente Calabuig y Carra - 1897
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