El palacio antes de la reforma, entre 1854 y 1867. Se aprecia el balcón corrido
Todo comienzo fue una casa solariega, hasta que el III Marqués de Dos Aguas, Giner Rabassa de Perellós, tuvo a bien hacer una reforma desde el año 1699 cuando pasó a sus manos el título nobiliario. La reforma llegó en 1740, destacando sobre todo la fachada que es de lo que nos ocuparemos al menos con una pincelada, porque es digna de un extenso estudio.
Haciendo acopio de su derecho de ostentación, iba a mostrar en su entrada principal todo su poder y su linaje.
Pidió su diseño a Hipólito Rovira y la ejecución a Ignacio Vergara. Así crearon una portada en alabastro única en el mundo del barroco.
Haciendo alusión a su título se lleno de elementos de agua. Los dos ríos más importantes de Valencia, Turia y Júcar, fueron representados por dos atlantes a ambos lados de la puerta principal vertiendo agua. En el lado derecho, junto a dos cabezas de cocodrilo, una aljaba de flechas y una vasija por cuya boca se vierte el agua. Culmina en su alto con una decoración de hiedra que en cuyo tronco se enrosca una serpiente. El atlante del lado izquierdo se apoya sobre un león tumbado, no faltando la vegetación mediterránea, incluyendo una palmera.
En la jamba, sobre la puerta, dos salvajes parecen proteger el escudo de la familia Rabassa de Perellós y sus distintos cruces nobiliarios. Una curiosa hornacina con tapa protege la imagen de la Virgen del Rosario, de talla original del año 1740, la que desapareció, haciéndose una réplica en yeso en 1866.
Otra curiosidad de la antigua fachada era el balcón corrido que se encontraba entre la hornacina y la puerta. Este se retiró en la reforma entre 1854 y 1867, al heredar el título D.Vicente Dasí Lluesma al agotarse la sucesión directa.
Texto de Amparo Zalve
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