Entre los
años 2004 y 2009 la cercanía de Valencia por la costa tenía un peculiar y
llamativo punto de referencia en el Pirulí, la estilizada torre de la
Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Llamativa de día pero más de noche
cuando sus iluminados 45 metros de altura destacaban en una zona lateral a la
actual gran plaza donde confluyen las avenidas de Cataluña y de Los Naranjos, la
calle Doctor Vicente Zaragozá y la Ronda
Periférica, tras la sustitución del paso superior por otro inferior para la
autovía A-7.
Su historia
comenzó cuando la UPV encargó al ingeniero Juan Antonio Rovira Soler, profesor
de Estructuras de la Escuela de Ingenieros Industriales, el diseño de una torre
que señalizara a gran distancia su emplazamiento universitario. El resultado
fue una estructura realizada con fibras de vidrio, plásticos y resinas
sintéticas, materiales que le aportaban ligereza y resistencia, que construyó y
montó Tadipol con un coste total equivalente a 300.000 euros. Sólo pesaba 19
toneladas, pero su comportamiento mecánico, similar al de una palmera alta, le
permitieron resistir vientos muy fuertes, superiores a ciento treinta
kilómetros por hora, que arrancaron árboles y causaron grandes destrozos en
Valencia pero a la torre sólo le provocaron una leve inclinación que recuperó
al cesar el huracán.
El profesor
Rovira profetizó que el plástico utilizado para esa estructura se convertiría en
el material por excelencia del siglo XXI, ya que era muy indicado para
estructuras situadas en ambientes agresivos, como son los salinos.
La nueva
torre de Valencia fue muy elogiada en diferentes foros internacionales y en
revistas especializadas sobre estructuras.
Sin embargo
los nuevos gestores de la UPV elegidos en el año 2009 decidieron demoler la
torre alegando razones de seguridad, que fueron desmentidas por el profesor
Rovira, pero no sirvieron para que éste al retorno de sus vacaciones en
septiembre de ese año comprobara que en la última semana del anterior mes de agosto
fuera derribado y troceado El Pirulí con un gasto entre 90.000 y 120.000 euros.
Como se
quedaron sin punto de referencia dijeron que instalarían un indicador encima
del nuevo edificio de Bellas Artes, que según me han dicho todavía no han
colocado.
Texto de Esteban
Gonzalo Rogel
Hermoso recuerdo!!!! Mi nombre es David y soy un argentino que vivió en Valencia entre el 2003 y 2004 y fuí uno de los técnicos que trabajaron en la instalación eléctrica de la iluminación de la torre cuando por ese entonces trabajaba en Electrotecnia Morales quien participó de la obra de ampliación de la U.P.V. (Facultad de Administración). Abrazo fuerte desde la distancia.!!!
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