domingo, 20 de noviembre de 2022

PLAZA DEL CEMENTERIO DE SAN JUAN

Años 30 - Enrique Desfilis - BIVALDI

Dentro de la "Reforma interior de la ciudad", en el grueso paquete de proyectos urbanisticos que comprendía para el "cap i casal", elaborado por las manos del avanzado arquitecto municipal Federico Aymami en el año 1908, uno de los más ambiciosos por su afán demoledor, era el de la construcción de una gran avenida, extendida de un extremo al otro de la ronda que circulaba la ciudad, siguiendo el trazado de la medieval muralla cristiana desaparecida en el siglo anterior.

Aymami, y sobre la mesa de su puesto de trabajo, cubierta por un mapa urbano de la ciudad, cogió una regla y trazó una recta desde la plaza de San Agustín con su punto y final en el puente de San José, de acuerdo con su imaginario como diseñador de la reticula urbanística de Valencia. 

Con su aprobación pocos años despúes, se daba luz verde a una futura y amplia avenida que en un principio se denominó del Oeste y que pronto tomaría el nombre del alcalde, Barón de Cárcer, con el inicio de la obras en el primer tercio de los años cuarenta.

Pero su propósito se quedó en un simple boceto. El mordisco al Barrio del Carmen tuvo sus opositores y la nueva avenida se vio frenada justo en la calle Belluga, que nacía en la entonces plazoleta del Cementerio de San Juan, desde la que se divisaba el frontal de "la O de los Santos Juanes", un óculo cegado sito sobre una de la puertas de uno de los laterales de la Iglesia de los Santos Juanes. 

Daba vida propia a la plaza el comercial Pasaje de San Juan, con salida trasera a la Calle de las Rejas.

Un pequeño pasadizo convertido en un lugar de venta de toda clase de articulos de ferretería, tanto de los de uso doméstico como de labranza, con sus ofertas para carpinteros, fontaneros y otros profesionales de oficios varios, al igual que para los "manitas" de turno en sus "arreglos" del hogar.

En la foto de la plaza vemos desde azadas a braseros de casa, desde sierras a pucheros, lebrillos y lamparas de aceite que llaman la atención de quienes la pasean, como invitación directa a que se adentren en el corto pasaje donde encontrar lo que fuera de su necesidad.

Plazuela del Cementerio de San Juan que daría paso a la actual plaza de Brujas, amplia y peatonal, donde la existente Ferretería el Globo entronca con su pasado. 

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