Mercado Mossén Sorell con una corona en la cumbre de la cubierta en 1930. Autor anónimo.- pinterest
El recoleto mercado de Mossén Sorell
ocupa el centro de la rectangular plaza de su nombre en el barrio del Carmen,
al que afluyen las calles Corona, San Ramón, Santo Tomás y Sogueros, y con un
alargado apéndice linda con la calle Alta. Nombres que suenan a ubicaciones de
fallas pequeñas, como las antiguas, adaptadas a estrecheces viarias y
económicas, pero con derroche de sátira que las hace muy atractivas e
hilarantes para los visitantes.
Diseñado por el arquitecto Ángel
Romaní e inaugurado en 1932, el mercado ocupa parte del solar que quedó tras el derribo del palacio que mandaron construir Tomás Sorell y Sagarriga y su mujer
Eleonor de Cruilles, señores de Geldo, Sot de Ferrer y Albalat de Codinate,
posteriormente Albalat dels Sorells, en la segunda mitad del siglo XV, y fue
destruido por un incendio intencionado en 1878. Mossén Sorell, sacerdote y
heredero del solar, lo cedió para que construyeran un mercado con su nombre.
Es de estructura metálica, con
laterales acristalados que le aportan mucha luz natural y protegen de rigores
climatológicos a vendedores y clientes. Desde la última reforma, culminada en
el año 2008, su parte central está habilitada para actividades culturales y de
ocio, opinando los vendedores que debería estar más aprovechada.
Fue remodelado, con menos palcos pero
más amplios, para adaptarse a la menor población del barrio y que sus ofertas
sean también atractivas para otros conciudadanos capitalinos y turistas. Un
lugar donde además de poder comprar excelentes carnes, embutidos, quesos,
conservas, pescados, crustáceos, encurtidos, salazones y aceites, con la
Charcutería José Verdeguer, la Ostrería del Carmen y Vinostrum, como
importantes alicientes añadidos, se puede disfrutar tomando unos vinos o
cervezas acompañados de tapas, y saborear plácidamente un café o sus variantes.
Para facilitarlo, además de las mañanas también abren los jueves y viernes por
la tarde, siendo de tipo extraordinario el mercado de los sábados, con
tenderetes de flores, plantas, frutas y verduras, en el exterior del edificio.
Un mercado de barrio, que sin perder
su base de venta de productos frescos, tiene el añadido de los tipo gourmet y
se ha convertido en punto de encuentro familiar las mañanas de los fines de
semana.
Un mercado cuya cúspide coronada, según
foto de autor anónimo de 1930, fue sustituida por el pináculo que ha perdurado.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
En los años 40,y desde la Pl.Moncada(Junto Pl.Virgen)venía mi madre a comprar aquí,y estaba repleto de gente.Alguna vez la acompañé,siendo niño.
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