Colección Salvador Monmeneu - 1918
La puesta en marcha en 1917 de la nueva Estación del Norte
diseñada por Demetrio Ribes suponía una amplia transformación de la zona. En el
horizonte se pensaba en una nueva y ancha calle para el nomenclátor con el
nombre de Gibraltar, flanqueada en su arranque por la plaza de toros y la
estación. Pero la ubicación de la enfermería del coso taurino frenaba el
propósito, surgiendo además la polémica que enfrentaba a la prensa, pues el
Diario de Valencia optaba por el derribo y traslado de la misma plaza de toros.
Nada más y nada menos.
Pero la cuestión se centraba entre el Municipio y la
Diputación, en el derribo de la enfermería, con su traslado a un nuevo emplazamiento anexo a la plaza de toros, como
no podía ser de otra manera.
Y pintaba bien la cosa, toda vez que en el mes de
junio de aquel año tuvo lugar una reunión en la Diputación entre su presidente sr. Paredes y el alcalde sr. Martínez
Aloy, con la asistencia del sr. Albiñana como director del Hospital, para, a
caballo de la inauguración de la Estación, tratar la apertura provisional y muy
estrecha de la calle Gibraltar desde el lugar ocupado por la enfermería
taurina, que como era necesaria para las corridas de la Feria de Julio, se iba
a dejar en uso, pero cercada por una valla, llegando al acuerdo que a su
término se procedería al derribo. Pero
para tal fin era de necesidad construir la nueva enfermería y dispuesta para el
uso.
Sin embargo, cuando finaliza 1917, el aspecto de la valla
era deplorable y la enfermería seguía en pie, lo que imposibilitaba el ensanche
de la nueva calle, y el decoro que merecía la zona. Tuvieron que pasar cuatro
meses y ya en abril de 1918 la Diputación da vía libre para la adquisición de una
parcela donde construir la enfermería. Pero transcurrió el año y en su último
día seguía paralizada su construcción al quedar desierta la subasta para
adjudicar su obra. La urbanización de la calle Gibraltar y el mal aspecto que
ofrecia era motivo de una constante polémica que no beneficiaba ni a la
Alcaldía, ni a la Diputación, más aún, cuando todo presagiaba que la solución
estaba lejana en el tiempo.
Llegaría el mes de febrero de 1919 y es cuando la alcaldía
entrega a la Diputación una parcela para la construcción de la nueva
enfermería; como contrapartida una vez
derribada la vieja, se entregaría el solar al municipio para el ensanche de la calle
Gibraltar.
Se dice que cuando las cosas van mal, siempre tienden a peor y
es lo que sucedió con la construcción de la nueva enfermería, necesaria para
derribar la vieja. En junio de 1920 la Diputación ponía en entredicho al
arquitecto provincial por la liquidación de las obras llevadas a cabo, por no
estar acordes con lo presupuestado, para el que se pedía una amonestación, que
retrasaba aún más su ejecución.
Ya en su recta final, la construcción de la enfermería anexa
a la plaza, cercana a los chiqueros, sin embargo, pese a que estaba dotada a la
altura de las mejores, tuvo un fallo de gran importancia que la hacía
inservible, al menos por el momento: la ausencia de un corto y fácil acceso al
albero, para el traslado rápido del torero herido para su auxilio, toda vez que
se había construido un camino largo, tortuoso y oscuro.
La única solución y que demandaban los toreros, era la construcción de un túnel con un máximo de unos 15 metros, sin el cual, se negaban a torear el próximo día 13 de marzo, ya en 1921, por lo que la vieja enfermería debía seguir en pie, y por ello, con la calle Gibraltar que más parecía un triste pasadizo de cualquier olvidado arrabal.
La única solución y que demandaban los toreros, era la construcción de un túnel con un máximo de unos 15 metros, sin el cual, se negaban a torear el próximo día 13 de marzo, ya en 1921, por lo que la vieja enfermería debía seguir en pie, y por ello, con la calle Gibraltar que más parecía un triste pasadizo de cualquier olvidado arrabal.
Al final hubo acuerdo, y el 11 de marzo de 1921 el Inspector Provincial de Sanidad, tras reconocer la nueva instalación con sus modificaciones, certificó que
estaba en condiciones de ser abierta para su cometido. Unos días después, el 15 concretamente, se procedió a su bendición por el Arcipreste de la Catedral don
Mariano Herrera, quedando la enfermería a cargo del médico don Francisco Serra, quien da nombre
al actual pasaje aledaño a la plaza.
La calle Gibraltar quedaba libre para que el Ayuntamiento
procediera a su urbanización, tal y como correspondía.
Con mi agradecimiento a Jorge Bolinches.
Con mi agradecimiento a Jorge Bolinches.
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