Archivo Municipal
A falta del reconocimiento oficial que se merece por parte
de las instituciones del Cap i Casal y de su proyección internacional que
debiera tener, fundamentados por la documentación que se atesora, la catedral de Valencia posee la reliquia más importante de la Cristiandad.
En Huesca, en la iglesia de San Pedro el Viejo estuvo hasta el siglo VIII, a donde había llegado en el año 258 por mediación de Lorenzo, natural de esta ciudad y diácono del papa Sixto II, ambos martirizados en Roma por el emperador Valeriano en aquel año.
En el 713 fue trasladado a la zona perinaica para su ocultación y a salvo de los agarenos, con estancias en Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe, Bailio, con su veneración por un breve tiempo, en ocasión del Concilio de Jaca de 1063, en la Catedral de esta población hasta el año 1071, para su traslado al Monasterio de San Juan de la Peña que lo albergó hasta el 1399.
En el 713 fue trasladado a la zona perinaica para su ocultación y a salvo de los agarenos, con estancias en Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe, Bailio, con su veneración por un breve tiempo, en ocasión del Concilio de Jaca de 1063, en la Catedral de esta población hasta el año 1071, para su traslado al Monasterio de San Juan de la Peña que lo albergó hasta el 1399.
- Durante el reínado de Martín el Humano el Santo Cáliz peregrinó al Palacio Real de Zaragoza, para su trasladó al Real de Barcelona, hasta que en el reinado de Alfonso el Magnánimo, en agradecimiento a la ciudad, lo depositó en el Palacio Real de Valencia hacia 1424, con su entrega definitiva a la Catedral en 1437, de donde no salió hasta la invasión napoleónica, que entre 1809 y 1813 para su mejor custodia estuvo guardado en Alicante, Ibiza y Palma de Mallorca, con su vuelta a la Catedral de Valencia como la reliquia más preciada.
Así pues, Jerusalén, Roma, Huesca, Zaragoza, Barcelona y Valencia fue
su ruta desde el siglo III, finalizada la misma en 1437 en la catedral valenciana, donde y desde
1916, en un día grande para la Seo, ocupa lugar prominente en su Aula Capitular, la más conocida como la Capilla
del Santo Cáliz.
Sin embargo, y según consta en el inventario del Manual de Consells, en 1506, el Rey Católico recabó a Valencia un préstamo de cuarenta mil ducados, y como prenda donó el Cáliz.
Tuvo que salir y para su seguridad en el periodo bélico de los años treinta, el 21 de julio de 1936 entre las manos de María Sabina Buey, la mujer encargada de limpiar las reliquias de la Catedral, para esconderlo donde vivía su madre en la calle de las Avellanas, para su posterior envío a la localidad de Carlet, domicilio de un familiar, en el que permaneció hasta el final de la contienda.
Sin embargo, y según consta en el inventario del Manual de Consells, en 1506, el Rey Católico recabó a Valencia un préstamo de cuarenta mil ducados, y como prenda donó el Cáliz.
Tuvo que salir y para su seguridad en el periodo bélico de los años treinta, el 21 de julio de 1936 entre las manos de María Sabina Buey, la mujer encargada de limpiar las reliquias de la Catedral, para esconderlo donde vivía su madre en la calle de las Avellanas, para su posterior envío a la localidad de Carlet, domicilio de un familiar, en el que permaneció hasta el final de la contienda.
Imagen la del Santo Cáliz venerado por la Fe, utilizada para confeccionar un
tapiz en ocasión de una celebración y en su excelencia, en el que los Santos Vicentes muestran el orgullo de su custodia.
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