Los ingenieros industriales de
Valencia le hicieron entrega de la insignia de honor en reconocimiento de lo
imposible que él hacía posible.
El Pernales (1912-1983), así hacíase
llamar Don Ricardo Cánoves Macián, sin estudios, más que los primarios; y
trabajando desde la infancia en el negocio de su padre. De ayuda imprescindible
para arquitectos e ingenieros de la época en el gremio de la construcción.
De inteligencia natural, sumada a
su pericia, gran ingenio y afán trabajador pasó fronteras, y con solo su hábito de leer, realizó las más
grandes hazañas que se recuerdan en Valencia, resto de España y parte del
extranjero.
-“Eso solo lo puede hacer el
Pernales” - se comentaba cuando se encontraban en alguna dificultad en relación
a cualquier tipo de transporte. Sus acciones eran increíbles. Durante la riada
del 57, cayó un puente al fondo del Carraixet y él lo rescató. Los tranvías
sobrantes los colocaba como adorno en
lugares insospechados, y si caía algún tren por un precipicio nadie se atrevía
al rescate, tan solo, el Pernales.
Podía con cualquier peso y ¡sin
cortar tráfico!, ya que se encargaba de ingeniar rieles, palancas, rodillos y
artilugios que nadie habría pensado hacer. Siempre le salía bien.
Dos hazañas curiosas en la ciudad
de Valencia:
En la plaza de la Virgen se
colocaban unos grandes postes para anclar los toldos en dos fiestas claves: El
Corpus y La Virgen. El Pernales, en los años sesenta, advirtió
que frente a la Basílica se estaba construyendo un edificio. Ni corto, ni
perezoso, habló con el arquitecto para proponerle unos grandes enganches en la
zona superior. En aquel momento desaparecieron los postes, y mediante unos
cables anclaron los toldos a los enganches.
Otra hazaña destacable fue a raíz
de la aprobación del Plan Sur. El viejo camino del Grao se iba a remodelar,
pero las autoridades urbanísticas se encontraban con el problema de que el
tráfico en la zona tenía que interrumpirse el menor tiempo posible. ¿Y cómo
iban a hacer eso? El proyecto era arrancar los árboles gruesos de las dos
largas hileras, eliminar la doble vía de carro y las dos vías de tranvía. No
hacía falta que le preguntaran cómo, solo hacía falta dejarlo hacer. Nunca
fallaba. Así fue, en dos noches estaba hecho, y sin cortar el tráfico.
¿Si hubiese estudiado, habría
sido El Pernales?
Texto de Amparo Zalve Polo
La tala de los arboles de la avenida del Puerto, que fueron cerca de trescientos, fue una catastrófica decisión de las autoridades municipales de la época. No se puede justificar, con el tráfico, ya que una nueva vía, se puede diseñar, por otro lugar, en tres años. Los árboles, y esos precisamente, tardarían en crecer 150 años. No fue una hazaña, fue un trabajo desgraciado. Saludos.
ResponderEliminarLa tala de los arboles de la avenida del Puerto, que fueron cerca de trescientos, fue una catastrófica decisión de las autoridades municipales de la época. No se puede justificar, con el tráfico, ya que una nueva vía, se puede diseñar, por otro lugar, en tres años. Los árboles, y esos precisamente, tardarían en crecer 150 años. No fue una hazaña, fue un trabajo desgraciado. Saludos.
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