Circulación por la Glorieta del coche 300.
Ferrocarriles y tranvías, nº 27, 1933
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES TRANVIARIAS
Desconocidos para casi todos nosotros, se presenta en
València el 30 de marzo de 1933 por la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de
Valencia (CTFV) un nuevo coche motor, que llevaba el número 300.
Como se aprecia en la foto este revolucionario
tranvía es más largo que todos los anteriores y está dotado de bogies o
carretones, las plataformas son igual de amplias que las de la anterior nueva
serie, los 200, dado el gran éxito que ha tenido esta novedad entre los
usuarios, al poder permitir que un buen número de pasajeros montaran
rápidamente al tranvía. También comprobamos que había dos troles, uno en cada
lateral, todavía flojeaba la instalación de bucles de retorno en los finales de
trayecto. Además estaba dotado de freno por aire comprimido y sus ruedas eran
macizas, o sea sin radios lo que le daba un suave y agradable sonido de
rodadura por las vías. Lo único anticuado que conservaban estos tranvías era
desgraciadamente la carrocería de madera.
Disponían de nueve ventanillas laterales más una en cada
plataforma y podían sentarse hasta 34 pasajeros. Se favorecía la comodidad del
pasajero sentado ante el que iba de pie en las plataformas, ya que no se
permitía estar parado en la zona interior del tranvía. En cuanto al número 300
del tranvía (es muy extraño que no fuese el 301) y la presencia de unos bogies
con un aspecto muy ferroviario (quizá provenientes de algún motor del trenet)
me atrevo a pensar en una presentación de la nueva serie, pero que empezó a
rodar algunos meses más tarde, quizá poco antes de abrir al tráfico el nuevo
puente de Aragón ya que este modelo iba a ser inicialmente utilizado solamente
en los servicios al Grao y Cabañal, por cierto el más rentable y mimado por la
CTFV.
Esta serie alcanzó las 17 unidades y a partir de 1945 pasó a
engrosar la serie tipo 400 tras ser dotados de puertas de acceso, haberse
transformado a unidireccionales y modificar su interior. El aspecto de su
interior era el de la foto siguiente.
Interior de un coche tipo 300.
Foto archivo Diputación
Provincial de Zaragoza.
Por su aspecto afilado para poder cruzarse entre ellos en
las cerradas curvas de València estos coches “disfrutaron” por parte del
público de un curioso apodo, se les llamó los mastabas por su gran parecido a
una tumba egipcia que exponía en su entrada una conocida funeraria situada en
la calle de Colón, cuyo nombre era, efectivamente, La Mastaba.
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