"Según las memorias del presbítero don Agustín Sales fue esta iglesia erigida en tiempos de Constantino el Grande, quedando a cargo de los monjes de San Basilio. Así se conservó durante la dominación de los godos y de los sarracenos, y fue declarada iglesia parroquial en 1239 bajo la invocación de San Bartolomé apóstol: en 1666 se renovó y entonces se le agregó la pequeña iglesia del Santo Sepulcro. En el altar mayor hay una hermosa pintura de Joanes: y en esta iglesia fue bautizado S. Pedro Pascual, primer canónigo de esta ciudad.
La única antigüedad notable que se conserva en esta iglesia es una inscripción de incierta fecha, y cuyos caracteres no pudo comprender el célebre escrituario don Bernardo de Montfaucon, monje benedictino de San Mauro, a quien se consultó sobre ella en 1739.
Las letras están entrelazadas unas con otras, formando una cenefa, por decirlo así, de ramage sencillo: lo único que se comprende, atendida la traducción, es que solo está grabada la letra inicial de las ocho palabras de qué se compone la inscripción, con unos puntos divisorios que separan los signos entre sí: y todo este conjunto se parece a las que se leen en las basílicas de Santa Inés, San Sebastián y San Lorenzo de Roma".
Texto: Guía de Forasteros de Vicente Boix de 1849.
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