Archivo Rafael Solaz
1950 Ca. -En los años cincuenta era habitual que el número
de hermanos en una familia fuera de tres, de cuatro o de más, en una costumbre que
venía de antiguo cuando su formación era incluso superior: familia muy numerosa se
decía...Y en estas, eran muchos los "tíos y las tías" que se iban
generando esparcidos por la ciudad, con la peculiaridad en su grado de
"tíos primeros", "tías segundas", aunque había un momento en el
año en el que la proximidad estaba cantada.
Era el momento de las “estrenas”: el aguinaldo navideño que
justificaba la visita al domicilio familiar en ocasión tan interesada.
Recuerdo aquel instante en mis años infantiles con la llegada a la pastelería de “la tía Encarna”
que lo era por estar casada con mi tio Tari, hermano de mi abuela materna
Amparo, dueña de Dulces Soria de la calle Cuarte, tal como indica el folleto, con
sus hijas Encarnita, Amparín y Bele primas segundas mías, tras el mostrador, en
busca de las “estrenas”.
Momento entrañable aquel, como lo ha sido el que
llegara a mis manos tan insospechado folleto, tal y como si fuera el aguinaldo
de aquellos años perpetuado en el tiempo.
Días de Nadal, días de estrenas.
Son de las entradas que te hacen añorar tiempos pasados..mi tia abuela, mis primas y entre ellas mi madrina Bele, a las que acudiamos para buscar nuestras "estrenas", en forma de pasteles o lo que fuese menester..gran recuerdo querido hermano.
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