Fuente – Blog “Con un garabato”
1929 – Este es el aspecto que ofrecía la plaza Emilio Castelar
muy pocos años antes de que se iniciara el proyecto de Javier Goerlich. El
Palacio de Correos y Comunicaciones ya había sido inaugurado y el edificio de
Casa Balanzá muestra su retraso con relación a los de su entorno que flanqueaban
el centro de la plaza, adornada con kioscos dispuestos para ofrecer sus servicios.
El monumento al Marqués de Campo en el centro, en homenaje a
quien había contribuido en la segunda mitad del XIX al avance de la ciudad,
tanto en cuanto su actividad portuaria la había complementado con la implantación de los
servicios del gas y del ferrocarril, así como por su filantrópica ayuda mediante
la construcción de un asilo en beneficio de los más necesitados.
La plaza como centro urbano ante el nuevo Ayuntamiento a falta
de un año para su inauguración, cuando la motorización aún no se había adueñado
del asfalto, se muestra como un espacio abierto al que acudir en busca de los
puestos de flores, refrescos y prensa, dispersos en armónica distribución.
Las vías del tranvía cercan un entorno de tan pecualiares kioscos que durante años contribuyeron con su presencia a embellecer la plaza Emilio Castelar.
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