Años 40 - Muchas son las huellas que el dominico valenciano ha dejado
sobre la ciudad de Valencia, tanto en cuanto sus diversas facetas de hombre
devoto, intelectual comprometido, político mediador, milagrero, apocalíptico y
protector de la infancia. Aspecto este último en el que hacemos hincapié en
esta ocasión.
Con el largo, como su historia, nombre de Colegio Imperial
de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer, se conoce a esta institución que allá
por 1410 tuvo sus primeros días por iniciativa del futuro santo, en su atención
a los niños abandonados. La idea del “Pare Vicent”, necesitada de una sede, se
alojó en la Casa de los Beguines, hospicio próximo al Convento de San Agustín,
que se dedicaba al cuidado de los niños huérfanos, así como los moriscos sin
cobijo. Colegio que iba a tener el beneplácito años después del emperador y rey
de España, Carlos I, cuyo apoyo queda explícito en su nombre, al igual que los
sucesivos monarcas quienes mantuvieron su ayuda.
Hasta 1968 estuvo situado el colegio en la calle Lauria; año
en el que por su hundimiento se viera obligado al traslado de los niños a una
colonia de verano próxima al pantano del Generalísimo, y al amparo de Cáritas
Diocesana.
Y así estuvo prestando su servicio, hasta su traslado
definitivo a la localidad de San Antonio de Benageber en unas nuevas
instalaciones que fueron inauguradas en 1977, donde el Colegio sigue prestando
ayuda a quienes la necesitan, manteniendo el espíritu de San Vicente Ferrer
tras los muchos siglos de su existencia.
Yo creo que fui a la escuela en ese colegio entre los años 1944- 1948, creo que hacia chaflán entre calle Lauria y calle Colón,me trae bonitos recuerdos
ResponderEliminarUn saludo
José