Colección Díaz Prósper
1888 La ciudad hierve y en su ebullición, moléculas de vidas se
desparraman por una arteria principal, impregnando de calor las basas de las
torres de cuarte.
Aquí hay bullicio, hay vida, vida de calle, carros, personas
que pasan sus horas muertas en busca de la noticia, del chisme, del
anecdotario, voces que se propagan en el diario acontecer a pie de una de sus
puertas.
Zaguán abierto que
reagrupa a esa parte de la ciudad unida por los profesionales que venden sus mercancías,
recorriendo las calles con los mozalbetes que buscan su distracción observando
sus pasos.
Hombres ociosos, mujeres de largas faldas, niños expectantes y
carros en su labor, crean como una alfombra de vida en el umbral de la ciudad.
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