Archivo de Rafael Solaz
Ca. 1890 - No era a la persona a quien se perseguía sino a sus palabras. Pero quien pagaba el peaje era su autor y la cárcel de San Gregorio fue lugar de presidio para aquel joven rebelde y provocador que igual alzaba su voz contra el clero que, mediante su obra costumbrista, relataba lleno de pasión la realidad social valenciana, tanto de la ciudad, como de su mar y huerta.
Primero como lugar que recogía a las mujeres pecadoras en el siglo XIV y ya como Comunidad de Hermanas Arrepentidas, tras la desamortización de Mendizábal, se aprovechó el lugar como presidio hasta el año 1911, en el que fue derribado para la construcción de una manzana que iba a albergar, con fachada a la calle San Vicente, el primero teatro, luego cine y en la actualidad Teatro Olimpia.
“Convento de Arrepentidas” primero, y musa de D. Vicente después, con la singularidad en el siglo XVI de haber sido uno de los lugares donde las mujeres "emparedadas", recluidas de forma voluntaria, purgaban sus licenciosas vidas.
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