1962 - La riada de 1957 fue devastadora, pero de aquel lunes de pánico, un nuevo genio surgió en Valencia.
Pepe Cózar, valenciano de Baeza, días después, a sus trece años, sorteaba el barro en la plaza de Na Jordana. De repente, se encontró con una maleta entre el cieno, la abrió y un tesoro de pinceles y de colores sorprendieron sus ojos.
Había nacido un artista de la paleta; los lienzos iban a sentir en su urdimbre trazos de color, pletóricos de fuerza.
Se barnizaron de Benicalap, donde la familia baezana había fijado su residencia: la Ceramo, el Portalet, junto a la vieja alquería, cubrieron sus primeros cuadros. Después se adentraría por el del Carmen: el portal de la Valldigna, sus callejuelas retorcidas, las Torres de Serranos, y fijó su caballete ante el Micalet.
Tenía todo un mundo por delante que paso a paso iba a saber de su presencia. Por toda España.
Quiso perfeccionar su estilo y acudió a Bellas Artes de la calle Museo, lugar muy próximo a donde había encontrado la maleta. El director, Genaro Lahuerta, no lo admitió por no tener estudios primarios, pero un año después, Pepe Cózar, obtuvo un primer premio en el XIX Certamen Nacional de Linares de 1963, mientras quién le había negado la entrada en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, tuvo que conformarse con un cuarto puesto.
Pepe Cózar había ganado su primer partido: 1 a 0, dice con un firme movimiento de mano, como si rasgara en un lienzo un trazo de intenso color.
En el Círculo de Bellas Artes perfeccionó y puso en orden el fuego de su interior, que con paleta y pincel iban a alumbrar su arte.
En 1962, fija su caballete en el camino de Tránsitos, en la acera de Industrias Abrasivas; era un día algo lluvioso, pese a ello, observa con atención el mercado de Benicalap, y poco después había dejado para el recuerdo los puestos de carnes y chorizos, frutas y salazones. Una mujer hace su compra y los plataneros cubren los puestos trazados por el pincel firme de Pepe Cózar.
Valenciano de Baeza, nacido para la pintura al abrir una maleta del barro.
Los matices serían su vida.
Vaya, un valenciano de Baeza como un servidor, poeta y pintor nacido en Linares, criado hasta los cuatro años en Baeza, su verdadero pueblo y viviendo en Valencia desde los cuatro años; me imagino que igual que Pepe, allí eres de Valencia y aquí eras de Baeza. Conocí a Cózar hace ya muchísimos años, siendo un joven poeta; hablamos de versos y de pinturas, en su estudio de Pérez Galdós, quedamos para una segunda visita y poder ponerle versos a alguna de sus exposiciones, pero jamás volvimos a coincidir. La anécdota con Jenaro Lahuerta me recuerda a cuando escribí mi primera y única novela, fui mirado por encima del hombro por escritores más consagrados, pero fue la mía la que se quedó finalista de aquel concurso nacional, uno de los más dotados de las letras españolas. Dos historias muy parecidas.
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