Años 50 - La pasarela era un atajo peatonal hacia el barrio de Ruzafa que hasta la construcción del “túnel de las grandes vías” mantenía unida una zona de la ciudad partida en dos por el ferrocarril.
Pero tenía su encanto. Su toque de imaginación.
Esperabas la llegada del tren y te adentrabas en una nube de vapor que te envolvía cegando los ojos e invitándote a viajar en su compañía. Por un instante se cumplían tus deseos que en muy breve espacio de tiempo dejaba sobre tus ropas la señal de su paso mediante leves “caricias” de carbonilla que como postal viajera certificaba la fascinación por un breve viaje a un lugar imaginario, a bordo de un vagón que de inmediato desaparecía.
Y así fue hasta los primeros años sesenta, cuando fue derribada para la construcción de un túnel, convertido también en atajo para la circulación rodada.
Supongo que sería toda una aventura , si eras niño, poder estar en la pasarela y que el humo de la máquina de vapor te cubriese y luego aparecer como si salieses de un truco de magia. Bonita fotos , de una estructura que ayudo mucho a la comunicación entre las dos partes que ese río que eran la playa de vías del tren había dejado,incomunicada
ResponderEliminarEsperabas la llegada del tren y te adentrabas en una nube de vapor que te envolvía cegando los ojos e invitándote a viajar en su compañía. Por un instante se cumplían tus deseos que en muy breve espacio de tiempo dejaba sobre tus ropas la señal de su paso mediante leves “caricias” de carbonilla que como postal viajera certificaba la fascinación por un breve viaje a un lugar imaginario, a bordo de un vagón que de inmediato desaparecía
ResponderEliminarJulio Cob, la describes tal y como yo lo sentía cada vez que, a mis cuatro o cinco años, tenía la suerte de que mis padres tuvieran que cruzar esa pasarela (conmigo claro...)
Muchas gracias y me satisface sea de tu agrado. Te agradezco el seguimiento de mi blog.
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