Había una vez, una serie de personas que se dedicaban a parar el tiempo por encargo. Los podías encontrar en jardines, en lugares frecuentados en días de fiesta, en ferias, en Iglesias…
Lázaro era uno de esos “minuteros”, el que más se veía en la playa de la Malvarrosa. Sus fotos tenían sal y arena.
Cargados con su cámara a cuestas, trípode incluido, realizaban fotos al aire libre a precios populares y sin más pretensiones de arte, que el proporcionar un recuerdo del momento.
A mediados de la década de los años 10, apareció un sistema de fotografiado llamado Mandel, que básicamente consistía en una caja que contenía el revelador y fijador, permitiendo la entrega de la foto al cliente en pocos minutos; y su cobro. Para muchos ingenuos, el fotógrafo, se convertía en un mago que sacaba la imagen en papel, de la “nada”.
Era todo un artilugio de fácil transporte, aun así para deleite de niños y babeo de abuelos, estos fotógrafos, completaban el decorado con caballitos, cochecitos y composiciones turístico-festivas, que solían posar en una zona y en ella permanecían todo el día.
Años 20 – La Malvarrosa
Texto de Pilar Martínez Olmos
Quien no tiene en su casa una foto de éstos fotógrafos, que eran grandes profesionales de la fotografía. En la feria de Navidad también estaban, en unas casetas, donde, hasta de torero te podías hacer una foto. Enhorabuena Pilar.!!
ResponderEliminarMuy bonitas las fotos y muy interesante al comentario. Buen día y un abrazo para todos. Gregorio
ResponderEliminarMagnífica Entrada Pilar. Los que seguimos tus textos lo celebramos y te lo agradecemos. Por muchos años.
ResponderEliminarMuchisimas gracias !!!
ResponderEliminarEntre todos haremos que nuestras costumbres, nuestra gente y nuestra ciudad se conozca mejor. Un abrazo . Pilar