Archivo de Rafael Solaz
Años 30 - Hubo un tiempo en el que los remedios caseros surgían de la cesta de la compra en su sentido literal, aprovechando los efectos de ciertos productos del campo, en especial para el aseo y limpieza del cutis entre los que destacaba el pepino, el machaca de las almendras, nutridas aún más con unas gotas de aceite de oliva y otros recursos vegetales. Tiempos aquellos en los que el “jabón de manos” era más bien escaso y el hecho en casa, el casero, había que hacerlo con especial cuidado prescindiendo de la sosa. Pero fue por los años treinta cuando la publicidad iba ofreciendo al ama de casa la mejor solución para su cutis: de cara, brazos y piernas, ofreciendo la posibilidad de su mejor cuidado gracias a unas cremas que, a su vez y según decía el provocador folleto, era el ejemplo de “cómo las señoritas que cuidan de su belleza pasan a ser señoras y triunfan en la sociedad”. La crema de pepinos Gemey ocupó parte del armarito de baño y se transformaba así en “la ilusión de toda su vida”.
Yo tengo un amigo en Oviedo, que hace algunos años , cuando era más jovencito y se iba de parranda , para que no se le notasen las ojeras y los estragos de las noches de parranda , se ponía sobre los párpados unas rodajas de pepino y sino tenía pepino un cubito de hielo unos minutos antes de salir de casa para y tan contento que se iba a trabajar a la oficina . Buen día a todos y un abrazo.
ResponderEliminarGregorio, hay que ver qué cosas tiene el pepino.
ResponderEliminarUn abrazo