miércoles, 30 de noviembre de 2022

LA TORTADA DE GOERLICH

Foto de Enrique Desfilis

Nueva plaza para el cap i casal surgida por el derribo del Convento de San Francisco que le daría su nombre, al igual que a la popular calle que desde la plaza Cajeros y en bajada, la de San Francisco, como lo acreditaba su nomenclator, moría en la que que en 1899 pasaría a ser denominada como plaza Emilio Castelar, en la que desde 1852 figuraba la estación ferroviaria del Marqués de Campo, que abandonó el lugar con su traslado a la cercana calle de Játiva en 1917, una decisión que fue de utilidad para el ensanchamiento triangular de la plaza, en la actualidad la del Ayuntamiento.

Durante algo más de tres décadas la plaza fue sometida a diferentes ornamentaciones, básicamente con la implantación de unos kioscos, primero algo cochambrosos y que con los años fueron decorosamente mejorados, con buen gusto y diseño, con monumentos en su interior a José Campo y al pintor Ribera.


Construido el nuevo ayuntamiento con espectacular fachada a la plaza, abandonando el balcón de la Casa de Enseñanza de la calle la Sangre, se imponía un nuevo diseño y el recientemente nombrado arquitecto mayor municipal, Javier Goerlich, recibió la encomienda de llevar a cabo uno más de sus muchos proyectos. En este caso el de dotar a la plaza de un aspecto diferente, tendente a lo magnífico.

Nada más espectacular que una plaza en superficie alzada, a modo de un pastel, triangular, con espectaculares escalones laterales flanqueados por barandillas de mármol de grueso calibre, por los que se ascendía a un plano muy apropiado para apacibles paseos, con una balaustrada circular para contemplar el nuevo Mercado de Flores, subterráneo. En sus vértices, tres fuentes en surtidor representaban a las tres provincias del Reino de Valencia.

Primero la desacertada ubicación del mercado floral que restó ventas a las floristas, que lo abandonaron para su traslado en superficie, y segundo la avanzada motorización en la ciudad y su cada vez más extensa red tranviaria, necesitada como estaba de un mayor espacio para conectar con ligereza las calles San Vicente, Barcas, Sangre, Periodista Azzati, Lauria y Amalio Gimeno, obligaron a que el Ayuntamiento diera fin a la que aún se recuerda como tortada de Goerlich” de la plaza Castelar.

Las imagenes nos muestran el proyecto de Goerlich mediante un trabajo fotográfico de Enrique Desfilis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario