Interior y exteriormente es una obra maestra del arte gótico de la Europa meridional, y está considerado entre los mejores de España. Destaca grandemente por su construcción arquitectónica prodigiosa, sin contrafuertes, cuya estructura y tracería calada transmite ligereza, pero ha tenido problemas de estabilidad. Atrevimiento de sus ejecutores, anónimo el de la primera planta en el siglo XIV, y Martín Llobet la segunda en la centuria siguiente, cuando ya habían reparado los daños ocasionados por el terremoto del año 1396. Su imagen destaca grandemente desde las cuatro plazas que contornean la Catedral: Almoina, Decimo Julio Brutus, Virgen y Reina.
Un prisma octogonal sobre el crucero que se eleva a 40 metros de altura y proporciona luz natural difuminada por las delgadas láminas de alabastro de los ocho ventanales ojivales de cada planta, que originalmente tuvieron vidrieras policromadas.
Descansa sobre cuatro trompas cónicas y está cerrado con una bóveda de crucería compuesta por ocho nervios con ladrillos plementados entre ellos.
En los huecos de las trompas hay, desde la reforma neoclásica del siglo XVIII, imágenes en estuco de los cuatro evangelistas, cada uno con el atributo que lo identifica: San Juan con el águila, San Lucas con el toro, San Mateo con el ángel y San Marcos con el león. Junto con las capillas laterales es de lo poco que dejaron de estilo neoclásico tras la repristinación (de vuelta a los orígenes) realizada, a partir de 1972, para devolver al gótico original el interior de la catedral. Según comentarios de entonces, conservaron las arcadas neoclásicas del crucero porque aportan resistencia a la estructura que aguanta el peso de un cimborrio con reparaciones importantes en su larga historia, incluso sustituyendo uno de los pilares en el año 1661 y zunchando otro en 1863.
Las imágenes de San Juan y San Lucas fueron esculpidas por José Puchol, la de San Mateo por José Esteve, y la de San Marcos por Francisco Sanchis.
También suprimieron los tejados colocados en el siglo XVIII para evitar filtraciones y humedades, dejando las terrazas de la Catedral con sus cubiertas primitivas tras acondicionarlas adecuadamente.
En la guía histórica y artística de La Catedral de Valencia, publicada en 1909, su autor, el canónigo José Sanchis y Sivera, dice que desde el siglo XIV hubo un penell (veleta) en la cumbre del Cimborrio. Que era de madera, y como lo renovaban frecuentemente, cada vez lo construían más fuerte y más adornado, sustituyendo, paulatinamente, alguna pieza de madera por otra de hierro. También varias sustituciones, por rotura, de la campanita, el Cimborriet, que alberga un casalicio, y servía, ya que actualmente está fuera de uso, para, tirando de una larga cuerda desde el templo, enviarle la señal preventiva al campanero del Micalet, y pudiera hacer los toques a su tiempo.
Y que, en la terraza del Cimborrio, la Ciudad y el Cabildo, celebraron conmemoraciones de hechos gloriosos, encendiendo hogueras, disparando fuegos de artificio, y colocando luminarias, hasta que en la fiesta de Sant Donis del año 1457, se quemó el penell y toda la madera que lo sostenía, y por ello, pasaron el protagonismo festivo al Micalet.
Asimismo, que en la parte interior del Cimborrio colocaban trofeos de victorias militares en las que intervino el Reino de Valencia, así como escudos y enseñas pintadas que recordaban a algún bienhechor o hecho especial.
Comparando la postal de 1920 con una fotografía actual se ven las variaciones arquitectónicas habidas: las casas de los canónigos derribadas en 1970 para dejar visible el exterior de las capillas del lado oeste de la catedral, supresión de la cubierta del segundo piso de La Obra Nueva, y la reconstrucción en 1957 del rosetón en la parte superior de la Puerta de los Apóstoles, compuesto por dos triángulos equiláteros cruzados, tracería calada y vidrieras. Estrella de seis puntas, el sello de Salomón, como símbolo de Jesús, el Mesías, del linaje de la casa de David.
También, la restauración de la muy deteriorada Puerta de los Apóstoles en los años sesenta del pasado siglo, la sustitución de la fuente redonda por la alargada del Padre Turia y sus hijas, las acequias para regar la Huerta de València, y la supresión de un contrafuerte en el Cimborrio que alojaba una escalera con peldaños de hierro para acceder a la cubierta.
En una Catedral, La Seu, con más de siete siglos y medio de historia, que arquitectónicamente y artísticamente es muy variada, y por ello, muy atractiva e interesante. Su extensa y muy documentada página web permite conocer, antes de la visita, sus muchos tesoros artísticos. Asimismo, hay amplio archivo y biblioteca que se pueden consultar.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
MAGNIFICA ENTRADA SOBRE EL CIMBORRIO, HAY QUE PARARSE Y MIRAR HACIA ARRIBA, Y ESTAR GRAN RATO CONTEMPLANDOLO,Y YADMIRANDO LO MEJOR DE LA CATEDRAL DE VALENCIA. Y NO SOLO DESDE LA CALLE, SINO DESDE SU INTERIOR.....GRACIAS ESTEBAN----
ResponderEliminarGRACIAS A VOSOTROS, LOS LECTORES, QUE NOS APOYAIS PARA SEGUIR DIFUNDIENDO LO QUE ATESORA VALÈNCIA.
ResponderEliminarSALUDOS
ESTEBAN