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miércoles, 31 de marzo de 2021

VALENCIA, GRAN ESCENARIO DE LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA

1608 - Parcial plano de Manceli

Así se convirtió durante los siglos XV al XIX, uno de los periodos más sangrientos de nuestra historia. Condenados a torturas y llevados a la muerte por brujería, sodomía, zoofilia, judíos y moriscos  -estos sólo en caso de trato con Argel o por prácticas musulmanas- por cuestiones ideológicas, del que tenemos un claro caso en Valencia y que luego comentaré, en el que se condenaba por herejía y blasfemia. La homosexualidad fue causa de condena en un porcentaje elevado en Valencia, generalmente eran quemados vivos, bien solos o con sus amantes, y el doce por ciento de procesados eran por asuntos sexuales; esto tiene una explicación:

La Inquisición seguía la doctrina de San Vicente Ferrer, que siempre defendió la inmoralidad del adulterio, que por cierto, hacía lo propio con la conducta coqueta de la mujer, considerando reprobable el hecho de maquillarse.  Desde los inicios del Santo Oficio la bigamia entró en su jurisdicción y una vez más se siguió culpando a la mujer como causa de ello, al contraer matrimonio el marido en segundas nupcias de manera clandestina, ya que se avenía a que fuera por no haber tenido hijos en el primer matrimonio. El deseo de los inquisidores era erradicar la creencia de que el sexo no era un pecado moral.

El tribunal de Valencia fue uno de los que más inquisidores, constituyéndose para el Reino en 1520. Los miembros debían de ser cristianos reconocidos y mayores de catorce años. Un conjunto de oficios participaban y ayudaban al tribunal, que generalmente tenía dos inquisidores por distrito, uno que era teólogo y otro jurista. Eran ayudados por funcionarios, tales como el fiscal para interrogar a los testigos y elaborar las denuncias, alguaciles con el fin de perseguir y detener al acusado, un médico, carceleros y verdugos.

Se les juzgaba,  iban a presidio y según el delito la aplicación de  la tortura era lo habitual como su ejecución en menor medida. Hablaremos de ello en el mismo orden.

¿Dónde se les juzgaba?

Para eso ya estaba el Palacio de la Inquisición. Hay que decir que el primer lugar donde tuvo su sede el Santo Oficio fue en el Palacio del Real, hasta que definitivamente, en 1522 pasa al suyo propio. Se llegaron a procesar a 150.000 personas y asesinar a 34.000.

Daba la fachada principal a la plaza de San Lorenzo y se prolongaba por la desaparecida calle de las Rejas, una calle con nueve grandes rejas que eran del palacio y en 1700 fueron sustituidas por balcones. Había un escudo enorme de Felipe II sobre la puerta que se colocó en 1621.

En 1820 se vendió el edificio a viviendas particulares y en 1920 se derribó el edificio entero.

¿Dónde se les encarcelaba?

Tenían prisiones. La primera fue  la Torre de la Sala en la calle Batllía, y a mediados del siglo XVI se abrió la Casa de la Penitencia en la que se llamaba calle Quemadero, cerca del palacio y  del Portal de la Trinidad, como cárcel abierta y alojamiento de los penitenciados para pasar un tiempo de recogimiento.

 ¿Cómo se les torturaba?

Sobre el treinta por ciento de los prisioneros eran torturados. Lo más usado era el potro y la garrocha, aunque también era muy frecuente remar en galeras hasta la extenuación. Los condenados a muerte portaban el “Sambenito”, saco de tela de lona de forma rectangular con un agujero por donde sacar la cabeza. Generalmente era de color amarillo con la cruz de San Andrés, significando humildad y sufrimiento. Otras veces la estampación era con llamas de fuego, personajes maléficos, serpientes, y demás signos que podían simbolizar el infierno. También podían llevar “coroza”, un gorro en forma de cucurucho que hemos visto en muchas ilustraciones.

¿Las ejecuciones?

Se realizaban en el solar que ocupa el Jardín Botánico y en la Plaza del Mercado. Los Autos de Fe en la Plaza de la Virgen.

La condena a muerte era lo menos frecuente estadísticamente con el resto de condenas. Se desarrollaba en la hoguera, horca, y también la  muerte en estatua”, que era desenterrar el cadáver y quemarlo. Otra forma era la “quema en efigie”, cuando el condenado ya había fallecido o había conseguido la huída, se  entregaba a las llamas una imagen del desaparecido.

En este apartado incluyo unas personas de cierta categoría social en Valencia que fueron asesinadas por el tribunal:

Margarita Borrás o también podemos llamar Miquel Borrás.  En el siglo XV. Hija de notario que nació hombre pero gustaba vestirse de mujer. Fue condenada a la horca vestida de camisa sin pantalón mostrando sus atributos para que la plebe pudiera atestiguar que era hombre.

Elionor Esparza. Principios del siglo XVI.  Condenada por hereje. Quemada viva frente a la puerta de los Apóstoles de la Catedral. Era la esposa del primer catedrático de Medicina y Cirugía de la Universidad de Valencia. Ambos eran judíos conversos. Acabó él con la misma suerte.

Ajusticiamiento maestro Ripoll

Gaetá Ripoll. En 1826. La última víctima de la Inquisición y fue aquí en Valencia. Maestro valenciano del barrio de Ruzafa. Condenado por la Junta de Fe creada por el Arzobispo de Valencia, que tenía las mismas funciones que el Santo Oficio, aunque este ya no existía (Se aprobó la abolición en 1813 en las Cortes de Cádiz, pero de forma definitiva desapareció en el reinado de Isabel II). Fue condenado por hereje y masón a morir en la hoguera, sin embargo murió en la Plaza del Mercado, ahorcado, y su cadáver quemado en el interior de un barril en el cauce del Turia, en el paseo de la Pechina, cerca del puente de San José.

Texto de Amparo Zalve Polo

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