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lunes, 20 de abril de 2020

VALENCIA MIRANDO AL MAR


Mirábamos al mar, sabiendo que estaba allí cerca, ¡pero tan lejos!

Caminando la larga avenida de Blasco Ibañez, nos detuvimos ante lo que para los ojos de una chica de dieciesis años iba a ser el sueño que desde niña quiso ser, médico. Un edificio grande, con una gran puerta, por la que algún día saldría orgullosa con un título bajo el brazo del que siempre había tenido gran vocación.

Mi madre lo conocía bien, mi abuelo ejerció como pediatra hasta los años ochenta y hablaban tantas cosas, desde que comenzó los estudios, los paseos entre clases por aquellos jardines frente a la Facultad, y por supuesto, recordaba muchas cosas que se quedaron grabadas en su mente de niña. Le pedí que me las contara y disfruté tanto como ella en su momento.


Había un gran deseo de conectar la ciudad con la zona marítima ya en el siglo XIX. Era un momento en el que la burguesía valenciana estaba ávida por tener una conexión confortable con la playa porque se había convertido en zona de veraneo. Proyectos se fueron presentando uno detrás de otro e iban pasando los años sin que se llevaran a término por una causa o por otra. 

Todo empezó cuando en el año 1863 , el empresario Manuel Gomez propuso la ejecución de un boulevard cuyo eje principal partiera del Palacio de la Exposición y desde allí se construyeran viviendas para clases burguesas. En 1865, fue Manuel Sorní, basando su proyecto en la rápida comunicación con los nuevos medios de transporte. Marcaba el punto de partida de la gran avenida desde los Viveros municipales. En 1883, Casimiro Meseguer plantea de nuevo uno que se haría llamar “Camino- paseo hasta el mar “. Tardo diez años en aprobarse (1893). La comunicación era directa con las playas del norte del rio Turia, aunque el camino del Grao quedaba para uso industrial. Mientras pasaba el tiempo para su ejecución, en 1897 se volvió a replantear este proyecto con una ancha avenida con ciudad jardín y la anexión con los poblados marítimos, dando como resultado final al proyecto en 1898.

La construcción de la Facultad de Ciencias y Medicina, y al tiempo el edificio para la Feria Muestrario, dieron el pistoletazo de salida para esta gran avenida. Ya en los años treinta, la tan deseada ciudad jardín comenzó con la construcción de chalets en dos manzanas, los de la Asociación valenciana de la Prensa que vulgarmente eran llamados: “los chalets de los periodistas”.


Un dato muy curioso que me contó: fue el que un día de noviembre de 1931, mi abuelo fue al cine y en pantalla salió un anuncio dando a conocer que Valencia iba a acercarse al mar y los textos anunciantes explicaban que en la realización del proyecto encontrarían trabajo más de quinientos obreros durante dos años. La zona de los terrenos sería de 3250 metros de longitud. 

El paseo consistiría en una calzada central de 100 metros, con un macizo central de 40 metros que separaba dos zonas de 30 metros de amplitud. Tendría dos urbanizaciones delimitadas: La Ciudad universitaria (ya estaban en construcción las Facultades de Medicina y Ciencias) y la Ciudad Jardín, con casas económicas en forma de chalets. Salieron del cine ya sabiendo como iba a cambiar Valencia hasta el mar.

Los tres proyectos que se explicaron aquel día en el cine, la reforma de la Plaza del Ayuntamiento, la Avenida del Oeste y el paseo de Valencia al Mar, crearon  un antes y un después en la urbanización de la ciudad.

Texto de Amparo Zalve Polo

1 comentario:

  1. magnifica explicación y bien documentada, precisamente mis padres desde jóvenes solían ir ha los jardines para fotografiarse, de hecho estoy poniendo alguna de esas fotografías, el proyecto creo gran admiración entre los valencianos y es una pena no se pueda culminar, aunque el tramo final se estreche algo y sobre todo se subvenciones a los perjudicados, todo tiene solución, si se quiere. animo y sigamos culturizando.
    v. Belda.

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