martes, 5 de noviembre de 2019

LA "MOVIDA" VALENCIANA COMENZÓ EN LOS CINCUENTA

  
La noche valenciana quedaba escueta para los noctámbulos y los no noctámbulos, los trabajadores nocturnos que a la salida de su trabajo disfrutaban de tomar  un café, una copa o simplemente de una buena tertulia. Digamos que en su mayoría eran artistas que al terminar su función les apetecía reunirse: autores, cómicos, empresarios, o simplemente admiradores de la salida nocturna.

El caso es que no encontraban lugares donde no dieran el cierre a partir de las tres de la madrugada. Y es que había un horario de cierre establecido según legislación. En la entonces calle de Calvo Sotelo, y junto al cine Lys, la organización de los músicos dio puerta abierta, aunque ciertos incidentes hicieron que aquello acabara.

Después de continuadas reuniones gremiales, se llegó a un acuerdo con el entonces gobernador Jesús Posada Cacho, estableciéndose un turno de cafeterías que abrirían hasta las seis de la mañana, un turno de “bares de guardia”.

! Qué caramba! ¡pues no habían farmacias de guardia!


Se barajaron por proximidad al centro y por capacidad, tres de ellas: Barrachina, Lauria y Balanzá. Aunque también entró en juego la cafetería Hungaria, pero renunció a esa suerte, simplemente por temor a que se les llenara el local de señoritas de “mala reputación”, no fuera que se les acabaran las tarjetitas con las que por el día invitaban al abandono del lugar cuando aparecía una “dudosa”.
   
Las tres cafeterías se organizaron en turnos de manera que cada semana cerraba una de seis a seis y media de la  mañana para proceder a su limpieza. Ni que decir tiene estas reuniones nocturnas no estaban exentas de altercados, pero para eso estaba cerca la “pareja” de la puerta de Correos.
   


Esto duró hasta que se acabaron los turnos con el final de los cincuenta. Entonces, todos a la plaza del Caudillo, junto al cine Rialto, quinto piso, en el local de la Asociación Sindical de Músicos Españoles. Era solo para socios aunque todos tenían la puerta abierta. Grandes tertulias salieron de las noches en el Hogar del Músico.

Texto de Amparo Zalve Polo

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