Archivo Municipal
1921 - Cuando Vicente Blasco Ibáñez
llegó a Valencia en su visita de mayo de 1921, con seguridad, no podía imaginar
el alcance de su recibimiento, en el clamor de sus paisanos hacia su persona, ni en su multitud. Y más, toda vez que
la autoridad gubernamental iba a poner toda clase de trabas para su llegada. Pero en el "blasquismo"
estaba la fuerza popular; durante su estancia fue objeto de todo tipo de
homenajes, donde su obra literaria se convertía en los verdaderos protagonistas
y centro de atención, bien fuera en
forma de cabalgata urbana, o ante una "barraca" del Cabanyal.
Cañas y barro era otro de los
protagonistas, y como no podía ser de otra manera el homenaje tuvo como
escenario la Albufera.
La “Fiesta de Cañas y barro"
tuvo lugar el 18 de mayo, que a pesar de que el tiempo, con presagio de lluvias,
no acompañaba, congregó a los invitados
llegados de los pueblos cercanos y de la ciudad, de la que había partido el
propio Blasco desde la plaza de Emilio Castelar a las 8.30 de la mañana
mediante un carruaje que transportaba algunos invitados, entre quienes se
encontraba el Alcalde, para llegar al "Pont de Peransa", donde
en unas barcas allí dispuestas alcanzaron la Dehesa, a
cuya llegada fue recibido D. Vicente mediante aplausos, con toques de dulzaina
y una traca, con el encuentro con otras personalidades, en un escenario acorde
al festejo, con la típicas barcas engalanadas con gallardetes y guirnaldas de
flores, y unas "collas" de pescadores "albuferencs" y
grupos de labradores vestidos a la antigua usanza.
El traslado a la Dehesa desde el
centro de la ciudad fue muy problemático,
donde habían dispuestos carruajes, automóviles y autocamiones,
contratados para portar las sillas, para una asistencia prevista de 400
invitados, quienes hasta el punto de embarque tenían que transitar por penosos
caminos, que aquel día de lluvia aún más los agravaban, hasta el punto de pensar en suspender el
festejo, pero al grito de ¡antes morir!, y con la ilusión de participar en uno
más de los homenajes a Blasco Ibáñez en tan singular paraje, emprendieron la
marcha por uno de los caminos más deplorables, el del Saler.
Ya en la Dehesa, y aunque en sus primeros momentos molestaba la lluvia, la comida se sirvió a las dos de la
tarde en tres largas mesas para los invitados, con la presidencia formada por los
señores Blasco, Samper, José Benlliure, la esposa del Alcalde, la tiple María
Llacer, Libertad Blasco, hija del homenajeado, y la hermana de éste Pilar,
junto a otras damas.
Al terminar la comida, que fue
exquisita, -a base de paella, all i pebre y anguiles torraes costeada por el
Ayuntamiento- tuvo lugar una fiesta valenciana en la que no podían faltar los
bailes populares y "les albaes", a cargo de los más populares
"cantaors" del momento, con
suelta de palomas y tracas que se fueron prolongando durante toda la tarde, hasta
el regreso a Valencia, a las 8 de la tarde, tras hora y media de viaje de vuelta por los
penosos caminos.
Así reconocía el “blasquismo” a
su ilustre y universal padre, pese a la inclemencia del tiempo que se vislumbra
en la fotografía.
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