Archivo Municipal
La Librería Mariana tuvo su impronta en la ciudad. Junto a
la Lonja, con los escalones incrustados en sus propias entrañas.
Un universo cultural, una seña de la plaza del Dr Collado de
la que tan solo queda la erosión del tiempo, la desidia y la falta de
compromiso.
Porque Librería Mariana era algo más que una tienda
comercial de barrio con mostrador, estanterías y guardapolvos. Mucho más.
Tanto en los inicios del curso escolar, como ante la llegada
de los Reyes Magos, satisfacía a su fiel clientela, que, por el lugar y la
proximidad del mercado era numerosa.
Lucía en sus anaqueles un extenso surtido, muy variado, donde no faltaban desde libros de cuentos, de
viajes, novelas, devocionarios y misales, hasta álbumes de pinturas y de
postales.
Tenían prestigio para la enseñanza los Atlas de Geografía,
las Historias de España, de Anatomía y de Naturales. Y le iban a la zaga los de
juegos, tales como los de Lotería, Aduana, Oca, Asalto, sin faltar el de
Dominó.
Y entre los juegos didácticos se ofrecían los geométricos,
los rompecabezas, mapas esféricos, cajas de pintura, estuches de papel, lápices
de fantasía, calcomanías, linternas mágicas y un sin fin de artículos para
regalar a los niños.
Librería Mariana, que con los escalones de la Lonja y las
telas metálicas de Hija de Blás Luna competían en fama.
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