Con el monumento a Antonio Muñoz Degrain en 1915 se inicia un
ciclo de homenajes a los pintores
valencianos que tendría su continuidad en Ignacio Pinazo, Francisco Domingo, Joaquín Agrasot, etc. Con anterioridad lo había sido al Pintor Ribera, pero remontándose al anterior siglo, en 1888, ante el Palacio del Temple.
Sufragado por el Círculo de Bellas Artes, el escultor
Francisco Marco Díaz-Pintado labró un busto en mármol situado sobre una columna de la que parten dos bancos barrocos, diseñado el conjunto
como pedestal por el arquitecto Vicente Rodríguez y construido en piedra en el taller del sr. Cuñat.
Instalado bajo un magnolio frente al Palacio de la Aduana, entonces en funciones de fábrica de tabacos, el 23 de Julio de 1915 a partir de las cinco de la tarde fue
acudiendo numeroso público para recibir a la comitiva municipal presidida por
el alcalde. A los acordes del Himno de la Exposición por parte de la Banda
Municipal, se descubrió el monumento.
Fue cuando el secretario del ayuntamiento leyó un comunicado del Circulo de Bellas Artes en el que constaba la entrega de la obra a la ciudad. A continuación se leyeron telegramas de adhesión de entidades malagueñas, ciudad donde residía el artista homenajeado.
Fue cuando el secretario del ayuntamiento leyó un comunicado del Circulo de Bellas Artes en el que constaba la entrega de la obra a la ciudad. A continuación se leyeron telegramas de adhesión de entidades malagueñas, ciudad donde residía el artista homenajeado.
Finalmente el Alcalde Sr. Maestre tuvo unas palabras de
gratitud para el Circulo de Bellas Artes, elogiando su reconocimiento a los
hijos ilustres valencianos, para acabar con loas a la figura de Muñoz Degrain gran amante de su ciudad.
Terminó el acto con un fuerte aplauso de los congregados, satisfechos por aquel homenaje a quien aún estaba en vida.
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