Fotografía de Esteban Gonzalo (1996)
El pasado día 25 el Palau de la Música de Valencia ha cumplido treinta años en la bella labor de facilitar en sus instalaciones la difusión
musical, arte que goza de enorme seguimiento en la sociedad valenciana.
Está considerado como uno de los auditorios más importantes
de Europa, y es muy elogiada su excelente acústica.
Fue proyectado por José María Paredes, premio nacional de
arquitectura y artífice de edificios similares en Madrid y Granada, e
inaugurado por el presidente Joan Lerma en un acto en el que estuvieron los
ministros de Cultura, Javier Solana, y de Educación y Ciencia, José María
Maravall, el alcalde de Valencia, Ricard Pérez Casado, y otras autoridades, así
como invitados para llenar sobradamente los 1.770 asientos de la Sala Iturbi, la
mayor del auditorio, en el acto inaugural.
Además del primer concierto de la orquesta dirigida por
Manuel Galduf, también los hubo, con aforo total, el mismo sábado por la noche
y el domingo en sesiones matutina y vespertina.
Las líneas modernas de "El Palau de la Música i Congressos",
como telón de fondo de la fuente y los jardines diseñados por el arquitecto
español Ricardo Bofill para los tramos X y XI del viejo cauce del río Turia, lo
convirtieron prontamente en edificio emblemático de una ciudad que aumentaba su
acervo arquitectónico con obras de estilos vanguardistas.
La transparencia es una de sus principales características.
Una gran bóveda acristalada, integrada con el tramo ajardinado, sirve de acceso
principal. La luz y la armonía exteriores se trasladan al interior a través del
cristal, creando un ambiente cálido, aunque todo hay que decirlo, obligando a
los sistemas de climatización a un duro trabajo en los meses más calurosos.
Fotografía de Esteban Gonzalo (1996)
Es un gran contenedor cultural con las Salas Iturbi y
Joaquín Rodrigo como principales, y las gemelas Lucrecia Bori y Joaquín Soler,
como complementarias y en las que también se celebran congresos, conferencias y
otros eventos. Asimismo, hay un recinto para exposiciones, que tras una larga
temporada inactivo prevén reabrirlo pronto, y la sala García Navarro,
construida para ensayos cuando remodelaron la parte baja del edificio en el año
2002.
En un monolito de un jardín lateral se recuerda desde 1989 a
José y Amparo Iturbi, y bajo el acristalado vestíbulo están los bustos sobre
altos pedestales de la soprano Lucrecia Bori y del compositor, escritor y
músico Eduardo López-Chavarri Marco, que les dedicó en 1998 y 1999,
respectivamente, el Rotary Club Valencia Centro.
Según el diario Levante del día siguiente al de la inauguración
el Ministerio de Cultura financió la obra con cerca de 500 millones de pesetas
y el Ayuntamiento de Valencia expropió terrenos y asumió la responsabilidad de
la ejecución de la obra y el adecentamiento del entorno con prolongación de la
Alameda hasta el puente Ángel Custodio.
Trasladaron instalaciones municipales y nuevos edificios
revalorizaron zonas depauperadas desde que las riadas de 1957 destrozaron el
barrio conformado por las calles Peñarrocha y Carles y las zonas aledañas.
La música es el arte más directo, entra por el oído y va al
corazón, según la flautista Magdalena Martínez.
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo,
según el filósofo griego Platón.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel
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