En 1930 se convocó un concurso, y
el anteproyecto lo ganó Vicente Traver, que era arquitecto del Arzobispado de
Valencia.
Estaba inspirado en la cúpula de
la Catedral de San Pedro del Vaticano, con más de 30 metros de diámetro y con
una altura que triplicaba la de la Basílica de la Virgen. Para ello se
necesitaba una importante inversión económica y eso era inviable tras la Guerra
Civil, por lo que fue olvidado.
Valencia no pudo ver realizado este proyecto de Traver, que
afirmaba, que desde el templo se vería “desde Sagunto a la Ribera”.
Texto: Amparo Zalve
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