Imagen del Salvador de Juan de Juanes
Al menos así lo era en 1915 cuando ahora se cumplen cien años
de aquel jueves que sería radiante,
iniciado, dicen las crónicas, mediante el toque del alba en el Micalet a las cuatro de la madrugada. Conocido como el “retorn”, continuó con un volteo de campanas en
todas las parroquias y conventos durante el espacio de una hora.
Desde ese mismo instante, se abrieron todas las puertas con
la incesante presencia de los valencianos ante la Sagrada Mesa más cercana.
Abundan en que a las ocho se celebró la Misa de Renovación
en la Catedral. Y desde la Casa de les Roques, a las nueve, comenzó el traslado
de los gigantes precedidos de “les banderoles”, con la alegría del “tabalet i
dolsaina” para ser colocados ante la puerta gótica.
En el interior daba comienzo la misa solemne, oficiada por el
Arzobispo Menéndez Conde, auxiliado por el Arcipreste e ilustres diáconos. Misa
cantada con la presencia de las autoridades, gobernador civil, alcalde y concejales en un acto que terminó a las diez y media.
Continuaron los actos con un concierto musical en la plaza
de la Virgen, con un extenso repertorio ante el público que se aglomeraba desde al Palau a su Basílica. A las doce comenzó el disparo de una “traca” que se había situado en todo el trayecto
de la procesión, mientras se repetía el volteo de campanas.
Terminada la “traca” llegaba la hora de la cabalgata desde
la Casa de les Roques. A la cabeza, la Senyera tras la que desfilaba el Capellá de les Roques, seguido por una banda de música a cargo de los bomberos. Se continuaba con la Moma, “les dansetes”, diferentes grupos
bíblicos, maestros panaderos y carpinteros más los diferentes gremios con sus históricas banderas.
Continuaba con niños asilados de los distintos centros benefactores.
Finalizaba mediante una representación municipal con los maceros,
la banda municipal y la tradicional “degolla”.
Por la tarde, a las cuatro y cuarto iniciaron la salida las numerosas y clásicas “Roques” desde su lugar de albergue, en un trayecto que terminaba con la subida
lenta del Palau, a fuerza de arrancadas, entre los aplausos del público allí
congregado.
A las cinco partieron de la plaza de la Virgen dos grandes
carros cargados de olorosas hierbas, con las que los jardineros municipales
alfombraron el trayecto de la procesión, que de inmediato inició su salida de la Catedral a
las 17,10 horas, abriendo la marcha la sección montada de la Guardia
Municipal con uniforme de gran gala. Participaron
representaciones de toda la vida social valenciana: civil, política, asociativa, mercantil, militar, en
un acto procesional que culminó con la aparición de la Sagrada Eucaristía en la Puerta de los Apóstoles a las 18,25, desde donde inició su trayecto a paso
triunfal, mezclando el incienso con una espesísima lluvia de flores, mientras el público, fervoroso, hincaba sus rodillas al paso del Jesús
Sacramentado que retornaría a la Catedral a las 20,10.
Fiesta y fervor valenciano que venían celebrándose desde 1355.
Y hasta nuestros días.
Fiesta y fervor valenciano que venían celebrándose desde 1355.
Y hasta nuestros días.
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