Ca. 1970 - En Valencia y situado junto al Ayuntamiento, Establecimientos Barrachina no era la "catedral de la hostelería", pero entre sus muchas secciones, la de su selecto restaurante era el que gozaba con el prestigio de ser nominado por su fantástica bóveda como la Capilla Sixtina, a la sazón, el más prestigioso templo gastronómico en sus primeras décadas.
Ocupaba la popular “Casa Barrachina” todo el bajo de un edificio inaugurado en 1930, convertido desde el primer día en lugar de peregrinación por la variedad de sus ofertas.
Y con sus tiendas anexas de charcutería, helados y en especial los de corte, cafetería y bar con su interminable carta de bocadillos (aún no se conocían como bocatas), “Establecimientos Barrachina” fue la referencia obligada de una época entrañable a la vez que dulce, con sus escaparates de luz surtidos de bombones ante el concurrido desfile humano que acudía a su servicio.
La foto nocturna y por su luminosidad, nos deja imaginar en su interior el artístico techo que atesoraba, pletórico de un glamour propio de entonces.
¡Y qué decir de aquel bocadillo de blanco y negro y con habas!!!
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