Archivo de Rafael Solaz
1944 – El lugar merecía la pena y sentado en la "Fuente de las Cuatro Estaciones” nuestro hombre le dijo al fotógrafo que recreara el instante. La mañana solariega invitaba a ello y el Palacio de Ripalda era el fondo adecuado sito al comienzo de la Alameda. Su cerco almenado protegía el interior de un frondoso jardín, donde la inmensa arboleda daba mayor suntuosidad a la propiedad de Doña María Josefa Paulín y de la Peña.
Habían pasado apenas unos pocos años del fin de la guerra civil. La estancia palaciega había sido objeto de ocupación, y con el paso de los años el "palacio de cuentos de hadas" iba a entrar en un proceso de degradación tal, que le llevaría al fin de sus días.
Construido entre 1889 y 1891 por el arquitecto Joaquín Arnau junto al Huerto de Monforte, cercano al del Santísimo e inicio del Camino de la Soledad, ante la Alameda, el Palacio de Ripalda creó en la zona un halo de ensueño, y su fascinación se ha instalado en la postal de recuerdos sumido con el magnetismo de leyendas urbanas tras su derribo en 1967.
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