Archivo de Rafael Solaz
Que las fallas sean “arte e ingenio” nos lo indica nada más ver sus monumentos tras la "nit de la plantá", en cuanto a la belleza que albergan, queda manifestada por la mujer valenciana, de peineta y espolín, con su mayor disfrute al pasear su garbo con un ramo de flores por las calles de la ciudad.
La fiesta tiene su mejor embajadora en la “Fallera Mayor”, su máxima representación y protagonista en la “crida” con su invitación universal a los días josefinos.
El primer año de su proclamación fue en 1931 y se le reconoció como Reina Fallera. Vicenta Montoro y ya como Fallera Mayor, fue elegida entre cinco candidatas en el marco de los Jardines del Real, un 23 de julio de 1934 con su Corte de Honor formada por Carmen Sarriá, Ascensión Valero Chuliá y Carmen Santonja.
La merecidamente considerada como Belleza Valenciana de aquel lejano año, pertenecía a la comisión de Ripalda-Beneficencia del castizo Barrio del Carmen.
La Fallera Mayor, que reina por un año, participa con gran distinción y desde su nombramiento en un extenso programa de actos que culminan en la "nit de la crema".
Noche de fuego y de lagrimas, recuerdos de un reinado que nunca perece.
Fuente: Javier Mozas Hernando
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