Archivo de José Huguet
Tartanas y carrozas, landós, carros y tranvías. Hubo un tiempo, de ello hace muchas décadas, que ocuparon calles, plazas y caminos que en su cotidiana tarea urbana daban vida al pulso de la ciudad.
Y en su quehacer han ocupado portadas de revistas y prensa, han motivado exposiciones y sus muy variados modelos han saciado el apetito de los coleccionistas mediante cuadros, fotos y miniaturas como particular homenaje a la relevancia que adquirieron por su aportación indispensable.
Pero semejantes útiles de madera, ensamblados por clavos, hierros y cuerdas, hubieran sido objetos inservibles sin la presencia de un dócil animal, el gran protagonista durante decenios del mundo escénico urbano.
Sirva la imagen hacia 1900 que discurre por la calle Játiva frente a la plaza de San Agustín, para este sencillo homenaje al servil caballo, que siempre ha estado en un segundo término pese a ser el primero en su esfuerzo.
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