El presente anuncio corresponde a 1933. Recoge uno de los elementos que darían carácter al banco: sus huchas. Éstas eran distribuidas entre los clientes que las solicitaban, constituyendo todo un sistema de ahorro en la planificación económica familiar.
El ahorrador introducía las monedas y cuando comprendía que ya estaba llena acudía a la entidad para que, con una lleve maestra, abriera la hucha y extrajera todas las monedas. El cliente tenía dos opciones, o retirarlas o ingresar el importe total en su cuenta.
Este sistema constituyó uno de los métodos más eficaces de ahorro. También lo establecía la Caja de Ahorros y Monte de Piedad.
Qué lástima que dos entidades tan valencianas hayan desaparecido del panorama y capital autóctono. Ahora las dos ya no tienen nada que ver con sus principios.
Ni huchas, ni piedad.
Texto y foto de Rafael Solaz
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