Archivo Municipal
1350 Ca. - La que fue conocida como “Casa de la Ciudad”, estuvo muy ligada a la historia del “cap i casal”, tanto en cuanto su anecdotario es rico en acontecimientos. De inmediato a su Reconquista, Jaime I creó los Jurados que rigieron la Ciudad, en un principio establecidos en diferentes sedes de los alrededores de la Seo.
A mediados del siglo XIV los Jurados
consiguieron del rey Pedro II el Ceremonioso, también conocido como el del “puñalet”, la cesión del antiguo Palacio
de Vidaure, residencia de Doña Teresa Gil de Vidaure (noble dama aragonesa de
quien Jaime I se había apasionado y tomada en secreto como tercera esposa)
lugar que había sido de festines cortesanos y con gran pompa, limitado entre
cuatro calles: Caballeros, Hierros, Baylia y Reloj Viejo. Edificio que había sido adoptado en un principio como Ayuntamiento, en el año 1311 por orden de Jaime II.
El edificio se fue adaptando en los años a las
necesidades de los ediles, perdiéndose su anterior suntuosidad de
reminiscencias arquitectónicas árabes, llena de fascinación.
Desde el primer momento y por decisión del
Conquistador, también fue lugar de cárcel hasta el siglo XVI. No obstante, en
su interior, se procuró la dignidad que le correspondía, con su pavimento
marmóreo de las canteras de Porta Coeli, arcos góticos, capiteles, rico
artesonado, vestido a la sazón con una importante pinacoteca real, y escudos de
armas de la nobleza de Aragón, de Castilla y demás dominios soberanos,
destacando el Salón del Consejo o Sala Daurada, con su magnífica techumbre
artesonada, en la actualidad restaurada en el Consolat del Mar de la Lonja, con
su espléndido balcón corrido de forja a la calle Caballeros, con dos torres en
los flancos y sus cuatro puertas principales, situadas cada una de ellas en sus
cuatro frente laterales.
Un voraz incendio en 1585 consumió gran parte
de su archivo documental, así como su ornato, al parecer debido a un fuego
iniciado por los presos que fueron trasladados a otros lugares de presidio.
Pese a su restauración y posteriores reformas, la Casa de la Ciudad entró en un
proceso de degradación por el abandono de gran parte de su interior con cortinas de silencios.
Debido a otro incendio, finalmente, el Consistorio, albergado en el viejo caserón, fue trasladado a la Casa de la Enseñanza de la calle de la Sangre, en un proceso que culminó torno a 1860.
Debido a otro incendio, finalmente, el Consistorio, albergado en el viejo caserón, fue trasladado a la Casa de la Enseñanza de la calle de la Sangre, en un proceso que culminó torno a 1860.
Interesante e instructivo comentario. Buen día Jluio para ti y para todos. Un abrazo. Gregorio
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